Cómo preparar tu mochila de ‘peregrino’ (Camino de Santiago 2016) (parte 2 de 3)

Hechos los comentarios preliminares, vamos al meollo, y que mejor que empezar comentando los zapatos y la mochila

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Los zapatos

Junto a la mochila, el calzado es tal vez la elección más importante que debes tomar y pensar con antelación de todo el viaje. Como regla general, que tus zapatos sean de buena construcción, que se adapten bien a tu pie, y que lo agarren pero sin asfixiarlo. Todo lo que quede suelto y roce, como ya hemos comentado, es origen de ampollas. Huye también de botas altas que agarren el tobillo, no quieres eso.

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Pero sobre todo, sobre todo, no estrenes calzado en el viaje.

Yo mismo he quebrantado esa norma, que ya conocía, este año, y ha estado a punto de ser mi perdición. El calzado debe de estar andado, que tu pie y tu zapato se adapten y conozcan mutuamente, y si no te queda otra que comprarlo justo antes, haz con él el equivalente a un par de etapas o tres, ándalo al menos 50 km, y de paso entrenas un poco, porque lanzarse a hacer el Camino sin algo de preparación no es de valientes, sino de inconscientes.

La mochila en si

Hablamos de la típica mochila de senderismo, de estructura reforzada y con apoyo lumbar. Que tenga muchos compartimentos y bolsillos distintos es buena idea, así tendrás acceso rápido a la mayoría de las cosas. También sería interesante si se mantuviese en pie al dejarla en el suelo. Pero ninguna de ellas es clave, sino que agarre bien, que nada baile ni quede suelto, robándote energía en cada paso. En cualquier tienda de deporte te pueden aconsejar mejor que yo, pero piensa que el peso no debe reposar en los hombros, sino en las caderas.

Ropa

Camino de Santiago 2016 - León > Sarria

3 mudas (y la tercera ya es solo porsiaca).
Esto es, 3 pares de calcetines, 3 de calzoncillos y 3 camisetas.
Como preferencias personales, que los calzoncillos sean tipo boxer (me explico por si no se me entiende: que os recojan bien los huevos, y no vayan ahí tañiendo al aire libre porque es ingrediente perfecto para las rozaduras), y los calcetines, gruesos y de invierno. Ya he hablado del tema ampollas (insisto, este año han estado a punto de derrotarme), y una de las técnicas que se citan para prevenirlas es vestir dos pares, así que tenedlo en cuenta al hacer vuestra provisión.
Finalmente, mejor si las camisetas son de colores vistosos, esta es una norma universal de cualquier senderista (pues por regla general querrás ser fácilmente encontrable, no vaya a haber problemas), y en cualquier caso, que no sean oscuras, pues os harán pasar más calor cuando el sol pegue.
La tercera muda estrictamente sobra, si laváis la ropa todos los días. Pero bueno, como no es raro que haya algún imprevisto, echadla, anda, no pasa nada. Pero con 4 mudas ya me estáis vacilando.

Pantalones largos.
Es uno de lo elementos básicos del caminante, tal vez el más vital después de la mísma mochila y el calzado. Entiendo, igual que comentaré ahora con la ropa de manga larga, que existan peregrinos que quieran bañarse y beber todo el sol posible (especialmente los guiris). No obstante, aviso que por la mañana suele refrescar, siempre hay insectos y arbustos con ganas de joder, y la protección ante el sol sigue siendo importante. Todo ello me conduce a recomendar de forma casi imperativa vestir mientras caminamos unos pantalones largos. Cómodos, si, pero largos.
Ah, y que tengan buenos y numerosos bolsillos: te resultarán bastante útiles.

Gorro
Primordial. El sol pega, y pega fuerte. Siempre lo puedes empapar en una fuente y que refresque aún más. Y también protege del frío, ojo. Los de pescador son los que más me gustan: los puedes llevar en un bolsillo, así vete olvidando de ese sombrero de paja que no vas a saber dónde meter.

 

Camiseta, sueter o polo de mangas largas (y cuello alto)
De nuevo, el propósito de esto es protegernos de las bajas temperaturas al amanecer, así como de las quemaduras. Eso último es más opcional (siempre está la opción, obligatoria si se va en manga corta, de usar loción solar). Personalmente me gusta la idea del cuello alto, pues además de protegerme el cuello de quemaduras, también me permite llevar la reflex siempre al cuello sin sufrir por el rozamiento de la correa (ya iremos a los rozamientos, ya…). Alguno pensará que para llevar una camisa de manga larga sería mejor algún tipo de abrigo o chubasquero, con lo que me remito al siguiente punto, y también al primordial: ¡salvar peso!

