Mis películas de los 90 y fin (parte 4 de 4, 1998-99)

Va, la última parte de esta serie de entradas. Ya hasta le tengo miedo si alguna vez me pongo a hacer la de los 80…

 

El Gran Lebowski

-“Me ha dicho que escoja la alfombra que quiera”

Los Coen… ay, los Coen. Tienen ese nosequé que qué se yo, que cada vez que ves una película suya no sabes si es una genialidad o una patata (que es lo que por ejemplo me pareció Quemar después de leer). Desde luego su humor es inconfundible, y el talento que tienen para arañar la cochambre de la sociedad, recreando personajes tan estrafalarios como pintorescos al tiempo que creíbles, es único. Pero ¿por qué precisamente el personaje de Jeff Bridges (y John Goodman,, y Buscemi, y Turturro), y no otros, son los que se ha convertido en unos de culto?

Quizás por que con su actitud, Lebowski nos da una lección a todos, nos escupe a la cara una pregunta muy sencilla: ¿De qué pollas vais? Un apostol de la tranquilidad que con facilidad ha ganado adeptos. Creo que es del tipo de películas que hay que ver para tener una perspectiva más amplia, para entender un poco mejor (con humor) cómo funciona el mundo.

 

SALVAR AL SOLDADO RYAN

-“Solo sé que cada vez que mato me siento mas lejos de casa”

Moralista, sensiblona, y con la estampa de ‘americanada’ que se hace insoportable para algunos. Hasta me ha costado encontrar una buena frase para introducirla. Es cierto, los americanos a lo suyo, tergiversando la historia, presentandose como salvadores del mundo (incluso a nosotros, los españoles, nos gusta mucho hablar del frente occidental, mientras que donde estuvieron las hostias fue en Rusia), contando una historia que aunque pudo haber sucedido, ronda la inverosimilitud, y si se tratase de hablar en esta película de algún valor histórico didáctico, este quedaría por lo tanto anulado. ¿Salvan entonces los famosos primeros veinte minutos la película entera?

Yo lo veo así: generaciones enteras de niños han (hemos) crecido viendo la guerra como algo emocionante, de videojuego, lleno de épica y emoción, algo que en algún momento nos ha podido hacer pensar lo ‘divertido’ que sería ir con un fusil matando gente. Alguien puede decir que Salvar al Soldado Ryan frivoliza la guerra (¿más de lo que han hecho Stallone o Norris?), y lo hace porque Spielberg es un director comercial. A mi me parece que hace justo lo contrario. La acerca, la acerca hasta donde el mismo cine, como medio, lo permite.

El simbolismo, la elipsis o la sutileza son recursos narrativos muy meritorios, que bien usados ensalzan el valor de una obra, pero que por desgracia solo son captados por el público iniciado y más letrado. Por eso creo que es necesario, a veces, ser explícito. Lo que creo que esta película ha conseguido es que a muchos se nos quitasen las gilipolleces de niñato (a niños y no tan niños) y sintiéramos la cosa más parecida posible a lo que era ese horror.

Y de nuevo, al igual que ya hizo Spielberg en La Lista de Schindler, hace uso de su tirón comercial para traernos al cine al ver la cinta, pues no todo el mundo se ha dignado en detenerse a ver Senderos de Gloria o Masacre: Ven y Mira.

Hablando ya únicamente de la primera escena, no se trata solo del despliegue técnico (solo el sonido hace ya el 50% de la experiencia): Spielberg sabe que es lo que tiene que hacer para que comprendas, o al menos creas que puedes imaginar, cómo pudo ser estar aquella mañana en aquella playa de Normandía. Tanto, que casi se puede decir que lo que Spielberg y su equipo hicieron fue encontrar la receta, la formula exacta en la que se debe mostrar la guerra, en su vertiente explícita, en una pantalla de cine.

El resto de la película puede ser mas o menos grande (vamos, que alguien me ponga en duda, por ejemplo, toda la escena que sigue a la muerte del personaje de Ribisi, si tiene huevos), pero esos 20 minutos por si solos, para mi, salvarían la totalidad de la película muchas, muchas veces.

