O cómo no hace falta irse muy lejos para ver claramente que la Tierra no es plana (1 de 2)

Bueno, a sólo 8 kilómetros de altura.
Al monte Everest por ejemplo, que está aquí a lado. Bueno, al lado si lo comparamos con el espacio exterior, en una órbita baja. Bueno… que me habéis entendido a la primera.

Bien, la verdad es que este post es una excusa para compartir la siguiente foto: la tomó en 1997 el alpinista Ed Viesturs en la que era su quinta ascensión al Everest. Cuando le pilló el amanecer a 8700 metros, vio lo que recoge esta imagen: la sombra del propio monte Everest, perdiendose en el infinito.

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Lamentablemente no encuentro la foto a más resolución, sería un fondo de pantalla o un poster para enmarcar legendario. Pinchando la imagen vais a la página de National Geographic.

Insisto en lo que no hace falta insistir: la foto es espectacular, me parece una verdadera pasada, por todo lo que supone su contexto, por su unicidad, por la propia belleza plástica de la imagen, y también, por unas cuantas lecciones sobre geometría y ciencia general que podemos aprender: esta foto, en si misma, demuestra que la Tierra no es plana.

Bien, todo esto viene de una pregunta que me vengo haciendo desde pequeño: ¿A qué altura hay que ascender para que se haga evidente la curvatura de la Tierra? Partimos de que la curvatura de la Tierra, de por sí, no es un concepto intuitivo. Con todo, y a pesar de lo comúnmente creido, los antiguos navegantes ya eran conscientes de este fenómeno (según navegaban al norte o al sur, unas estrellas u otras desaparecían del cielo nocturno), e incluso Erastótenes supo deducir con una precisión acojonante el radio terrestre. El hecho de que Colón llegara a las ‘Indias’ navegando hacia el este, o que Magallanes y Elcano circunnavegasen el globo, solo demostraba de forma práctica algo ya sabido entre gente medianamente ilustrada, y probablemente para cualquiera que se hubiera planteado seriamente la pregunta. Me imagino que preguntarse si la población general en el medievo era consciente o no de si vivían encima de un disco o de una esfera es concederles el beneficio de suponer que a lo largo de sus vidas llegaban a plantearse alguna vez dicha pregunta: supongo que bastante tenían ya con conseguir algo de cosecha y no morir por la peste… En fin, tal vez todo esto nos resulte ya solo anecdótico, si no fuera porque a estas alturas sigue existiendo la Flat Earth Society. Si. No es coña. Pero vayamos al tema.

Como decía, la pregunta es ¿Hasta dónde hemos de subir para ver claramente la curvatura de la Tierra? Es evidente que a nivel del mar, a efectos prácticos el horizonte que vemos es indistinguible del que correspondería a un plano infinito. Por el contrario, las imágenes hechas desde una órbita baja (entre 200 y 400 Km) demuestran sin ambigüedades la curvatura de la Tierra. La curvatura de la Tierra, evidentementemente, aparece como un efecto gradual, y para más dificultad, la atmósfera distorsiona, oscurece y difumina el horizonte (características geográficas aparte), por lo que, claro está, no se puede decir una cifra exacta a partir de la cual se hace evidente dicha curvatura.

Por todo ello, antes de entrar a saco al tema permitidme antes recordaros brevemente un poco de geometría.

Horizonte tierra plana

En una Tierra Plana e infinita, el horizonte astronómico, que es aquel que se aleja 90º de la vertical, y el geométrico (determinado por la superficie terrestre) coincidirían perfectamente, independientemente de la altura a la que nos encontremos sobre esta Tierra imaginaria. Esto se debe a que ambos elementos son paralelos, por lo que convergen en el infinito.

Horizonte tierra redonda

En una Tierra perfectamente esférica, el horizonte geométrico es una linea tangente a la superficie, uno de cuyos extremos depende de la altura a la que nos encontremos. Debido a esto, el horizonte geométrico y el astronómico solo coinciden en cota cero, esto es con nuestra cabeza sumergida en el agua hasta el nivel de los ojos.

A una altura pequeña, como la de una persona normal, la diferencia entre una Tierra esférica y una plana es insignificante. Pero en una Tierra esférica, tanto más ascendemos, tanto más van dejando los horizontes geométrico y astronómico de coincidir.

(…)

Pues bien, hagamos el experimento tirando de Google Earth. Me he plantado pilotando un F-16 (pulsando Ctrl+Alt+A dentro del programa) en la pista de aterrizaje del Aeropuerto de Málaga. Viene de puta madre porque entre los datos en pantalla de la cabina hay un horizonte artificial, que corresponde al astronómico, y nos permite compararlo con el real.

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Me hallo al final de la pista, mirando hacia la costa. La altura sobre el nivel del mar es de tan solo 5 metros, y el horizonte astronómico (la linea 0) y el real coinciden perfectamente.

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Sin embargo, a apenas un kilómetro de altura, horizonte astronómico y real han dejado de coincidir. Con todo, el efecto es solo perceptible con instrumentación (la diferencia no llega a un grado) y sería disimulado por la atmósfera, pero una persona observadora probablemente se hubiera dado cuenta de otro efecto: la costa africana es ahora visible, mientras no lo era desde la costa.

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A la altura de un vuelo comercial (aprox. 11 km), el efecto, sin ser espectacular, está definitivamente marcado. No solo la visibilidad alcanza -idealmente- casi los 400 km, sino que la misma curvatura de la tierra se empieza a intuir, como que algo raro pasa. Lamentablemente desde las ventanillas de un avión no tenemos apenas visión del entorno, aunque es posible reconocer la curvatura tomando otras claves…

Algunas de esas claves las podemos encontrar en este efecto que tuve la fortuna de cazar en un vuelo de Málaga a Barcelona hace unos años.

