Ingenieros informáticos

¿Puede una persona, que según me entero por su subtitulo de mesenyer ya tiene por fin la carrera de ingeniería informática, seguir enviándote mierdacorreos pollardos a hotmail (y últimamente incluso a gmail), como el culmen absoluto de la comunicación entre personas y sofisticación digital? 10 años de Internet y todavía sigue jugando en la caja de arena.

(En esa persona pensaba cuando escribía esto)

Con todo, supongo que es como dice una frase, ‘la informática trata tanto sobre ordenadores como la astronomía sobre telescopios’, y cuando a un informático le preguntas por eMule o WordPress no tiene porque saber darte una respuesta. La gente confunde eso. Paradojicamente muchas veces han venido a mi, supuesto experto en informática, para ayudarles a bajar un canción de internet, diciendome “tú que sabes mucho eso” (a lo que mi educación me impide negarme, eso si :p)

The Rocky Horror Picture Show

Imaginad coger vuestra película favorita, esa que habéis visto miles de veces, esa que os sabéis cada dialogo y plano de memoria, esa que a pesar de ser tremendamente popular, haces sobre ella chistes tan rebuscados que solo en contadas ocasiones puedes permitirte hacerlos con la garantía de que algún escogido cercano a ti te va a reír y pillar la gracia. Una Guerra de Las Galaxias, un Terminator, un Padrino, un Señor de los Anillos… Imaginad que os juntáis con los amigos a reconstruirla, puesto que todos os la sabéis de memoria, con escenografía y toda la pesca mientras las imágenes se mueven en pantalla. Imaginad que hacéis una fiesta en torno a ello. Imaginad que invitáis a gente que para que os vea hacer el pollas mientras todos os lo pasáis de puta madre y os partís el culo de la risa. Imaginad que lo hacéis todas las semanas. Imaginad que lo lleváis haciendo con la misma película desde hace 30 años.

¿Alguna película se puede prestar a ello?

Rocky Horror Picture Show

Yo creo que cuando hicieron The Rocky Horror Picture Show estaban pensando en eso, ninguna película se presta igual a semejante bizarrada. Seguramente si hubiera visto la película por mi cuenta en mi casa no hubiera tenido cojones a acabarla, puede ser un autentico coñazo con el consabido añadido de que halbamos de un musical (trabajito me costó asimilar Sweeney Tood, que oiga, al final también me gustó y todo), pero verla tal y como la vi el viernes pasado en Madrid no tiene absolutamente nada que ver. Que descubrimiento, que gigantesca frikada. Que de pueblo es uno, joder.

El dia que el coche de los clics superó los 140 Km/h

Uno de los siguientes posts va a hablar de como me encantan los efectos especiales. Quería contar ahí una anécdota pero creo que es lo suficientemente buena para su propio post.

Bien, ahí va. No se me ocurrió un invierno de 1993 otra que intentar reproducir la mítica escena de Regreso al Futuro, cuando el DeLorean atraviesa el tiempo y deja un rastro de fuego donde se supone iban sus ruedas.
Se me ocurrió que si dejaba dos regueros del alcohol del botiquín en el suelo, y los encendía al paso que un coche pasaba sobre ellos, podría conseguir un efecto parecido. Desde luego, si aquel día hubiera tenido cámara de vídeo lo hubiera grabado, pero igual era sin ella. La idea fué coger el coche de los clics de playmobil, uno blanco y descapotable, y acoplarle con esparadrapo dos cerillas a los parachoques, de forma que rozasen el suelo y al entar en contacto con el alcohol lo prendieran. Ademas las baldosas del suelo del sótano de mi casa eran, y son, de una aleación ferrosa; el caso es que puedes encender una cerilla directamente contra ellas, asi que si lo hacia bien, podía encender las cerillas haciendo correr el coche con la suficiente maña.

Ni tan siquiera lo ensayé, dibuje dos regueros de alcohol en ese suelo, procedí a colocar el coche y lo raspe contra el suelo para encender las cerillas.

El efecto fué precioso. Exactamente igual que el de la película, ojala lo hubiera grabado. Conforme el coche pasaba por encima del alcohol, este se iba prendiendo al tiempo que las ruedas se iban empapando. La velocidad fue la justa para que el fuego corriera al tiempo que el coche, exactamente al mismo tiempo, de forma que este alcanzó a los neumáticos y estos prendieron mientras aún estaba el coche en mi mano.

Y ahí me encuentro yo, rulando por el suelo un coche en llamas sin siquiera darme cuenta, ensimismado por el efecto que había conseguido. La peste a goma quemada llegó a mi nariz antes de que la llama hiciese estragos, llevé el coche inmediatamente al lavabo y allí pude salvar lo que quedaba, no antes de que quedase permanentemente deformado, aunque aún se podía jugar con él. Este coche todavía existe, pero yo no escarmenté con el fuego. Ese mismo verano me regalaron una lupa, y de hecho no conservo ningún otro coche de aquella época, y realmente tenía muchos. Pero esa es otra historia…