 

Los Amantes del Circulo Polar

Aviso: spoilers masivos (salta a la siguiente película si te apetece)

-“Ya no quedan casualidades buenas. La culpa es mía, que las gasté muy rápido”

Cuidado con esta película. Es preciosa, tal vez, demasiado preciosa. Tan preciosa… que se me escapa como a alguien puede gustarle, en el sentido estricto de la palabra. Igual que pasa con otras dos películas a las que un día les quiero dedicar un post, y que no voy a citar ahora (pues de hacerlo os estaría destripando indirectamente su final)

Recuerdo haber leído que Medem cogió una depresión tras hacerla, por la ‘patada al pecho’, por decirlo así, que le metía al espectador. Y que se sentía culpable por ello. Y de ahí que su siguiente película fuera ‘Lucia y el sexo’, donde a pesar de lo trágico de la historia, se inventa un retruécano para imaginar una especie de final feliz, por llamarlo de algun modo. No sé si es una historia apócrifa pero me la creo, me apetece creermela. No son los finales felices los que se recuerdan. Se disfrutan una vez, reconfortan, y luego ya no hace falta volver a visitarlos. Son los trágicos los que marcan. Son los que te hacen volver a ver la película, esperando y deseando que esta vez, el final sea diferente… ¿Estoy reduciendo la película al final? Seguramente, pero ni hablaría de esta película si no me hubiese gustado tanto. Por desgracia, no creo que pueda hacer un análisis más exhaustivo, porque encuentro difícil que alguna vez tenga el cuerpo de querer volver a verla.

 

Una Historia Verdadera

-“Sé separar el grano de la paja y dejar que las cosas pequeñas se las lleve el viento”

No acaba de ser David Linch un director que me enloquezca. Claro que es interesante, como cualquiera que le de al tole tole con lo de los sueños, pero que le vamos a hacer. Cuidado, que ojala todos los directores tuviesen el un universo interno tan rico como el suyo, ojala todos se preocuparan tan poco como él de si el público entiende o no sus películas aunando eso con capacidad financiera para seguir haciéndolas. Cosas ilógicas, si, pero que solo un buen director, de su mismo calibre se le puede perdonar, pues sabemos que locazas dispuestas a rayarse y a incordiar al personal hay muchas (y alguna he conocido en persona… alguna vez he pensado en hablar sobre él, pero ya sabéis, no quiero ser demandado) Volviendo a hablar de Lynch, a quien de verdad le gusta su cine, es precisamente la principal virtud que señalan de él, lo libre que es… pero en fin, en lo que a mi respecta, su cine es de ser cómplice y dejarse llevar, y de momento, no me dejo... Pero en esta película abandona casi todas su ‘manías’, y muestra abiertamente a cualquiera el gran narrador que es.

Y cuenta, de la manera más sencilla posible, la historia real de un sencillo hombre, Alvin Straight (juego de palabras con lo de ‘The Straight Story’, el título original): un agricultor anciano, que está en las últimas, decide visitar a su hermano enfermo, con el que hace años que no se habla. Para ello, no le queda otra que echar mano de su cortacesped, pues es la única forma de redimirse, y recorrer los seiscientos kilómetros que les separan. Contado así, suena a coñazo insufrible de telefilme vespertino, por eso, dejo la palabra a los de Blogdecine, que se extienden y explican mucho mejor que yo.

Conmovedora, hermosa, la recomiendo insistentemente. Bonita, muy bonita.

 

El Gigante de Hierro

-“Tu eres lo que eliges ser”

Qué pena. Que pena que este tesoro de la animación no tuviera más eco, más éxito. Recuerdo que, sin saber absolutamente nada de ella, solo los treinta segundos del anuncio de televisión bastaban para ponerme los pelos de punta. En ese sentido, chapeau por el publicista, pues lo que me transmitía y prometía aquel anuncio es exactamente lo que recibí al ver la película. Pero aunque aquí la publicidad fue buena, se ve que no fue igual en los EE.UU., y allí fracasó en taquilla.