Poncho
Dicho lo anterior, evidentemente hay que tener en cuenta la más que probable presencia de lluvia, con lo que un poncho cumplirá la función en tal caso. Se pliega bien, cabe en un saquito y pesa poco. Problema solventado.

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Toallas
Una de mano hará las veces: ya ni pido que de la vuelta a la cintura, pero si al menos que te alcance a taparte ambas partes pudentas al mismo tiempo aunque la tengas que agarrar con una mano. Y otra pequeñita, venga si, porsiaca.

Saco de dormir, finito
No sé ni como lo conseguí (creo que en una tiendecita en Pamplona), me hice con un saco de dormir no más grande que dos puños, y que no llega a los 150g de peso. Es de una tela bastante fina, pero al menos concede ese mínimo de abrigo que puede ser necesario. Os recuerdo que la inmensa mayoría de albergues disponen de juegos de sábanas desechables de algodón-celulosa para mantener una higiénica y mínima separación con el colchón que tantas personas usan.

Pantalones cortos.
Si, pero para estar ‘por casa’, echar las tardes tranquilamente cuando vayas a almorzar, visitar el pueblo o ciudad de turno, echar unas cañas… Piensa que además alguna vez tendrás que echar tus pantalones del camino a lavar, por lo que necesitarás otros ¿no? Los cortos son para la tarde, hace calor, claro, y además tampoco es plan de echar otro par de pantalones largos, recordad que intentamos salvar peso y volumen.

Chanclas
De nuevo, para después de la ducha y toda la tarde, tu pie necesitará sentirse liberado, te lo aseguro. Que no sean rígidas, es decir, que puedan aplastarse fácilmente para meterlas en la mochila.

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Otra manga larga
Pensé que no la necesitaría (y así fue durante los 6 primeros días) pero eventualmente, conforme entrábamos en el Bierzo y en Galicia, empezó a refrescar por las noches, demorando también el secado de la ropa. Como mi polo de manga larga estaba aún tendido, acabé echándole mano a una camisa de cuadros que solo eché porsiaca. También sirve para ir poco más arreglaillo, si tercia, aunque la pongo de lo último en la lista, pues es algo que tiene un pie en la zona gris.

¿Bañador?
De nuevo, si tenéis uno pequeño y ligero… de vez en cuando hay albergues con piscina, y siempre es un gusto pegarse un chapuzón. Con todo, he acabado por no usarlo este año, con lo que lo dejo como opción.

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GTA V, Uncharted, Journey, y la belleza en los videojuegos (1)

Intro

Hace unos días cerré una serie de entradas que empecé hace cinco años*: en su momento quise hablar sobre el Crysis 2, juego al que le tenía muchas ganas, y acabaron siendo hasta seis entradas haciendo un exteeeeenso repaso a la evolución de efectos especiales en el cine, gráficos en los videojuegos, potencia de los ordenadores y avances en software, técnicas y estado del arte. Todos ellos temas a los cuales en ningún caso me dedico profesionalmente (aunque me las he apañado para poder aprovecharlos en mi trabajo), y sin embargo me flipan. Como me flipa todo lo que tenga que ver con 3d, imágenes sintéticas, realidad virtual, fotogrametría, efectos especiales, fotorrealismo, fotografía, pintura, dibujo… (bueno, adivinad cual de los cinco es mi sentido favorito…).

*y que prometí, con razón entonces del Half Life 2, hace once años. Ojo.

Total, que he publicado esas entradas para … … mira, sé que ni las vais a mirar, pero al menos puedo enlazarlas y referenciarlas… y así eliminar esta entrada de tecnicismos para centrarme, otra vez, en lo que quiero: la belleza en los videojuegos.

La Playstation 4

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Se ha vuelto a repetir. Juego poco, pero cuando por fin puedo, y pillo ese juego al que le tengo ganas -y cumple-, he de hablar de él. En este caso es el GTA V.

Debería empezar por que tengo desde el pasado noviembre una Playstation 4, la primera videoconsola que poseo ever. Durante casi dos meses, hasta que no presenté mi TFM, apenas le metí caña. He de decir que más tarde, al llegar marzo me dediqué de nuevo a pasear y tomar el sol, socializar, hacer ejercicio… esas cosas que hacen las personas mentalmente sanas y con cantidades razonables de tiempo libre… pero ya digo: enero y febrero fueron de oso hibernando: con la trilogía Uncharted, el Star Wars Battlefront y sobre todo (sobre todo) el GTA V en mis manos, tuve un comienzo de 2016 de auténtica caverna.

