Se me corta la linea

He hecho que telefónica me traslede esta linea de telefono a mi casa donde voy a estar el verano, asi que esta de aqui se me va a cortar, previsiblemente, en unas horas (al menos es lo que acaban de decirme los del 1004). Asi que, una semanita sin internet, que vamos a decir que me viene bien para acabar con tranquilidad los examenes (¡vaya, acaba de hablar mi conciencia!) Por supuesto, me jode dejar internet, en unas horas me subirá el mono de nuevo, en fin, siempre se puede recurrir al cibercafé de abajo. En una semana o cosa asi nos vemos de nuevo. Chao.

Selectividad y las dos Torres (Capitulo 2)

Viene de aquí, (Jacinta* tos los porros te los fumas)

Pues eso: suspenso en matemáticas, la única que me quedó, y por lo tanto no pude ir a Selectividad con todos mis compañeros en junio. La verdad, para mi no fue ni si quiera un golpe muy gordo, por una parte lo veía venir, y por otra todo el rollo ese la de la “selectividad-universidad-irse-de-casa” me parecía un poco surrealista; como que no estaba hecho a la idea, así que no me importó demasiado. Por supuesto, para mis padres si fue un golpe duro (mi padre llego a creer directamente que yo no quería seguir estudiando, algo que nunca fue cierto), aunque aún pasarían cosas más complicadas en el futuro inmediato.

Todo el verano entonces lo pasé recibiendo clases particulares, algo que nunca me ha gustado ni he creído necesitar, aunque esa pequeña disciplina me vino bien. Por lo menos, estuve esos 2 meses de verano con Saboya y la Champi, que también habían suspendido precisamente matemáticas, y allí estábamos, los tres con la profesora (la Soco), vaya, que nos reíamos con lo nuestro, y al salir nos íbamos a hacer el penco por ahí y también echábamos buenos ratos.

Bueno, la cuestión es que toooodo el verano fue así. De hecho, fue mi primer verano estudiando, mi primer verano enfocado a septiembre. (Desde entonces, siempre ha sido asi, por cierto… XDD). Esta parte de la historia pasa rápido: llegamos a septiembre, hago el examen de Matemáticas (por fin Jacinta se olvida de todo), y saqué un 5 raspado, todo lo que necesitaba. La nota final de bachillerato me quedaba de este modo en un 6,9, No una nota especialmente alta, pero suficiente para la carrera que quería desde el principio: Ingeniero Técnico en Diseño Industrial en Málaga.

Una vez aprobado el examen de Matemáticas (un martes), me quedaban entonces dos semanas hasta la Selectividad. Y como siempre, yo, con los huevos cuadrados, no abrí ni un libro durante toda esa primera semana. Al salir al sábado, hablé de nuevo con Saboya y me dijo que el tampoco había estudiado nada, y que a ver si quedábamos el lunes o el martes para repasar algo de dibujo técnico. El lunes no hicimos nada, así que volvimos a quedar para el martes, día 11.
Martes, 11 de Septiembre de 2001. Que ni falta hace decir lo que pasó ese día. 

Esa tarde vino Saboya, le aclaré algo de dibujo, pero yo no me pude concentrar, y le dije que ya no quedábamos más. A él, aunque se había enterado y le habían flipado las imágenes, le daba medio igual, pero yo estaba bastante aturdido, que es la palabra exacta.

De hecho, ya estaba más tranquilo para cuando Saboya llegó, pero en un momento cumbre, cuando había estado pegado a la tele (concretamente cuando se dijo que otro avión se había estrellado contra el Pentágono) si me llegué a acojonar bastante. Yo contaría como fue ese día para mi, pero a ver, cada uno tiene su historia de ese día y todos lo recordamos muy bien, es algo que pertenece a la experiencia y memoria colectiva.* Por lo demás, yo, como casi todo el mundo, estuvo pegado a la tele. Todo el día. Todos los días de esa semana, desde por la mañana hasta por la noche.

*De hecho, aquí lo cuento.

