Back on Youtube! (e historia de un robo, un nuevo ordenador y un Time Lapse)

Hola, hamigos, hoy os traigo una cosa distinta: ¡Un Video!

No, tranquilos, no creo que me haga v-logger, esto ha sido un experimento que creo que no me ha salido mal del todo (aun con sus declarados fallos, soy capaz de publicarlo sin que se me caiga la cara de vergüenza), pero lo cierto es que me apetecía probar, y que tenía dos buenas razones para hacerlo.

La primera razón, es sencilla: estreno cámara, una Canon 77D que me he auto-regalado (después de ahorrar unos dinerillos teniendo dos trabajos distintos), y me apetecía probar el equipo.

La segunda razón para hacer el vídeo tiene bastante más entidad, y es un buen motivo de celebración: después de ocho años de toda esta movida, Google me ha devuelto la cuenta de Youtube.  Sigue leyendo

40 Años del estreno de “La Guerra de las Galaxias” (y puesta al día)

40 años de esta estampita, con gente saliendo del cine y volviendo a ponerse a la cola para ver de nuevo la película.

Hoy, 25 de mayo de 2017, hace 40 años que la “Star Wars” original se estrenó en los EE.UU. Para mi, necesariamente, esto es motivo de celebración.

Bien sabéis que siempre he sido un gran fan de Star Wars, pues para cuando se estrenaron las Ediciones Especiales, que también cumplen ahora 20 años, mi enfermedad* ya era declarada.

*y enfermedad es una palabra muy adecuada cuando hablamos de un niño de 13 años. Mirad qué cosicas me entretenía en dibujar entonces…

Por eso, podríais pensar que tenía algo muy especial para este 40 aniversario.

Pero no.

Varios factores confluyen en su contra. Y los voy a contar, claro.

Los dos primeros van cogidos de la mano. Un factor es que por definición este blog siempre ha estado empapado de Star Wars (o La Guerra de las Galaxias; pues me gusta reclamar este nombre), y poco más puedo decir que no haya dicho ya (para cualquier consulta, os remito a la sección especifica que tiene en este blog).

El otro factor es que hoy por hoy, al contrario que en otros tiempos, la popularidad de Star Wars está verdaderamente por las nubes. Y en esta época en la que, en primer lugar, está de moda ser ‘friki’ (lo cual es una contradicción en si mismo); y por otro lado, en un Hollywood que ha “trascendido” ya la etapa de reboots, remakes y trilogías planificadas, y directamente ha saltado al estrujar el concepto de “universos cinematográficos”, el de Star Wars se lleva totalmente la palma. De hecho, muchos nos hemos hecho ya a la idea de que es posible no vivamos para ver el ‘final’ de Star Wars; en este contexto ¿que voy a decir nuevo, que no digan mañana televisiones, radios, prensa e internet en general? ¿Qué análisis nuevo puedo ofrecer? Sigue leyendo

Mientras peor, mejor (5 de 5): El dolor de la lucidez, Pregunta Final, y conclusiones.

No sé. No tengo ni puta idea, de hecho. Si habéis llegado leyéndome hasta aquí, veréis que evidentemente vivo en un conflicto, lleno de incoherencias, y perplejo ante preguntas que no me sé responder.

Por un lado, respecto a los avances que hemos conseguido, (existen, no dudéis un momento que existen) soy agradecido y consciente de qué privilegiado soy, somos; de estar dónde hemos llegado, tanto a nivel tecnológico, como a nivel de desarrollo humano; con la oscuridad y pura barbarie que al menos en una parte del mundo, hemos dejado en buena parte atrás. Y al mismo tiempo, me duele ver todo el trabajo que aún queda por hacer, lo que nos queda por luchar, pues nunca es el momento de relajarse.

Y respecto a la gente…

Yo AMO, yo quiero a la humanidad, quiero lo mejor para todos.

Poniéndome un poco serio, claro que creo en los derechos humanos, en la igualdad de oportunidades real, en una educación y una sanidad públicas y robustas, y en aquello de ‘de cada uno lo que pueda dar, a cada uno lo que necesite’. Creo que toda la gente merece felicidad y amor, independientemente de dónde venga, a dónde vaya, y qué esté haciendo mientras tanto en este mundo.

(…)

Habiendo dicho esto…
…creo que Quino lo resumía muy bien con aquello de ‘amo la humanidad, lo que me revienta es la gente’.