Motor de Curvatura

Tranquilos, la distorsión del horizonte es fruto del ensamblaje del panorama, en la realidad la curvatura terrestre no es tan evidente. Pero las explicaciones, para la segunda parte ;)


Edición a 1 de Abril de 2018: Todavía no he publicado la mencionada segunda entrada, en buena parte debido a que el ‘debate’ sobre la Tierra Plana (si es que existe dicho debate), se nos ha ido de la mano a todos; debate que no existía cuando publiqué esta primera entrada y era más sosegado y calmado, y esto no era más que un ejercicio didáctico/divulgativo…
No obstante, si he escrito una entrada en Quora, respondiendo a algunas preguntas, que espero que os resulte interesante, hasta que publique la segunda (y tal vez tercera, y cuarta…) parte de esta serie.
¿Cómo se puede probar que el mundo es redondo para mí? ¿Cómo descubrieron los astrónomos de la antigüedad que la Tierra era redonda?
Espero que os resulte útil e interesante. Saludos!

Islandia (2)

(viene de aquí)

Vamos a hacer un trato. Ya dije que me intención era hacer muchos post del viaje, pero que queréis que os diga, es que tampoco hay grandes anécdotas, descubrimientos, revelaciones o epifanías. Que todo eso corresponde al viaje intimo e introspectivo, supongo, que necesita su reposo, pero como dejé caer, no ha sido el-viaje-que-le-debo a Islandia (cuidado, que no es una queja de este). Pero no quiero confundiros, Islandia es tan impresionante como la venden, a donde voy es que no es tanto lo que tengo que contar sobre ella, como lo que quiero enseñar.

Así que lo mejor que se me ocurre es soltar la chorraera las fotos (lo digo para que no os asusteis por la aparente longitud de esta entrada), y si acaso añadirles comentarios ¿no?

Camino a Lambhus

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Pero antes esto debe de ir acompañado de una aclaración: en este viaje he estrenado cámara. Reflex, por fin.  La más pequeña entre las pequeñas, pero reflex al fin y al cabo. Despues de 8 años haciendo el monguer con compactas, ahora ya no tengo la excusa de que si una foto es mala es ‘porque la cámara no daba para más’. Y como un niño con su regalo de reyes, la susodicha camarita casi me ha hecho el viaje. Vamos, que materialistamente admito que me ha marcado la diferencia. Lo mismo me respondéis ‘bueno, aunque no tuvieras la cámara te hubieras quedado con el recuerdo y las sensaciones’. Si, pero (y recordando que el viaje se hizo con ciertas prisas), he disfrutado casi tanto con las horas que me he tirado explorando y limpiando la jartá de fotos que salieron de esta fantástica cámara, y buscando información sobre los lugares donde las disparé, como con esos -pocos- momentos que tuve de tranquilidad, para hacer mi fotografía mental de esas sensaciones, esas si, realmente imborrables.

También tengo que indicar que muchas de las fotos tomadas desde en la carretera son de mi prima Inma (de hecho, todas las que hay de Vik en adelante, que es donde yo cogí el volante). Le enseñe a manejar la cámara, y solo le dí una instrucción: ‘hinchate de disparar’. Los resultados son magníficos :)

Dicho esto, vamos a la narración.

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Autumn Break: Berlín, día 0 (VI y Fin)

(viene de aquí)

He dejado el día 16 de Octubre para el final, pero ¿por qué? Ya lo he venido adelantando (no sé si demasiado): por la sencilla razón de que fue el día más divertido, el más completo, el más curioso y sin duda, el más raro de todos. Empieza muy ricamente en el aeropuerto de Rygge, Noruega, y acaba de una manera peculiar en la alevosa nocturnidad de Berlín. Todo el Autumn Break estuvo bien, pero me apetece cerrar la narración dejando lo mejor para el final. Tan simple como eso.

Postdamer PlatzBranderburg Tor

(…)

Sábado, 16 de Octubre de 2010.

5:00 AM, nos hallamos en el segundo día del Autumn Break. De hecho todavía estamos en Oslo. Nos hemos pateado la ciudad, hemos hecho botellón en un Burguer King, hemos estado en un lugar bastante asqueroso, hemos sufrido el ataque de un personaje de la mitología noruega, todo ello bien detallado aquí, y ahora ya estamos, bastante bastante cansados, camino del aeropuerto de Rygge, a 60 km de Oslo. El avión partía a Berlín a eso de las 12 de la mañana, asi que habíamos pasado de reservar hostal (aunque la idea si era tenerlo para el sábado siguiente, que volveríamos a estar en Oslo, y que al final, no), y directamente fuimos a dormir al aeropuerto.

Nada más llegar, tuvimos un dilema: ¿pasar en ese mismo momento el control de seguridad, para no tener que preocuparnos más adelante, o dormir fuera? Elegimos dormir pasado el control, para evitar males mayores. Nos fuimos a la zona más apartada posible (justo en el parque infantil, donde el suelo de goma nos servía de alguna forma de colchón), y despues de acomodarnos, disponernos y asearnos (yo el último: a mi ritmo), tocaba cerrar los ojos.

El resto llevaba ya tal vez 20 min sobando cuando yo me dispuse a coger mi sitio. Todavía tardé un rato en coger la postura, encontrar la manera de que no me diera la luz en los ojos… después de un largo proceso, parece que al fin estaba dispuesto a dormir. Eran ya las 6 de la mañana.

(…)

Tal vez fueron segundos. Tal vez fueron segundos, los que pasaron entre que cerré los ojos, encarrilado ya en la autopista directa al sueño, y que un agente de seguridad Sigue leyendo