Pero volviendo al quid de todo esto, prácticamente se me olvidó la Selectividad. Lo que pasó fue que hasta el siguiente sábado (a falta de tres días para el Día D) con el susto no cogí el primer libro. Y aún tenia que “repasar” (por no decir meterme desde cero) los 30 temas de historia, y toda la lengua y literatura, y repasar ingles, y dibujo, y física…

Matemáticas, al menos, las tenía medio frescas, así que como el primer día era Historia, fue la que ataqué primero. 30 temas que me comí en 2 días y medio. Llegué al examen, me preguntaron el tema que mejor me sabía (la invasión de Napoleón), y a pesar de que lo que puse lo dejé niquelado, se me olvido poner la otra mitad del tema, los antecedentes, al entender mal el enunciado. Así que en ese saqué un 4,5. En lengua, que no había estudiado casi nada, un 2. En Ingles, un 2,5. (blasfemia). Al día siguiente, Matemáticas, un 5, y Dibujo Técnico, un 7 (bien!).

Y aún quedaba Física. No había estudiado nada. Y cuando digo nada, es nada. Así que llego al examen, y había 3 problemas que creí no haber hecho bien, y una pregunta teórica en la que tenía que explicar la diferencia entre vida media y periodo de desintegración. Pues lo que hice en esa fue soltar un rollo, y empecé a hablar de la teoría de la superposición de estados cuánticos que quedaba expresada con el experimento mental del gato de Schröndinguer… saqué un 7’5, chavales, XDD

Pensé en investigar que había pasado con lo de historia, (porque ya digo, ese tema me lo sabía genialmente), pero cuando vi lo de física, dije, uf, lo comido por lo servido, y aquí no ha pasao ná

Me acuerdo que me acerque al instituto, y justo vi a mis profesorass de Historia y Lengua (que me acuerdo que en ese instante iban juntas), pero ellas no me vieron, (con la de veces que me han dicho ellas lo grande y alto que soy XDD), y por el contrario, Juan Antonio, mi profe de Física (al que tengo mucho aprecio, carajo, él es mi mentor) se acercó a felicitarme con mucho cariño.

Pues eso, recuerdo la Selectividad como una experiencia más, curiosa, y ahora que la van a tener muchos, pues a los que leáis esto, (mi hermana empieza el martes, otros no sé si la habréis tenido), que os tranquilicéis, que cuando la hayáis pasado ya veréis como todo es una tontería, y no lo digo porque la universidad sea especialmente difícil, simplemente, veréis lo absurda que es esa prueba.

Yo sé que soy alguien tranquilo (de hecho, soy el tranquilo, más de una vez me lo han dicho), pero de todas formas no entendí nunca esos nervios, la gente vomitando, etc… en fin, cada persona es un mundo, pero lo que digo es que si podéis evitar esas cosas, bueno, pues intentadlo al menos.

(…)

Acabaré un poco la historia, mi media de selectividad fue un 4 y pico (blasfemia, de nuevo), y la media total se me quedó en un 5’7, suficiente para entrar donde yo quería. Lo que pasó, es que en septiembre ya no quedaban plazas… un año entonces haciendo ¿que?. Me matriculé en Informática de Gestión en Jaén, aunque esa es otra historia…

Jacinta*, tos los porros te los fumas (capitulo 1)

*Jacinta es un nombre ficticio, porque ya sabemos lo que puede pasar.

Ahora que “está de moda” (mi hermana la hace esta semana que entra), contaré como fue mi selectividad. Creo que es una historia lo suficientemente interesante como para molestarme al menos en escribirla. Siempre ha habido escarceos con los profesores y siempre los habrá, todos hemos tenido uno o más de uno. Este, es el mio.