En esos treinta segundos ya se podía atisbar una evidencia: El Gigante de Hierro bebía de E.T. Y al igual que aquella, trasciende géneros, épocas, edades y culturas. Ambientada en uno de los momentos más tensos de la Guerra Fría (con el lanzamiento del Sputnik de fondo), se trata de una maravillosa historia de amistad entre un niño y un ser misterioso, inocente, y bondadoso llegado del espacio.

Ahora, con copiar esos elementos no basta para hacer una gran película (¿alguien se acuerda de ‘Mi amigo Mac’?). Pero cuando está bien contada… Y El Gigante de Hierro está contada de maravilla. Con unos personajes tan graciosos y entrañables es imposible no rendirse ante ella.

 

Trabajo Basura

-“Y… y… y… prenderé fuego al edificio”

Supongo que estrictamente hablando, no una película destacable. No se puede hablar de grandes actuaciones, de música o fotografía legendarias. Pero es que, exactamente igual que su protagonista, le da igual. No es eso lo que pretende. Posiblemente sea esa sencillez, esa falta de pretensiones parte de su encanto.

Si, un poco geek, inevitable que un nicho muy especifico la abrace y la califique como película de culto, automáticamente. Cosa que tampoco entiendo, porque me parece un humor universal, más cuando tanta gente tiene aburridos trabajos similares, sin necesidad de que sea algo relacionado con ordenadores. Ni soy informático ni trabajo en una oficina, pero tiene ese tipo de cosas que reconoces sin necesidad de haberlas experimentado. De un absurdo esperpéntico que solo merece una descripción: como la vida misma. La famosa escena de la impresora es solo una más de las tantas geniales que tiene. Hilarante.

El Club de la Lucha

-“No hemos vivido una gran guerra, no hemos vivido una gran depresión. Nuestra única depresión son nuestras vidas”

Si decían que Matrix era la primera película del siglo XXI, El Club de la Lucha es la última del XX. Ahora, a mi contadme lo que queráis, pero El Club de la Lucha es una comedia. Negrísima, pero comedia. Ni si quiera sé si calificarla de sátira, porque no critica, sino que directamente se rie. Se rie de la sociedad de consumo, del materialismo, de la deshumanización… pero es que esas cosas quedan en segundo plano, esta película es pura locura, desvergonzada, atrevida, le da igual todo, igual que a Tyler Durden. Se rie de todo, Tyler Durden es la sangre convertida en acido de batería que corre en nuestras venas, es la lejía vertida sobre nuestras llagas, es el perro al que se refiere el Jocker de Heath Ledger, que persigue coches, pero no sabría que hacer si ‘cogiese’ uno. Es un agente del caos.

Si a eso le sumamos dos actores que parecen nacidos para esos papeles, un guión repleto de frasacas para la historia, y uno de los directores visualmente más fascinantes que existen, tenemos esta obra maestra absolutamente imprescindible para entender nuestra generación.

Y, por cierto, en esta película se pronuncia la linea que da título a este blog.

 

Star Wars, Episodio I: La Amenaza Fantasma

-“¿Estás seguro de esto? ¿Confiar nuestro destino a un chico que apenas conocemos?”

Bien que para los que llevaban esperando 16 años, fue un poco una decepción, bien que fue más bien blandita, infantil, plana y anodina, por no hablar de lo nefasto que es Lucas como director de actores. Seguramente si yo hubiera sido un poco mayor cuando se estrenó, no le guardaría el mismo cariño. Concedo la razón a prácticamente todas las críticas que se le suelen hacer, pero que quereis que os diga: la sigo disfrutando como el primer día.

Tenía 15 años cuando ‘La Amenaza Fantasma’ llegó, y sigo teniendo 15 años cada vez que la veo. La carrera de vainas es insuperable y la lucha de espadas es la mejor de la saga. Cualquier cosa que siga diciendo es ya solo repetir lo que ya he contado aquí. Intocable.

 

Matrix

-¿Que está haciendo?
-Está empezando a creer”

Revolucionaria. Controvertida. Pretenciosa. Atrevida… Allá cada uno, pero aquí, en este blog, hablar aquí de Matrix es ya solo un ejercicio de repetición.