Crujía y reventaba vivicos a toda la pléyade de sinvergüenzas, depredadores y psicópatas que se aprovechan de los débiles y de las grietas del sistema. Es una de las cosas que aunque de forma teórica, he sabido desde siempre, la veo con una claridad cristalina solo en los últimos tiempos: el hombre es un lobo para el hombre.

No son estás las personas que imagino al pensar en la pléyade de depredadores que permean nuestra civilización. Aquí, por ilustrar el post, una colección de tiranos, corruptos, oportunistas y psicópatas. Las personas a las que me refiero, son anónimas, y están en todos los estratos de la sociedad.

El dolor de la lucidez

Pero igual que tengo eso claro, reconozco que he sentido siempre un visceral desprecio -del que para nada me enorgullezco- por ‘la turba’, esa masa informe, anónima y sin personalidad, atontada, desvalijada y lista para deglutir cualquier nuevo producto que se le venda; esa masa a la que algunos nos gustaría enseñarles a pensar con lucidez y a ser libres, y sin embargo vemos que no hacen otra que mordernos la mano. Esa masa que con todo el dolor de mi corazón, conforme crezco, veo cada vez más desesperanzadoramente como repite constantemente los mismos errores; que olvida, que ni siquiera aprende, condenada a errar parece que eternamente en un charco de barro sin propósito ni aspiración alguna de mejorar.

Yo a mi mismo no me tengo por un tipo especialmente lúcido. Entiendo algunas cosas, y muchas otras se me escapan totalmente. Soy un mediocre; por definición, lo ‘normal’. ¿Comprendéis lo que a priori eso significa? Significa que LA PUTA MITAD DE LA HUMANIDAD ES TODAVÍA MÁS IMBÉCIL QUE YO.

(Algo que me parece poco menos que intolerable xD)

Entre otras cosas, implica que incluso teniendo un IQ tan solo levemente a alto -y hablo de IQ por hablar de algo-, donde cualquier universitario saca fácil 120 o 130 puntos (recuerdo, siendo 100 por definición lo ‘normal’), significa, que con todos nuestros defectos y taras, carencias, disfuncionalidades, trastornos, debilidades, lastres, vacíos que tenemos como personas, con lo tonto e inútil que yo al menos sé que soy (y no os incluyo porque en el fondo tengo fe en vosotros ;P ), todo eso significa que la inmensa mayoría de la humanidad es todavía más tonta que nosotros.

Y bueno, y esto ha sido hablando de algo que aparece en un tipo de test, un tipo de ‘inteligencia’ (que por usar una definición, usaré la de la RAE). Pero vamos, no hablo ya ni de los distintas habilidades o capacidades de una persona, hablo de las innumerables valoraciones que se podrían hacer de nosotros: compasión, amor, empatía, capacidad de resolución, de aprendizaje, de sacrificio… Somos mediocres, mediocres de solemnidad, y lo peor de ser mediocre es saber que todavía hay gente peor.

Sé que sueno burdo, bruto, basto e insensible, pero ese es para mi el dolor de la lucidez: comprender lo profundamente tarados y limitados que estamos, que somos, los humanos; ver lo poco aprovechado que está nuestro potencial y nuestra capacidad como personas de mejorar; y sentir la impotencia poco lo poco que se puede hacer al respecto, y lo difícil que es combatirlo.

(…)

Y en ese conflicto me encuentro.
La pregunta, más allá del clásico ‘¿sobreviviremos a nosotros mismos?’ es entonces:

¿Puede hacerse?

¿Puede el hombre, esta especie, exploradora, curiosa, y con sed de conocimiento, de potencial, llena amor, de esperanza, y capaz de levantar monumentos y construcciones kilométricas, inventar máquinas voladoras, cruzar océanos a la aventura sin saber que hay más allá del horizonte, o descubrir cosas como la penicilina o la electricidad… puede esta especie asimilar los cambios que todavía se avecinan?

 

Aunque no se si ‘puede’ es la palabra, la pregunta, adecuada. La palabra adecuada creo que es ‘merecer’; la pregunta es:

¿Merece estos cambios?