Bien, me voy a remontar brevemente unos años atrás. Yo era un alumno de los buenos (muy vago, pero sacaba buenas notas). El caso es que en matemáticas era especialmente bueno… hasta que llego un profesor, Eustaquio*. Toda una personalidad, una historia larga y también digna de contar, aunque no es en la que me quiero entretener ahora. El caso, es que lo tuve por dos años (4º de ESO y 1º de Bto), años en los que no aprendí nada de matemáticas. Ni ecuaciones, ni derivadas, ni diferenciales… Al llegar a segundo de Bachillerato, el nivel que nos metieron de matemáticas fue supremo. Lo asimilaba a duras penas. Yo resolvía los problemas, veía las ecuaciones y las entendía, pero llegados al examen, no era capaz de expresar convenientemente los desarrollos, a pesar de acertar las respuestas. Jacinta, la profesora que tuve ese año, me suspendía por ello una vez detrás de otra.
Jacinta, bueno, menuda prenda, era una mujer de unos 60 años, al parecer vivía sola con su madre, se había quedado soltera, y en especial no era agraciada físicamente. Era ademas una mujer recta, de estricta educación religiosa, y una persona que además arrastraba gran inseguridad en si misma. Un personaje, sin lugar a dudas, al que en cualquier caso le teníamos bastante respeto.
En fin, a lo largo del año fui evolucionando, ya lo creo, cada examen sacaba medio punto más, un 2, un 2,5… al llegar la primavera conseguí aprobar uno…

Por entonces fue cuando hicimos el viaje de fin de estudios a París. Multitud de gamberradas, multitud de historias y un vídeo con mi cámara recién comprada que sirvió para todos de recuerdo excepcional. Bueno, el caso es se nos quedó una frase, no recuerdo ni quien la soltó pero la repetíamos constantemente para hacer la gracia. La frase era “todos los porros te los fumas”. Una frase absolutamente inocente, sin ningún matiz agresivo-ofensivo.

Un día como cualquier otro, haciendo el penco en los descansos entre clase y clase, la gente se ponía a hacer el gilipollas en la pizarra, a tirarse las tizas… Estábamos allí, tres o cuatro, uno escribía una cosa, el otro la borraba, uno ponía un chiste, o un dibujo de una polla, lo típico. Yo puse la frase de moda, “tos los porros te los fumas”, y alguien escribiría algo, medio se borró, y quedo la palabra “…Jacinta…”. Así, quedaba “Jacinta, tos los porros te los fumas”.

Jacinta llegó en ese momento. Nos sentamos, abrimos libros, y de golpe alguien lo lee, dice “ostiaa..!”, Jacinta se dio la vuelta, lo vimos todos, y entonces se hizo el silencio…
La cara que puso la jacinta pasó a la historia. Mas que rabia, o histeria, vi dolor en su rostro. En ese momento yo ya tenia la sangre helada. Entonces con gran indignación, miró a toda la clase, y dijo, en voz baja y tranquila: Quien ha escrito esto.
Silencio sepulcral. De nuevo: Si no sale a la luz inmediatamente quien lo ha escrito, -suspendo a todo el mundo-. El tono, os lo aseguro, era para tomarla muy muy en serio…
Asi que, le eche cojones, y salí. Me miraron todos, como diciendo ¿Rufo?¿el buenazo de Rufo?
Lo borré, y Jacinta me dijo: -Vale.
Menudo vale me dijo, chavales…. Me senté de nuevo, acojonado. Por suerte allí tenia a Pili, una buena amiga, para decirme lo valiente que había sido por salir y decirme que no me rallara más, que no había sido nada.
Por supuesto, al acabar, salí detrás de Jacinta, para disculparme, expresarle mi pesar e intentar explicarle el malentendido. No era mi intención quitarle hierro al asunto, desde el principio fui consciente que algo tan ubicuo e ingenuo como un porro era explosivo si se vinculaba a una personalidad-educación como la de Jacinta. Al acercarme e intentar disculparme, ahora solos y apartados, me contestó con un gran desaire “¿Por qué me tienes que ofender así? ¿por qué me tenias que decir eso? ¿no te he respetado? ¿no os he respetado a todos?
Yo confiaba en que tú eras una buena persona…”

