Islandia (2)

(viene de aquí)

Vamos a hacer un trato. Ya dije que me intención era hacer muchos post del viaje, pero que queréis que os diga, es que tampoco hay grandes anécdotas, descubrimientos, revelaciones o epifanías. Que todo eso corresponde al viaje intimo e introspectivo, supongo, que necesita su reposo, pero como dejé caer, no ha sido el-viaje-que-le-debo a Islandia (cuidado, que no es una queja de este). Pero no quiero confundiros, Islandia es tan impresionante como la venden, a donde voy es que no es tanto lo que tengo que contar sobre ella, como lo que quiero enseñar.

Así que lo mejor que se me ocurre es soltar la chorraera las fotos (lo digo para que no os asusteis por la aparente longitud de esta entrada), y si acaso añadirles comentarios ¿no?

Camino a Lambhus

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Pero antes esto debe de ir acompañado de una aclaración: en este viaje he estrenado cámara. Reflex, por fin.  La más pequeña entre las pequeñas, pero reflex al fin y al cabo. Despues de 8 años haciendo el monguer con compactas, ahora ya no tengo la excusa de que si una foto es mala es ‘porque la cámara no daba para más’. Y como un niño con su regalo de reyes, la susodicha camarita casi me ha hecho el viaje. Vamos, que materialistamente admito que me ha marcado la diferencia. Lo mismo me respondéis ‘bueno, aunque no tuvieras la cámara te hubieras quedado con el recuerdo y las sensaciones’. Si, pero (y recordando que el viaje se hizo con ciertas prisas), he disfrutado casi tanto con las horas que me he tirado explorando y limpiando la jartá de fotos que salieron de esta fantástica cámara, y buscando información sobre los lugares donde las disparé, como con esos -pocos- momentos que tuve de tranquilidad, para hacer mi fotografía mental de esas sensaciones, esas si, realmente imborrables.

También tengo que indicar que muchas de las fotos tomadas desde en la carretera son de mi prima Inma (de hecho, todas las que hay de Vik en adelante, que es donde yo cogí el volante). Le enseñe a manejar la cámara, y solo le dí una instrucción: ‘hinchate de disparar’. Los resultados son magníficos :)

Dicho esto, vamos a la narración.

Reykjavik

Salto directamente al segundo día: viernes 9 de Agosto. Aunque la tarde anterior ya la aprovechamos para ver un poco de Reykjavik, pero prefiero juntar aquellas pocas fotos en otra entrada que ya dedicaré a la capital. Las de aquí son unas pocas fotos de aquella misma mañana.

Nos levantamos bien temprano, a las ocho, para recoger en el puerto el coche que teníamos alquilado. No tienen el VW Polo que pedimos, así que por el mismo precio nos acaban dando uno de mayor tamaño (y menos mal): un Chevrolet Lacetti familiar, que se portó de puta madre.

Puffins!

Reykjavik

Reykjavik

Si, el mismo barco de antes. Es que no me puedo resistir a jugar con Photoshop con las fotos de la nueva cámara, aunque tengan menos chicha, pero prometo que una vez sacié mi sed de experimentos, me he mantenido más a raya, y he sido conservador con los tratamientos (y en muchas he acabado prefiriendo dejar el color original, y así lo indico cuando toca)

¿Nuestro destino último?: Lambhus, una pequeña granja con una colección de muy encantadoras cabañas, a las faldas del Vatnajökull, en el sureste de la isla. Aunque aquello no se trataba más que de un punto escogido casi al azar, pues el propósito del viaje, por supuesto, era el viaje en si mismo.

Por delante, tenemos 432 km de carretera, la carretera anillo (Hringvegur), la Nº 1, que circunvala toda la isla, que a poco de salir de Reykjavik degrada en algo parecido a una comarcal, sin arcenes y con velocidad máxima de 90 km/h (hasta llega a tener tramos sin asfaltar ¡la principal carretera nacional!)

A ello nos lanzamos, pero nada más empezar, y eso que ibamos ya hechos a la idea, se nos presenta este tiempo de mierda (y luego con lluvia y viento).

On the road again (Hringvegur)

Por suerte se trata solo de una meseta inmersa en la nube, y al descender de ella, justo antes de Hveragerði, se abrió un poco el panorama. De todas formas, ese cielo encapotado fue la norma casi todo el viaje.