Todos ellos son juegazos. Menos el Battlefront (reconozco que sus limitados modos de juego me han decepcionado un poco), todos los otros han sido premiados y laureados a todos los niveles. La campaña engancha, te encariñas con los personajes, la jugabilidad está ajustadísima, a nivel técnico son un prodigio y las mecánicas totalmente depuradas. Juegazos como la copa de pino.

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Lo curioso es cuando te los pasas, aún así los vuelves a revisitar, a contemplar. En el caso concreto del GTA, como mundo abierto que es, a pasear. A conducir sin destino. Buscando hacer capturas del juego: es decir, literalmente echando fotos. Porque son juegos bonitos.

 

Grand Theft Auto V

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Ya hablaba de la trilogía Uncharted (ojo, que la que he jugado es una remasterización, pertenecen espiritualmente a la Playstation 3) como juegos bonitos. Eran muy recomendados, los pillé con ganas, los disfruté, y por supuesto los recomiendo. Aventura pura y dura, ya quisiera Indiana Jones que se le hiciera justicia así en el mundo del videojuego. Pero además, insisto… bonitos. Placenteros de ver.

Pero por mucho que quisiera jugar a los Uncharted, comparado con las ganas que le tenía al GTA V… Todo lo que diga es poco. Soy fiel a la saga desde la segunda parte. El III fue realmente revolucionario (me conozco esa ciudad como la palma de la mano), y es calificado a menudo como uno de los mejores juegos de la historia. Desde entonces la saga solo ha ido in crescendo: Vice City, San Andreas, GTA IV… Juegazos, juegazos, juegazos, cada vez mejores, y más prodigiosos técnicamente.

El IV era una verdadera delicia, pasearse tanto por ese trasunto de Nueva York hará sin duda que, cuando finalmente visite la ciudad real, tenga la sensación de que ya conozco esas calles. Pero no era un juego visualmente bonito: era sucio, ‘gritty’, de colores terrosos y apagados. Cuando fue lanzado en 2008, era algo en lo que no pensaba, confiaba en que fuera una elección estilística deliberada (como la que tanto odie luego en el SimCity de 2013), y a decir verdad, por entonces era común. Pero cuando al cabo de unos años apareció una mod que cambiaba los colores del juego (y específicamente, su mapeado de tonos), me llevo a pensar que algo estaba fallando, no solo en el GTA IV, sino en toda la industria de videojuego.

El GTA IV ‘mejorado’: totalmente espectacular, más aún pensando que tiene ocho años.

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Y Septiembre, que ha pasado entero

Y aquí estamos. Más que nada, escribo para confirmar que sigo vivo. Continué el Camino de Santiago hasta Burgos (ya habrá fotos y breve crónica), y ahora a donde he vuelto, con intención de definitividad, es en Granada. Y con trabajo. Y ¡ah amigos!, algo que no va necesariamente ligado con lo anterior, ¡TAMBIÉN CON SUELDO!

Superluna en San Miguel Alto

¡Alhambra! ¿Cómo andas de guapa hoy?

Trabajo en la misma empresa que os mencioné en ese post que escribí, hace por ahora un año. Solo que ya no estoy ahí ‘de colega’ echando unas horas de vez en cuando, sino con sueldo, con horario, con buenos amigos y sobre todo con mucha ilusión en un proyecto del que espero poder mostraros pronto algo. Y no cuento nada más, por supuesto por la cosa de crear misterio, pero además porque dado que no tenemos registrados ni la marca ni los diseños, no se puede andar enseñando mucho. Hemos tenido un mes de septiembre que tela, telita, y ahora espero poder sentarme y reflexionar un poco más las cosas.

Superluna en San Miguel Alto

Foticos de Granada. Porque sé que os encantan. Esta, hecha unos días después del equinoccio de otoño desde la explanada de San Miguel Alto, la tomé solo minutos antes de la “Super Luna” que saldría apenas minutos después. Con el color he intentado, más que exágerar lo presente, recuperar los colores y la sensación de la escena que tenía ante mi: el radiotelescopio de Veleta.