Siguiente examen. Un 1. Final del trimestre. Un 1. Examen de recuperación. Un 1. Rufino, suspenso en Matemáticas. Aun queda la evaluación con los profesores. Algunos, que me tenían algo de estima, intentaron convencerla. Fue imposible. Mi padre, que fue profesor en ese mismo instituto, y conservaba amigos (un poco de enchufe, hay que reconocerlo), habló con ella. Nada. Suspenso en Matemáticas. Rufino, hijo de Rufino el profesor, no iría a Selectividad junto a sus compañeros. Debería de aprobar aún en Septiembre y esperar a entonces a hacerla.
Sobra decir, que desde el incidente y hasta el final, estudié matemáticas como un cabrón, y esos exámenes estaban más que aprobados. Aun me quedaba el verano…

::Sigue aqui::

Sobre las tildes: lo sé, y lo intento…

Bueno, vamos a hablar de un tema que me afecta unicamente a mi, un problema que tengo y que varias veces me habeis recordado. El de las faltas de ortografia, y más concretamente los acentos. No voy a justificarme, porque sé que no hay justificación, pero contaré un poco la historia. Nunca han parado de repetirme que para aprender a escribir, hay que leer. No basta con saberse las reglasde ortografia, uno sabe como se escriben las palabras cuando se acostumbra a verlas. Y leo, desde luego que leo. Nadie me lo puede negar y nadie me lo puede echar en cara: no confundo las letras. Pero el caso, es que nunca le he hecho caso a las tildes. Nunca, simplemente no las veia, no las percibia, por lo menos hasta hace un tiempo (llegue, en un momento de paranoia hipocondriaca y autoexculpable, a acariciar la posibilidad de padecer dislexia…). Bueno, pues llegó un punto en el que me crecí y empezó a no darme la gana ponerlas (sobre todo, en esa maravillosa epoca del instituto…) Por supuesto, sobra decir que todo el asunto de los mensajitos moviles y el chat han hecho estragos entre la cultura linguistica de los jovenes, y en parte tambien es mi caso. Sin embargo, ya un dia, hablando con mi padre, tuvimos una charla seria sobre este tema. Mi padre, en primer lugar, es una persona muy culta, y ha leido mucho mucho mucho (yo por el contrario, soy más de ciencias, lo cual no es excluyente en cualquier caso). Por otro lado, mi padre es profesor de ingles, y conoce bien los entresijos de diversos idiomas. Efectivamente, en ingles no hay tildes, y todo el mundo sabe hablarlo alli, la cuestión es que entre ellos son mucho más comunes las faltas de ortografia. Al ver una palabra en ingles, tiene varias pronunciaciones posibles. Esto, en español, no es posible, y la tilde sirve justamente para eso, para que al leer una palabra desconocida, sepamos como pronunciarla. Tampoco se trata de algo como los franceses, que tienen hasta cuatro (¨,´,^,`, y nunca he sabido por qué), pero mi padre me enseño un texto (de Arturo Perez Reverte si no me equivoco) en el que empezaba a darnos la razon a los jovenes, a decir que habria que eliminar la distinción entre b y v, entre z, c, q y k, entre g y j, etc, etc etc. Parrafo por parrafo iba despotricando, hasta que al llegar al final del texto, era absolutamente ininteligible. Y le tuve que dar la razón, eliminar estas retorcidas reglas es eliminar la historia, la diversidad, la riqueza, es tan feo como acabar con una especie animal o como operar una arruga. Aun tuve tiempo para responderle, crecido; le respondí “¿pero quien se fija en las tildes?”, y lo que me dijo me dejo ya en el sitio. “mira, cagar y mear en publico, obviamente, está feo, igual que confundir “a ver” con “haber”. La cuestión es: hasta que punto está feo eructar y peerse…” XD Y desde entonces, lo intento, intento poner todas las tildes que puedo… Solo hay un problema: mientras no lo vuelva a dominar, prefiero no ponerlas y equivocarme a ponerlas y éqúívócármé… Y si, sé que hay que equivocarse para aprender, lo seee :), solo digo que prefiero parecer tonto que pasarme de listo