Seguir consejos

No se por qué, pero últimamente me vengo dando cuenta que la aparente capacidad que tengo para analizar las cosas no me sirve para tener una visión crítica e inconformista acerca del mundo, y concretamente de las personas. Yo no serviría para escribir letras de rap, ser un revolucionario o un radikal o tener una columna en un periódico llena de tacos y bilis a la Perez Reverte. Sino que suelo intentar encontrarle una explicación, mi particular explicación a las cosas. Dicho sea de paso, siempre muy al estilo de Eduard Punset: todo comportamiento social tiene una explicación biológica y/o evolutiva, y la mayoría de las veces bastante razonable. No me gustan los interrogantes abiertos, me gustan las respuestas (que eso si, debo matizar, nunca son respuestas inamovibles: no me gusta postular, solo busco quedarme tranquilo, al menos por el momento). Pero las respuestas que encuentro suelen ser apestosamente conformistas.
Dice el dicho que todos los WTF! del mundo tienen un por qué, para bien o para mal. Por muy sorprendente que sea algo, siempre hay una explicación. Que no necesariamente bella. Pero no me gusta quedarme con la sorpresa, con el comentario vacío acerca de ver cuanta gilipollez hay en el mundo, sino intentar imaginarme la causa de cada mierda. Lo vuelvo a repetir una ultima vez en otras palabras, me lió a darle vueltas a algo y nunca suelo pensar ‘esto está mal, debería ser cambiado’, sino ‘esto está mal, pero  la puñetera verdad es que hay una (buena) razón para que sea así’. Una pregunta paradigmática y que lo resume todo es: ¿Por qué hay tanto gilipollas suelto?. Pues hasta eso tiene una explicación (la respuesta a mi entender empieza porque tú y yo también somos -un poco- gilipollas)

(Justo el post que precede es uno de los pocos ejemplos en los que me expreso de forma contraria a lo que comento arriba: no arrojo la pregunta por el gusto de que os la planteéis, sencillamente quiero que me ayudéis a buscar una respuesta que soy incapaz de encontrar, o al menos, a arrojar algo de luz sobre el asunto. Que en este caso era ¿como es que hay quien defiende los cultivos biológicos como colmo de la sostenibilidad, a todas luces incompatible con el propósito de paliar el hambre y mantener nutridas a 6500 millones de personas?, ¿Que tipo de sostenibilidad pretende ser esa, necesitar el triple de hectáreas y cuidados para alimentar a una persona?)

Y supongo que esto también tiene que ver con lo poco que me gusta criticar, o al menos hacerlo sin aportar ideas o soluciones. No voy yo soltando enunciados sin pensar en lo que implicaría solucionar algo y ver si no sería un mal mayor arreglarlo. Porque sé lo que jode estar haciendo algo y tener que decir ¿y crees que no sé que está mal?. 100 veces tiene más valor el que está ahí haciendolo que el que lo critica

Esto para preguntas referidas a posturas políticas es bastante coñazo, como idealista que soy a veces me veo obteniendo respuestas ubicadas en lugares que no me gustan, respuestas cínicas, simplonas, feas, intento huir de ellas. A veces consigo salir, darme cuenta de por qué tampoco es así y por qué ‘ellos’ están equivocados, otras me quedo atascado y no me queda otra que asumir que ciertas cosas del mundo son asquerosas tal como las pintan. El único principio que me vale es el de que ‘todo es relativo’. Como ventaja en cualquiera de los casos, me sirve para entender la postura y las razones de los votantes de otros partidos políticos…

(…)

Pero volviendo a hablar de las personas, muchas veces he pensado como sería ‘el comportamiento ideal’ de una persona. Por ejemplo, digamos que ojalá no existiera la mentira: eliminemosla. Pongamos que vamos a programar la mente de un cyborg, para que interactue con el resto de personas de igual a igual. Ha de tener empatía, ha de desenvolverse en sociedad, ha de tener exquisitos modales… en resumen, ha de representar todas las virtudes y todo a lo que una persona debería aspirar. Empecemos por el principio: lo haremos absolutamente sincero. Pues mal. Imaginad, sería en exceso cargante cuando empiece a dar largas explicaciones sobre todo. En otras situaciones se encontrará con conflictos internos (ordenes contradictorias) de los que forzosamente deberá mentir para salir. Finalmente, su sinceridad dañara en muchas ocasiones los sentimientos de los demás, más adelante nadie querrá acercarse a él, y acabará solo. Resultado: hemos de hacerlo capaz de mentir, es decir, la mentira es necesaria, tiene una función. Y esto vale tanto para el robot, como para nosotros. No se si os vale mi explicación, a mi por el momento me lleva a esa conclusión.