(…)

Nuestra primera parada turística es Seljalandfoss: una espectacular cascada, de las más pintorescas de la isla, pues a diferencia de otras, permite pasar por detras de ella. Hay mucho espray y no es cosa de jorobar la cámara recién estrenada, así que solo hay estas fotos (aunque sé que mi hermana si tiene por detrás de la cascada). Eso si, vaya guasa con el caminillo, a cuatro patas por las rocas resbaladizas, menos mal que la cámara iba a buen resguardo.

Seljalandfoss

Seljalandfoss

SeljalandfossSeljalandfoss Seljlandfoss Seljalandfoss Seljalandfoss

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La siguiente parada debería haber sido Skogafoss, pero como nos saltamos la salida por inútiles tras un prolongada deliberación preferimos dejar esa parada para la vuelta, así que la siguiente para es Vík i Mýrdal, con su playa negra y sus trolls.

Vík i Mýrdal

Que no, que los trolls son las piedras del fondo, no la familia… si es que si es que…

A lo tonto, estamos casi la mitad del viaje. Aproximadamente hemos hecho 180 km, y ciertamente, Islandia no nos esta mostrando mucho de su grandeza. Pero Vik es una parada obligatoria. Desde Vík, que se haya en la punta sur de Islandia, hasta Höfn, que está aun más lejos del sitio al que vamos, hay 260 km. Aparte de las típicas granjas concentradas en las estrechas franjas fértiles de la costa sur islandesa, entre medias no hay nada. NADA. En un país de trescientos mil habitantes, en el que doscientos mil se concentran en el área metropolitana de Reykjavik, pueblos como Vik, de unos centenares de habitantes, son verdaderos centros neurálgicos, paradas absolutamente obligatorias, en todos los sentidos. Hasta Höfn no habrá otra estación de servicio (aunque si gasolineras automáticas), pero además Vik es muy particular. Tanto es así que son famosas las columnas de basalto (la leyenda dice que son trolls petrificados) de su también famosa playa negra, destino de surferos de todo el mundo a la caza de olas que atraviesan todo el Atlántico, que por poder, pueden venir desde la misma Antártida. Y aquí, a pesar del cielo que sigue encapotado, Islandia me empieza a mostrar un mínimo de generosidad.

Playa de Vik

Vík i Mýrdal

Vík i MýrdalVík i Mýrdal

Vík i Mýrdal

Vík i Mýrdal

Vík i MýrdalVík i MýrdalLas playas negras de Vik (color original)

Vík i Mýrdal

Los troles de Vik

Vík i Mýrdal

Vík i Mýrdal

Podéis ver este panorama de 360º en visión inmersiva aquí

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Tras avituallarnos, nos lanzamos de nuevo a la carretera dispuestos a atravesar esa NADA que se abre ante nosotros. Esa nada, como entrante, nos ofrece un inmenso campo de lava cubierto de generosas ‘almohadas’ de musgo: Eldhraun (no hay wikienlace para este, sorry). Este campo se creo durante la muy dañina erupción del volcan Laki en 1783, que mató, por la hambruna tras perder el ganado y las cosechas, a casi un 20% de la población de Islandia. A pesar del cielo encapotado, la visión sobre el horizonte alcanza kilómetros, tantos como el campo de lava. En cierto lugar hay finalmente un merendero, que nos permite pararnos a echar unas fotos de lugar, y desde el que al fin se vislumbra el final de ese páramo.

Campo de lava (y musgo) de Eldhraun

Campo de lava (y musgo) de Eldhraun

Piedra volcánica en mitad de la nada

Campo de lava (y musgo) de Eldhraun

Podéis ver este panorama de 360º en visión inmersiva aquí.

La historia, dice mi hermana, es que las figuras que a veces se ven en esa llanura son las que hacían cobrar fuerza a las leyendas sobre gnomos, duendes, brujas

whadhafuck was dat???

whadhafuck was dat???

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A partir de ahí, la nada que sigue se transforma en largas y negras llanuras de inundación glaciar: el Skeiðarársandur, con esporádicos puentes de un solo carril que atraviesan los ríos de deshielo (simpáticos ríos de deshielo ahora, pero imaginad la que se lía cuando a uno de esos amistosos volcanes que hay en Islandia le da por eructar debajo del glaciar…)

Skeiðarársandur

Skeiðarársandur

Skeiðarársandur

Skeiðarársandur (color original)

*(color original)

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Y así, como digo, durante más de 130 Km. Sin embargo, y sin referencias visuales claras, más allá de las esporádicas marcas viales que volvían a señalar granjas, abandonamos la gris llanura (que supongo, hubiera sido muy distinta de no ir acompañada de un gris cielo), y contemplamos de nuevo zonas verdes y fértiles, con granjas y parches boscosos (de los pocos árboles que se ven en Islandia), que flanquean a los antiguos acantilados costeros (ahora a kilómetros del mar), salpicados estos a su vez por esporádicos y delicados saltos de agua.