¿Los merece el hombre, este depredador, este lobo, capaz de rapiñar, mentir, engañar; capaz de matar a sus propios hermanos, merece siquiera alguno de estos poderes? ¿Los merece este animal vagamente racional, tarado, tendencioso, tremendamente subjetivo y dispuesto a creer en contra de los hechos e incluso a modificarlos para ajustarlos a sus creencias? ¿Merece el control sobre la energía nuclear? ¿Merece el control sobre la nanotecnología? ¿Los merece este ser, que ni hace 70 años diseño e industrializó el asesinato en masa, que perpetúa carísimas guerras al tiempo permite que siga habiendo hambre, que sigue permitiendo por omisión, cuando no por acción directa, que ocurran genocidios? 

¿Merece el hombre el poder que da la tecnología?

¿Merece esta especie la inmortalidad?


 

Y eso es todo. Interiormente, tengo para mi mismo una respuesta la última pregunta; pero no la compartiré, no al menos ahora, porque espero un poco de debate. En cualquier caso, es por eso, como decía al principio de estas cinco entradas, por lo que no escribo. Y porque pensaba que, para contaros estas tristezas, mejor no.

¡Pero miradme!, aquí me tenéis de vuelta. Dispuesto a dar algo de guerra, aunque sea soltando bilis por la boca. Todo esto, todos estos dolores, todos estos despropósitos, tienen que servir de algo.

Porque de todo lo malo se saca algo bueno. Porque lo que no te mata te hace más fuerte. Porque de los errores se aprende.

Porque, como dice a veces mi padre; “Cuanto peor, mejor”.

Saludos.

‘Cuanto peor, mejor’

  1. Puesta al día
  2. La Sombra
  3. Internet, What have you done?
  4. La ciencia-ficción NO es ficción
  5. Preguntas finales y conclusión

Mientras peor, mejor (4 de 5). La Ciencia-Ficción NO es ficción

*En las entradas anteriores, os ponía un poco al día de mi vidaexponía mi presente visión del mundo, y finalmente hallaba el que en parte creo que es un buen culpable: Internet y el uso que le estamos dando. Permitidme que ahora divague un poco y hable de una de mis grandes pasiones. Veréis con al final lo enlazo todo.

Los que me leéis y conocéis bien sabéis que soy, con todas las letras y hasta la médula, lo que se viene llamando un friki (o ñoño, como nos dicen en Sudamérica). Aunque disfruto de toda tipo de literaturas, videojuegos, películas y series, siempre he sentido una afinidad especial por la ciencia-ficción. A mi entender, y permitidme que la defienda, tiene algo que la distingue de otro tipos de géneros como los de fantasía, superheroes o todo ‘lo japonés’.

La ciencia-ficción no es fantasía, (y si me apuráis, ni siquiera ficción).

Cualquier genero, cualquier obra, cuando está bien hecha, siempre habla de lo mismo: de la condición humana. Habla de nuestra naturaleza, pasiones, inquietudes, orígenes, mitos… habla de nosotros.

La diferencia es que, mientras otros géneros como la fantasía* o el genero de superheroes hablan principalmente de mitología, echando un vistazo a un pasado o un presente imaginarios; el genero de la ciencia-ficción hace un intento de ver de qué forma nos afectarán los cambios reales a los que nos enfrentaremos en el futuro. 

*Por si alguien se lo pregunta, ‘Star Wars’ siempre ha sido fantasía, nunca ciencia-ficción, por mucho que haya naves estelares y armas láser.

Dicho de otro modo: por definición, la ciencia ficción siempre hará un comentario sobre la tecnología y tratará sobre cómo ella nos afecta a las personas. Si, al final habla de las personas, pero también, sobre como nos relacionamos con nuestro entorno.

Habla, predice, trata sobre algo muy real y muy serio. No es magia, no es fantasía; no son rayos, ni varitas mágicas, ni criaturas mitológicas. Habla de ciencia, habla de algo real.

¿Por qué digo todo esto? ¿al hilo de qué viene esta disertación?

(…)

Foto tomada en mi pueblo en algún momento de la década de los 1930. A la derecha, mi abuelo con dos hermanos suyos

A menudo pienso, pensareis, que ni siquiera la de nuestros abuelos, sino la generación de nuestros mismos padres es la que ha vivido los cambios sociales más brutales de la historia de la Humanidad.