Aquí va otro ejemplo (que es verdaderamente de lo que quiero hablar desde el principio: todo lo de antes era introducción ;P) de otra de las cosas a las que le he encontrado una explicación, a pesar de ser una putada: la negativa grabada a fuego que tenemos los humanos a seguir consejos. Desde un elemental ‘no metas un plato de vidrio en el horno que se parte’ a un vago ‘estudia mucho o te acordarás cuando seas mayor’ pasando por un clásico como ‘ponte el cinturón’, casi nunca hacemos caso. Alexliam escribía hace unos meses uno de los post más cojonudos que he leido en bastante tiempo, hablando justo de eso: la puñetera manía que tenemos los humanos de no seguir los consejos de los demás, de no aprender de la experiencia ajena; de tener la puta costumbre de querer comprobarlo todo nosotros mismos. Y la clave de por qué lo hacemos: aparte de por pura curiosidad, lo hacemos por el jodido orgullo, por la excitación que nos produce pensar que podemos demostrar que el viejo que nos habla, veterano y experimentado, estaba equivocado, que nosotros somos más listos, que él lo hizo mal, que nosotros lo haremos mejor y estamos siendo los primeros en averiguar el nuevo camino, en el que otros antes habían fracasado. Que podemos hacer la comida sin romper el plato, que podemos tener dinero sin haber estudiado, que podemos correr mucho y no hacernos daño.

Intentaré resumir una gran anécdota que implica un amigo mio (que obviamente no voy a nombrar en este caso), ilustra a la perfección este lo que cuento acerca de querer experimentar las cosas en carne propia: la historia acaba felizmente, sin rasguños y según tengo entendido, con poco más que un parachoques reventado. Os juro que la historia es real. El colega, tras una noche de farra, y con examen a la mañana siguiente, se le ocurrió pegarse una ducha a eso de las 7 de la mañana y puesto que todavía se veía fresco, cogió el coche para acercarse a la universidad. En el camino se encuentra retenciones, frenando y acelerando, y entonces su científica mente de ingeniero se hace la pregunta: “¿Como es posible que la gente se quede dormida ante una tarea que requiere tanta atención como conducir? ¡Es imposible dormirse!”. Así que decide hacer el experimento paso a paso: reclinar primero el asiento, subir la calefacción, sujetar el volante con dos dedos, cerrar cada diez segundos los ojos. Paso a paso. Os imagináis como acaba la historia: una de las veces que cerró los ojos no los volvió a abrir, y lo siguiente es estamparse contra el coche de delante, que conducía un general retirado del Ejército, y acaba todo más de buen rollo de lo que probablemente merece la historia. Como dice el cardiólogo Valentin Fuster, lo mejor que le pasa a la salud de muchas personas es un infarto: mejor un susto a tiempo. Por supuesto igual que mi amigo se estampó contra el de delante, se podía haber comido uno que venía de frente. (Lo peor de la historia es que aunque es de lo más gordo que le ha pasado, a ninguno de los que le conocemos nos sorprende  viniendo de él. Con el mayor aprecio lo digo, tio, que seguro que tarde o temprano lees esto).

Pues oiga, es jodido, pero es verdad. La mayoría de las veces nos pegamos la hostia, pero eso está ahí. Es una de las características del ser humano: no hacer caso cuando nos dicen ‘no sigas por ese camino’. Porque vale que la mayoría de las veces tienen razón cuando lo dicen, pero ¿Que hay de cuando se equivocan? ¿Que hay de aquel que triunfa, de aquel que abre ese nuevo camino? ¿No es gracias a esos valientes, inconscientes, y sobre todo suertudos del copón (porque lo que han tenido también es mucha suerte los jodios) los que netamente han hecho avanzar a la humanidad? ¿No han sido esos pequeños progresos los que nos han permitido al resto seguir adelante?

De todas formas, hoy escribo estoy por lo que lo escribo: ojala hubiera seguido unos cuantos consejos. Ojala no se me hubiera llenado la cabeza de pajaros, ojala hubiera hecho las cosas en orden, ojala hubiera tirando en linea recta para pasar por donde tengo que pasar, ojala no tuviera 24 años, ojala tuviera la puta carrera acabada…

Ana Rosa trae cola. Mucha cola.
Alimentos biológicos, sostenibilidad, transgénicos, hambre, superpoblación.

4 comentarios en “Seguir consejos

  1. Tío, no te ralles. Termina la carrera y no te bloquees, que no eres tan mayor. Si hubieses seguido un camino “recto”, seguramente te quejarías de ser un alienado o algo así. La cuestión es quejarse y pensar “qué habría sido si…”. Nos pasa a todos, vamos

    • Nada hombre, gracias por la preocupación pero por el ultimo parrafo tenía más de lírica que otra cosa, mas por darle un final al post. Que no significa que no sea verdad, que es cierto que estoy harto de mi situacion actual, pero sin dramatismos, de todas formas agradezco tu preocupación, y la del resto (que no has sido el único). Saludos :)

  2. Pingback: Cosas que piensa uno a los 25 | Ración Individual de Personalidad

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