Hringvegur Hringvegur Foss á Síðu

(…)

…hasta que llegamos a este salto.

Foss á Síðu

De vez en cuando estirabamos las piernas, por supuesto (y en verdad era la ‘idea’ del viaje: pararse tan a menudo como fuese pertinente, y aprovechar la excusa para disfrutar de Islandia). Pero aquella cascada fue la primera parada genuinamente espontánea y no planificada del viaje: buscar el primer hueco (repito, la carretera no tenía arcenes) y pararnos allí mismo a disfrutar del panorama, porque si.

Y allí la tenemos: la-cascada-que-no-llegaba-al-suelo, como podeis ver en este video.

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Luego, googleearthando, he averiguado que aquel lugar era Siðu (el nombre de la granja, no alcanza ni a poblado), y que la cascada, si es que tiene algún nombre, sería ‘Foss á Siðu’ (cascada de Siðu)

Foss á Síðu (color original)

Foss á Síðu. Color original, tal cual de la cámara, como *todas* las que se muestran en adelante.

Síðu (color original)

Síðu, la susodicha granja

Despues de esto volvimos a atravesar aún muchos kilometros más de negras llanuras de deshielo, pero por fin, el mapa nos indicaba que estábamos ya cerca de los dominios del glaciar Vatna (o Vatnajökull – jökull significa glaciar). El glaciar Vatna es con diferencia el más grande de Islandia, y que ocupa casi una séptima parte de su superficie. A través de la niebla a veces podíamos a veces vislumbrar lenguas glaciares, aunque nuestra imaginación tenía que trabajar bastante.

Cerca del glaciar Skeiðarár

Esto…guau, espectaculares los paisajes islandeses, ¿verdad? Si misterio tienen, no digo que no…

Cerca del glaciar Skeiðarár

Si, allí, parece que se ve un glaciar…

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Sin embargo, la esperanza empezó a refulgir a lo lejos. Una pincelada azul en el horizonte nos empezó a poner extáticos. ¿Se abriría al fin el cielo?

Cerca del glaciar Skeiðarár

Al fondo a la derecha, parece que…

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Y así fue: se hizo la luz. Un azul rotundo abrió, allá a lo lejos, justo delante de nosotros.

Cerca de Öræfajökull

(Color natural)

Y detras de la loma que cobijaba las ya regularmente esparcidas granjas, se definía algo que podía parecer una montaña, pero que resultaba ser, conforme nos acercábamos, no más que una gigantesca nube con forma de montaña, con una claridad, unos color, y sobre todo un tamaño, que no podían corresponder a los de una montaña, sino a una nube, una colosal nube…

Cerca de Öræfajökull Cerca de Öræfajökull Cerca de Öræfajökull Cerca de Öræfajökull

Pero ya contaré otra vez como acaba aquello :)

 

Video recopilatorio: Efectos visuales - 2002/2005
Islandia. Apuntes.

8 comentarios en “Islandia (2)

  1. Pingback: Bitacoras.com

  2. Pues a ver, las dos por las que preguntas en concreto están pasadas por Photoshop, y si tienen unos minutos, pero no mucho más… A la de Vik le aplico una macro que ya tengo hecho y he afinado con el tiempo, la de la figura extraña en el campo de lava tiene mucho menos chiste, algo de contraste y viñeteado, y un pincel para resaltar y dirigir la mirada a la silueta. Pero has preguntado por las excepciones, porque la inmensa mayoría de las fotos (de hecho, casi todas a partir de Vik) están pasadas por Lightroom, que ha sido el otro gran descubrimiento en el que me he estrenado, y es extraordiariamente rápido y potente a la hora de aplicar ajustes, con una linea de trabajo casi identica a la de Camera RAW de Photoshop pero mucho mas enfocado al procesado a lo industrial, casi como cadena de montaje :)

    Aquí he subido las originales por las que preguntas:
    http://farm9.staticflickr.com/8301/7985141409_44c7ac5428_b_d.jpg
    http://farm9.staticflickr.com/8436/7985140561_69f9ef668a_b_d.jpg

    Y la cámara, oye, será la más barata del mercado, pero a la hora de las prestaciones está por encima de la EOS 500D, que no tiene creo que ni tres años… siempre se me puede reprochar que vengo de las compactas, pero decir que estoy encantadísimo con el juguete es quedarme muy, muy corto :)

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