Sin ir más lejos, la feliz y muy plena infancia de mi padre es una con burros y sin luz ni agua corriente en las casas, un mundo no exageradamente distinto al de hace dos o cinco siglos, y de esto no hace apenas ni cincuenta años. Aunque ya existían avances como el transporte motorizado (trenes y tranvías) o las telecomunicaciones (radio y telegrafía), desde entonces además se han universalizado la luz, el agua corriente, la medicina moderna, la revolución agraria, la industrialización, y el estado del bienestar. Todos avances bien recibidos y que sin duda han aumentado nuestra calidad de vida.

En el caso de mi padre, hablo de un pueblo andaluz, y es verdad que en otras zonas y en otros países estos cambios ocurrieron en distintos momentos, pero casi siempre en una sola generación. Nosotros hemos crecido en todos estos lujos y privilegios y ni hemos conocido otra cosa: no hemos vivido muchos cambios. Precisamente el más notable es Internet y la revolución informática en general, que ha sucedido en los últimos 30 años, que es de lo que vengo hablando en las dos entradas anteriores. Y no es poco cambio, pero, creo que coincidiréis conmigo, no comparable con el que han visto nuestros padres y abuelos.

Así que ahí va la pregunta:

¿Creéis que no veremos más cambios sustanciales?

¿Creéis que el salto que han vivido la generación de nuestros padres y abuelos ha sido El Salto que tenía que pegar a la Humanidad, y quedarnos ya ahí? ¿Creéis que los avances en el futuro se quedarán en… que sé yo… coches autónomos, paneles solares en cada casa, una cura definitiva para muchas enfermedades, y poco más?

Bien, a ver que me decís de esto

 

Nada de esto es ficción, ni magia, ni mucho menos fantasía. No son rayos que salen por las manos, ni trolls que se transforman en piedra, ni varitas mágicas, es ciencia pura y dura y que va a ocurrir. La ciencia-ficción lleva hablando de esto décadas. Por eso me gusta la ciencia ficción. El primer ser humano inmortal probablemente ya ha nacido. ¿Cómo podemos esperar asimilar esto?

Y no va a tardar en ocurrir, tal vez en menos de una generación ocurra, y nos vamos a cagar

Y una de las cosas que se me ocurre por la que nos vamos a cagar, es porque efectivamente y por vez primera, no todos los hombres serán iguales. Aun naciendo como nacemos ‘todos iguales’ y aún así vemos la desigualdad que ya hay, ¿Qué pasará cuando nazcan superhombres, con superinteligencia, superfuerza, superlongevidad…?

Vuelvo a hablar de Westworld, y es que con algunas de las críticas que he leído de ella, se me cae el alma al suelo: “vacuidad”, “pomposa”, “carente de trama”. DESPEDIDOS Y A VUESTRA CASA YA QUE NO TENÉIS NI PUTA IDEA. Hombrepordios…

Y otra de las inquietudes razonables es ¿a qué se dedicará toda esa población que no trabaje porque no hará falta? ¿Se dedicarán, con su infinito tiempo libre, a formarse, a mejorar como personas, cómo decía Asimov, como vaticinaba el futuro de Star Trek? ¿A trabajar por el progreso de la humanidad, una vez atendidas sus necesidades básicas, o a seguir desviviéndose en un puro ciclo de veneración, avaricia y envidia materialista? ¿O a entregarse de forma degradante a las drogas, a los vicios, al placer; a la pura complacencia y hedonismo de una vida en la que cree que todo está conseguido?

Y todo esto, en una sociedad que, al contrario que lo que durante eones ha hecho la evolución, cada vez premia menos al mejor preparado.

Es irónicamente en Wall-E, una (maravillosa) película de animación para niños, donde veo la mejor representación de un posible futuro -y bastante repulsivo- para la humanidad: anodinas criaturas que transcurren como espectadores de sus propias vidas, entregadas a la nada del consumo y entretenimiento, con todas sus necesidades más que elementales saciadas por un ejército de máquinas a nuestro servicio. ¿Era todo para llegar a… esto?

Nuestras mentes, nuestra sociedad, nuestro tejido cultural, laboral, empresarial; nuestras leyes, nuestra economía, ¿cómo se enfrentarán, cómo nos enfrentaremos a estos cambios tan brutales, radicales, rupturistas, que irán apareciendo en los próximos 30 años?

