Los dos elegimos

Es muy común hablar, en el noble arte de encandilar a las damiselas, ligoteo, emparejamiento, actos de reacción social/sexual, como cojones queráis llamarlo, entrar en la fútil cuestión sobre si los que elegimos somos los tíos o las tías, la parte activa o la pasiva (sea cual sea cada uno). Asumiendo el rol de que son ellas las pasivas y nosotros los que ‘atacamos’ (repito, suponiendo eso, que ya saltará alguna para decirme que no tiene por qué ser así, y le daré la razón), acabarán diciendo que son ellas realmente las que eligen, que en todo caso preseleccionan y nos dejan jugar para que creamos que somos nosotros quienes las hemos conquistado.

A meterse en el análisis de la lucha de sexos también se le suele llamar meterse en camisas de once varas, tarea comúnmente considerada tan inútil (e íntimamente relacionada con la lucha de sexos) como es determinar si la tapa del váter debe quedar cerrada o abierta o el papel higiénico del lado de la pared o por fuera.

Pero vamos a ver, ¿realmente elige la parte activa o la parte pasiva?

Vamos, que si nos ponemos tontos lo podemos analizar con álgebra booleana, y recordar esas historias tan bonitas de 2º de EGB acerca de la intersección, unión y diferencia de conjuntos, (sin olvidar, por supuesto, el conjunto vacío :) Segun ello, da igual en que orden se realice la elección, solo se va a tomar la opción en la que ambas partes estén de acuerdo, y da igual quien escoja antes: solo vale la intersección de ambas selecciones individuales. Tal vez tal intersección no exista, no se produzca con éxito el acercamiento. Solo funciona si ambas partes están de acuerdo.

ilustrándolo con un sencillo ejemplo; con otra persona quieres ver una peli de tu inmensa colección de divx:
-¿Cual de estas 3 peliculas quieres ver?
-No, elige tú, ya me tocó la otra vez a mi
-Si, pero yo ya he elegido estas 3 de entre 50

Solo el primero sabe los descartes que él mismo ya ha hecho, sin embargo al llegarle el turno a la segunda parte esta hace sus descartes delante del otro: parece que el segundo tiene la sarten por el mango y es él que decide admitir o rechazar las alternativas que le dan, parece que es él quien elige. Es el primero quien se tiene que enfrentar a la humillación de ver como sus sugerencias se rechazan, mientras que el segundo es inconsciente de las alternativas omitidas, ya que las que le ofrece el primero solo suponen una visión sesgada. Viene a ser la misma situación que para una entrevista de trabajo, un examen o un casting de Operación Truño. Vale que ellos, los ‘jueces’ que están ahí sentados mirando, eligen admitirte o no, ¿pero no es verdad que tú también has elegido presentarte?

De hecho, incluso la parte activa ha tenido mas influencia. Es su rasero el que ha determinado la elección, y de él depende subirlo o bajarlo para tener más o menos opciones de éxito. Si de 50 casos una parte solo está dispuesta a admitir 3, es posible que la otra no esté dispuesto a admitir ninguna de esas opciones, que no coincida; o en su defecto que acceda, aunque de mala gana. Depende del nivel de transigencia o tolerancia de cada parte. Y una vez que ha habido encuentro, el resto es negociar, conversar, llegar a un acuerdo que beneficia a ambas partes, bajarse del burro… numerosas formas de llamarlo.

La cuestión de siempre, ¿buscar, o esperar a que aparezca solo? ¿Quedarse quieto y esperar que llamen a la puerta, o moverse y tomar la iniciativa?

Aunque, total, para acabar a las 6 de la mañana con siete copas encima y tirarle a todo bicho que se menea, incluyendo orcos de Mordor… Asi si, es la otra parte las que elige. No hay duda.

Formula 1
“…aguantan más tiempo sin hacer el amor que sin internet”

6 comentarios en “Los dos elegimos

  1. Rufo eso es como en una relación sadomaso ¿quién domina el que pega o el que recibe los golpes? Yo siempre he opinado que quien lleva la batuta es el que recibe los golpes, ¿no crees? Es quien pone el límite de la situación, en caso contrario todos estarían muertos de las palizas que recibirian. Y desde luego prefiero buscar mi suerte a que me llame a la puerta, porque esa suerte nunca va a llegar.

  2. Pingback: MienteMe » Blog Archive » La evolución es una tia bastante mona

  3. Los chicos atacan, pero existe un trabajo de atracción que normalmente pasa desapercibido.

    Nosotras somos más sutiles. Bombardeamos al sujeto en cuestión con multitud de mensajes subliminares, miradas, gestos, recavamos información entre su entorno directo e indirecto…Todas estas acciones son inapreciables para el individuo XY, pero poco a poco van calando en su subconsciente y desembocan en que éste se acerque a la XX para abordarla. De esa forma, os hacemos creer que sois unos triunfadores y los mejores ligando, pero las que extienden la telaraña realmente somos nosotras. ;)

    He de decir que este post se ha ido fraguando a base de varias discusiones (en el mejor sentido de la palabra) al respecto. Nunca alcanzaremos una verdad absoluta, pero al menos, podremos entendernos un poco mejor.

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