Igual que he escrito esta serie de entradas como un ajuste de cuentas que tengo con esas películas sobre las que nunca he escrito nada, sobre Matrix poco más tengo que contar. De hecho, os habréis dado cuenta que de hecho ya la he mencionado varias veces en esta serie de entradas. Lo digo pues sin ambigüedades ni adornos: Matrix es la experiencia más grande que he tenido en una sala de cine. Tal vez si digo que la primera página web que hice, se la dediqué a Matrix, debería ser suficiente. Con enlazar el último de los artículos que le he dedicado (que al final tiene una lista de enlaces al numeroso resto) puedo aquí darla por servida. Pocas cosas más se me ocurren decir sobre ella.

 

Y con Matrix, de momento, acabo con los 90. Seguramente echáis de menos muchas otras de esa década, así que señalo unas cuantas que sigo recomendando (en orden cronológico) pero me he dejado en el tintero; sirva también para hacer notar mis carencias, pues sé de muchas películas que me han recomendado insistentemente y no he visto aún, lo que abre esta lista a ser ampliada. Ahí va pues la lista extendida:

  • El marido de la peluquera, 
  • La Caza del Octubre Rojo, 
  • Cyrano de Bergerac, 
  • Ghost, 
  • El Silencio de los Corderos, 
  • Le llaman Bodhi, 
  • Delicatessen, 
  • El Cabo del Miedo, 
  • Bailando con Lobos, 
  • Uno de los nuestros, 
  • El Último Boy Scout, 
  • Reservoir Dogs, 
  • Sin Perdón,
  • Algunos Hombres Buenos, 
  • Pesadilla antes de Navidad, 
  • Clerks, 
  • Atrapado en el Tiempo (El Día de la Marmota), 
  • Sin Miedo a la Vida, 
  • El Rey León, 
  • Ed Wood, 
  • Mentiras Arriesgadas, 
  • La Máscara, 
  • Días Extraños, 
  • Desperado, 
  • Doce Monos, 
  • La Jungla de Cristal 3, 
  • Marea Roja, 
  • Waterworld, 
  • El Día de la Bestia, 
  • Powder, 
  • Smoke, 
  • Trainspotting, 
  • Leaving las Vegas, 
  • Cube, 
  • Contact, 
  • Esfera, 
  • El Quinto Elemento, 
  • La Vida es Bella, 
  • Men in Black, 
  • Ronin, 
  • Miedo y Asco en Las Vegas, 
  • Lock & Stock, 
  • Dark City, (mi crítica -y comparación con Matrix-, en Filmaffinity)
  • American History X, 
  • Bulworth, 
  • American Beauty, 
  • El Proyecto de la Bruja de Blair (mi crítica en FilmAffinity)
  • Como ser John Malkovich

 

Siguiente parada, no se para cuando: los 80.

 

Parte 1 (1990-94)

  • Desafío Total
  • Eduardo Manostijeras
  • Terminator 2
  • Dracula de Bram Stoker
  • El Último Mohicano
  • La Lista de Schindler
  • Demolition Man
  • Parque Jurásico
  • León, el Profesional

Parte 2 (1994-96)

  • Pulp Fiction
  • Cadena Perpetua
  • Forrest Gump
  • Toy Story
  • Braveheart
  • Apolo 13
  • Antes del Amanecer
  • Seven
  • Heat
  • Ghost in the Shell

Parte 3 (1996-98)

  • Los Puentes de Madison
  • El Indomable Will Hunting
  • Martín (Hache)
  • Mejor, Imposible
  • Gattacca
  • Starship Troopers
  • Titanic
Cowboys y Alienígenas
Mis películas de los 90 (parte 3 de 4, 1995-97)

7 comentarios en “Mis películas de los 90 y fin (parte 4 de 4, 1998-99)

  1. Pingback: Mis películas de los 90 (parte 1 de 4, 1990-94) | Ración Individual de Personalidad

  2. Pingback: Si sangra, podemos matarlo. Depredador (1987) (1 de 2) | Ración Individual de Personalidad

  3. Pingback: Mis películas de los 90 (parte 3 de 4, 1995-97) | RIdP

  4. Pingback: Mis películas de los 90 (parte 2 de 4; 1994-95) | RIdP

  5. Pingback: Ración Individual de Personalidad: Diez Años | RIdP

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