(…)

Pues os digo una de las cosas que (creo casi seguro que) pasará

Una ola reaccionaria, proteccionista, conservacionista, caracterizada (como siempre) por una fuerte y dura resistencia a todo tipo de cambio; y mientras muchos individuos abrazarán y celebrarán estos avances, otros tantos, la mayoría, los rechazarán con todos sus fuerzas, poniendo trabas e impedimentos y legislando en contra de semejantes cambios. Por que serán cambios de los que no se beneficiará todo el mundo. De hecho, ya la veis como se levanta; ya hablaba de ella, aunque de forma vaga, en la segunda entrada. 

Pero el cambio, como todo cambio, será imparable. Sencillamente sucederá. Habrá quien se quede atrás. Habrá quien caiga, literalmente aplastado ante la maquinaria del progreso. Y lo peor, habrá muchos abandonados, olvidados. Esto por supuesto no es nuevo, lo cual lo hace peor. Las desigualdades, los dramas y el conflicto social que ya vemos, no hará más que crecer.

Y seguramente ni siquiera tengamos por qué hablar de una desigualdad realmente desgarradora: la tecnología nos proveerá de energía y ciertos lujos de forma barata como ya lo hace con la comida y la medicina (teniendo en cuenta que el hombre ‘pobre’ de ahora ya vive mucho mejor que el ‘rico’ de hace unos siglos); esa desigualdad será un síntoma, o una consecuencia, ni yo lo sé, de una masa tontamente desesperada por subirse en un absurdo carro de progreso y consumo insostenibles, alimentados por esta desenfrenada ideología del materialismo, con gigantescos centros comerciales a modo de modernas catedrales de un culto nocivo para nuestro propio planeta (la única deidad que realmente debería ser reverenciada); una sociedad alimentada en la ignorancia, el odio y miedo irracionales, creyentes de que son dignos y merecedores de todo, y de que la fuente de todos sus problemas y  males -males de primer mundo– son otras personas, otros grupos, otras castas, otras razas, en vez de ellos mismos.

Y que en un momento estas tensiones, en un mundo no de hambre, desempleo y precariedad; sino en un mundo de bienestar (donde realmente lo tengamos casi todo, donde realmente haya que perder) cualquier cosa pueda pasar, en el que la tiranía de la turba, si no hambrienta, si pueda hacer barbaridades no muy distintas a las de tiempos no muy lejanos.

¿Y sabéis que? Que tal vez la comprenda, incluso la comparta. Porque no será necesariamente solo el fruto de la ignorancia o de la desinformación. Será el fruto de la rabia ante la injusticia, ante la desigualdad. Abrazaré esos cambios que traiga el progreso solo cuando todo el mundo se puede beneficiar de ellos, y se pueda hacer de una forma responsable, sostenible, equilibrada.

spirits

 

Bueno ya, hasta aquí mi disertación; hasta ahora tan solo he colocado el contexto necesario para plantear mi pregunta, que ya teneis en la quinta y última parte.

(…)

‘Cuanto peor, mejor’

  1. Puesta al día
  2. La Sombra
  3. Internet, What have you done?
  4. La ciencia-ficción NO es ficción
  5. El dolor de la lucidez. Preguntas finales y conclusión

Mientras peor, mejor (1 de 5). Repaso a 2016 y puesta al día.

Hola. Aquí sigo, vivo y coleando.

Os pongo brevemente al día: trabajando bastante, y desde septiembre, fijo y a jornada completa en este proyecto en el que estoy a tantos niveles tan implicado. Poco que contar sobre el trabajo: lo que puedo contar no es interesante, y lo que es interesante, no lo puedo contar… Y a nivel personal, lo más relevante es que me mudé hace unos meses a vivir, solo por primera vez, a un apartamento en el precioso barrio del Realejo, en Granada. Y no mucho más, no mucho más sobre mi que me apetezca contar, realmente poco más puedo pedir, todo va razonablemente bien ;)

Atardeceres en el Realejo

Por ubicación, os lo digo, no me puedo quejar. Esta vista la tengo a pocos minutos de mi piso (eso si, subiendo una deliciosa cuesta xD)

Y si, tengo esto del blog abandonado: solo una entrada (y bastante depresiva, y con razón) en los últimos cinco meses. Dicho silencio viene a coincidir precisamente desde que se alzó la cantidad de trabajo, y también los primeros y moviditos meses de empezar a vivir solo, mudanzas* incluidas.