 

¿Lo de ser profesor? Bueno, ahí sigue esa idea. Con la chincheta puesta, on hold, como queráis llamarlo. Ahora estoy a lo que estoy y de lo que se trata es de hacer bien lo que tengo entre manos. Mientras tanto, cuando al papá estado se le ocurra volver a contratar a gente y tal, lo mismo me planteo andar ese camino. El Máster de Profesorado lo acabé, a falta del “pequeño detalle” de presentar el Trabajo Fin de Máster (así, como quien no quiere la cosa: este septiembre me ha sido imposible). Mientras, sacarme el C1 de Inglés, y obtener el Grado en Ingeniería son aspectos a considerar previos a cualquier consideración previa de estudiar opos.

Ahí está eso, si; ahora, estoy a lo que estoy, que no es poco :D.

Nada, tan solo comentaros que estoy mu agusto, mu atareao, y adentrandome en una nueva vida y nuevos ritmos, pero con viejos y buenos amigos y un lugar en el que me siento tan cómodo y a gusto como es esta ciudad de Granada.

*Os dejo con una pequeña selección de fotos de esta sesión de vistas por San Miguel Alto, que estuvo realmente cojonuda.

¡Saludos!

 

Superluna en San Miguel Alto

Superluna en San Miguel Alto

Superluna en San Miguel Alto

 

Superluna en San Miguel Alto

En camino de El Camino

Familia, esto es uno que se va a andar. Tras pasar este primer finde de vacaciones con viejos amigos, las dos semanas de vacaciones que me quedan me voy a pegar una jartá de andar: mañana me voy con mi padre a hacer el Camino de Santiago. Mi padre ya lo ha hecho dos veces, así que llevo un buen sherpa. Y nada de versiones light: partimos desde Francia (desde Saint Jean Pied de Port, un paso más allá de Roncesvalles), y hasta donde lleguemos, pues obviamente no dará tiempo de hacerlo completo. Ya habrá más veranos.

Como no me voy a llevar la reflex (además de pesar un quintal, es un dulce demasiado goloso para amigos de la mano larga), os dejo con las fotos de las dos caminatas que hice hace un par de fines de semana en la Sierra de Segura, cerca de La Toba, lugar clásico donde pasé todos los veranos de mi infancia, pero al que hacía 13 años que no volvía.
En total, 35 km andados de los cuales volvimos bastante cansados, pero no lo suficiente para desanimarnos de hacer -por episodios eso si, como ya he dicho- la versión completa del Camino de Santiago.

No traeré muchas fotos, así que disfrutad de estas (aquí el set al completo). Nos vemos en dos semanas.

La Toba 2014
La Toba 2014
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Canena

La fotografía (1)

En Agosto de 2012, hace apenas poco más de un año, me compré, al fin, una cámara reflex. Con un dinerillo ahorrado de dar clases a chavales, como auto-regalo por haber acabado los estudios, y con unos billetes sacados a Islandia para visitar a mi hermana, sentía que realmente la merecía/la necesitaba. No he parado de hacer fotos desde entonces.

London Riverside

Kviarjökull

Untitled

Untitled

Kviarjökull

Pero un momento; me preguntareis, ¿Rufo, no te gustaba ya la fotografía desde antes? Claro, claro, tan pronto como pillé una compacta en 2004, he estado (casi) sin parar, -por no hablar de todo lo que la afición por la fotografía me dio (y me da) y me encontré en el camino, que han sido muchas cosas bonitas, experiencias y personas-.
Me gusta dibujar desde niño, soy observador nato, me encanta sencillamente mirar, y si desde más joven no fotografiaba, supongo, es por algo tan sencillo como que la película no es gratis (mientras que el gigabyte ya lo encontramos ya a 3 céntimos…)

(…)

La Canon EOS 1100D

Canon 1100

¿Cómo estrenar una cámara si no es de otra manera que haciéndose una foto en el espejo?

En fin, el modelo que me pillé fue la 1100D de Canon, que por precio y por gama es un modelo básico; aunque la verdad, hablar de una reflex ‘básica’, me resulta igual que hablar de un Ferrari ‘básico’. La suelo recomendar a todos los que me preguntan y creo que en breve va a caer el tercero que me hace caso. Quitando que no graba vídeo en 1080, con su soberbio rango dinámico, no echo nada, nada en falta.

Os recuerdo que he estado muchos años tirando de compactas, les he sacado metafórica y literalmente todo el jugo posible; estando hasta la polla de editar HDRs para compensar la pobre latitud del sensor y el ‘generoso’ ruido, corregir pixeles muertos, y baterías perpetuamente descargadas hacia el final de su vida. Si, por estas razones, por unos años (y quitando el Erasmus), apenas fotografié.