*Tres de hecho, en menos de quince días…

Pero permitidme que os diga: ese mismo hecho de no escribir, ese por qué, esa no-noticia, es por algo, y me he dado cuenta de que en si misma da para una buena entrada, un buen post. Es una entrada oscura, pero merece ser, debe ser escrita. Vamos a ello.

¿Por qué no escribo?

Hay varias razones. Si, por un lado, y ya lo decía nada más empezar, el trabajo me tiene, o al menos me ha tenido estos meses, hasta arriba. No os olvidéis de que el grueso de este blog se redactó y fue producto de la mente de un mal estudiante que tardó diez añazos en acabar la carrera. Llevo apenas tres años en el mercado laboral, y solo puedo decir que siento una tremenda simpatía por aquellos que lleváis adelante un blog incluso teniendo familia e hijos. Volviendo a mi, decía, ha sido diciembre bien bonico, de aprendizaje, sin duda cargado, y estresante -y del que alguna vez me apetecerá hablar-; tanto, que al acabar de navidades y todo, me tiré un par de días en la cama.
Todo bien, hay trabajo en nuestra pequeña empresa, cosa que por supuesto es una buena noticia, pero como todo lo laboral y como he dicho al principio, hablaré más cuando sea oportuno. Que por cierto, para el trabajo he tenido que redactar un par de entradas y reflexiones sobre el Diseño Industrial, y aunque para dónde iban a ir publicadas no podían tener el estilo casual y desenfadado que les podría dar aquí, no dudéis que os las publicaré ;)

Y que si, venga, que lo de escribir, también se me está pasando (una pena seguir viendo como cierran más y más blogs), poco a poco, la crisis existencial de los blogs… blablablá… ¡Qué pereza! que coño: que ahora al no tener tanto tiempo, ponerte a pensar y reflexionar no es ya una de tus prioridades en tu tiempo libre.

Y para colmo (¡para colmo!), ya ni veo tantas series (aunque vaya tela, hoygan, vaya tela con Westworld…) ni mucho menos películas. Esto en si mismo reconozco que es un tema para hablar, con lo que yo he sido
(Aunque últimamente juego, y mucho, a la PS4, y también hablaré de ello)

No es solo que es un privilegio y un placer ver a dos monstruos de la interpretación como Anthony Hopkins y Ed Harris en la pequeña pantalla; es que, aunque solo existiera el primer episodio, personalmente ya lo consideraría una obra cumbre del género. Y dado que mi película favorita es ‘Blade Runner’, de la cual ‘Westworld’ bebe a cántaros; si, ahora ya sabéis cual es mi nueva serie de TV favorita. Ojo a lo que he dicho…

Y lo diré también, me estoy volviendo algo más celoso con mi intimidad. Cada vez me doy más cuenta de lo fácil que es ponerse a bichear perfiles, y en un par de vistazos, rajar de arriba abajo la vida de una persona. Sigo teniendo la linea trazada entre que puedo/quiero contar casi en el mismo sitio que siempre (y en general, lo sabéis, soy muy transparente y me guardo pocas cosas), pero cada vez que vuelvo a leer un post antiguo (y lo hago), siempre hay una palabra, tal vez una linea, que prefiero editarla o quitarla. A veces por celos, y a veces también, por pura vergüencilla de ver cómo me expresaba. Es nada, una milésima parte de lo que hay escrito, pero dado que tampoco voy a repasar sistemáticamente todo lo que hay, a veces pienso si por esa minúscula pero crítica milésima lo más sencillo no sería borrarlo todo y mandarlo a la mierda.
Y así estamos. Mucho de lo que escribo son notas personales, y no sé hasta que punto son realmente necesario que sean públicas…

Resumiendo: que mi vida no está siendo extraordinariamente interesante.
2016, aún estando lejos de haber sido un mal año -de hecho, ha sido muy constructivo-, ha traído en lo personal pocas cosas reseñables. Trabajo, amigos, familia, vida algo más sana (con bici y gimnasio y toda la pesca), algún viaje, vida en Granada; y si, algún, o algunos, proyectos frustrados.

En fin, todo esto era la puñetera introducción, la puesta al día.
Ahora el meollo de verdad: la sombra. De verdad, por qué no escribo. En la segunda parte.

(…)

‘Cuanto peor, mejor’

  1. Puesta al día
  2. La Sombra
  3. Internet, What have you done?
  4. La ciencia-ficción NO es ficción
  5. El dolor de la lucidez. Preguntas finales y conclusión