(…)

Y luego está Flickr. Tuvo su momento, si, hablamos ni más ni menos que de una de las madres fundadoras de la web 2.0, todo aquello del usuario creador de contenido, ¿recordáis? Para la historia de la fotografía en si fue algo histórico, jamás se han disparado tantas fotografías ni ha habido tantos fotógrafos caminando sobre el planeta. De repente todos teníamos cámaras digitales (disparar gratis, ¡que locura!), y un sitio donde compartirlo todos. Floreció, exploto… ¿se apagó? ¿Donde estamos? ¿Qué hay de toda aquella locura y experimentación?

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Estos panoramas que me encantaba a mi ensamblar…
Ya que no podía jugar con zoom/teleobjetivo, había que ir al extremo opuesto. Tomada en el Albaicín, con etringita y Contra_dictioN

Dicen (dicen) que algo de culpa la tuvo Instagram, red a la que por multitud de razones estoy muy lejos de tenerle cariño. Pero, ¿cómo una red conceptualmente tan distinta -el compartir instantes, de forma descuidada y sin mucha importancia, frente a compartir un amor genuino por y hacia la fotografía- pudo desplazar a algo con lo que teóricamente no se solapa? Y además, ¿no se supone que era Flickr una comunidad sólida? Si hay algo cierto, es que Flickr perdió el tren de los smartphones (su app está muy, muy lejos de ser de las más descargadas), pero asumir esa razón como cierta es asumir que la cámara de un smartphone es igual de valida que una reflex. No digo que un smartphone sea inútil, yo mismo tenga fotos hechas con el mio que me gustan mucho, pero un-poquito-de-por favor: si tengo que explicarlo es que ni merece la pena intentar explicarlo. Pero en fin, aparco de momento hablar de Instagram (entro otras cosas porque me caliento).
Sea lo que sea, no estoy en condiciones de hacer un profundo análisis sociológico, pero sencillamente creo que nos emborrachamos de la novedad de Flickr (que vino cogida de la mano de la novedad de la fotografía digital, no olvidéis cuantos se estrenaron en esto de las reflex con la 300D por aquel entonces), y de alguna manera llegó luego el momento de la resaca. Y todo sea dicho, si todos hacían lo mismo que yo (echar horas al día mirando, comentando y ‘favoriteando’ las fotos de nuestros contactos, y calculando la hora de subir la foto del día), normal que eso no se sostuviera, que fuera una burbuja que se acabó desinflando.

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Qué raro se me hace ahora ver una foto en 4:3, parecen cuadradas.
As usual, imagen tomada desde mi cuarto de Canena, en este caso sin procesado alguno.

(…)

En fin, hay una serie de ideas un tanto difusas e inconexas que me apetece explorar en futuros posts, en este, lo único, lo que realmente quiero anunciar, es de algún modo mi retorno ‘oficial’ a Flickr y a publicar fotografías. No me voy a matar a faves ni a comentarios, pero quiero que al menos estén publicadas y catalogadas. Ya sabéis que le dieron un buen lavado de cara hace unos meses; y en lo que a mi respecta, ya digo que desde que tengo la reflex ha sido un-no-parar-ni-a-mear (e Inglaterra hay que decir que es muy fotogénica); y que, como por mucho amor que se tenga a la fotografía en si misma, al hecho de mirar, a “el arte por el arte”, no todo son blancos y negros y no todo es dejarlo criando moho en el disco duro. Las quiero compartir, ¿vale? Pero no aún.

Atardecer en Fuente Palmera

Pequeño planeta desde Fuente Palmera, verano de 2008 (si no me ejquivoco)

Antes quería darle una oportunidad ceremonial a unas cuantas fotos antiguas que nunca tuvieron su día. Fotos hechas con las compactas, fotos algunas de las cuales (humildemente) de verdad me gustan, pues siento que no hay tanto mio en ellas mas que el hecho de reconocer ese momento que sencillamente estaba ahí, esperando a ser compartido. Ahí estuvo en su día mi placer, el de el hecho en si mismo de mirar, que es la primera y verdadera razón de todo de la que emanan las demás, las de dibujar, retratar, fotografiar, y si, luego retocar, revisar y perfeccionar (parte con la que también disfruto mucho). Así que, lo dicho, ¡basta de disco duro!, dejadme, dejemoslas, que tengan su momento, ¿no?

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