Islandia. Apuntes.

Ayer por la tarde me crucé con mi primo. Suele andar o bien cerca de su nave industrial, o bien en las obras de su nueva casa, y paso por delante en estos paseos veraniegos que me pego cada tarde para ir a la piscina.
Es la primera vez que lo veo desde que volví del viaje, así que me pregunta, ‘¿Qué tal?’
Y le respondo: ‘Psche… bueno, no sé… espectacular’. Él se echa a reir y dice: ‘Vaya, que ni bien ni mal: Espectacular’.

Esta tonta anécdota me sirve para introducir y resumir dos puntos clave. Y es que ese ‘psche, no sé’ que le dije a mi primo no era tanto una duda sin resolver que yo tuviera, sino más bien un ‘a ver por donde empiezo’. Y el ‘espectacular’ que salió a continuación por mi boca no era para contrarrestar las vacías palabras que acababa de soltar, sino la única, auténtica y certera verdad del viaje: Islandia ES espectacular.

Geysir

Geysir. El primero, el original, aquel que da nombre a todos los de su clase…

*Antes de seguir más me vale claro dejar de que va todo esto, para los despistados: he estado cinco días en Islandia. Si, a tomar por culo. Prosigamos, ya entraré en detalles.

(…)

Lo mismo decís ‘Uy que fuerte empieza… Espectacular dice… no habrá sido para tanto‘.

A ver. Puede pasar una cosa. Que sencillamente no te guste ese rollo. Hay gente que es más de visitar monumentos y ciudades, o aquello de conocer culturas y gentes. O que le vaya más el rollo del sol y playa. Muy bien, oye. Pero, y sin que necesariamente entre en conflicto con lo anterior, si te gusta la vastedad, los grandes paisajes, las vistas espectaculares, y la pureza de la naturaleza cruda, Islandia es el lugar. Es única. Es imposible que decepcione. Y lo digo con propiedad, porque esto también es cierto, nos ha puesto a prueba.

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Autumn Break: Berlín, día 0 (VI y Fin)

(viene de aquí)

He dejado el día 16 de Octubre para el final, pero ¿por qué? Ya lo he venido adelantando (no sé si demasiado): por la sencilla razón de que fue el día más divertido, el más completo, el más curioso y sin duda, el más raro de todos. Empieza muy ricamente en el aeropuerto de Rygge, Noruega, y acaba de una manera peculiar en la alevosa nocturnidad de Berlín. Todo el Autumn Break estuvo bien, pero me apetece cerrar la narración dejando lo mejor para el final. Tan simple como eso.

Postdamer PlatzBranderburg Tor

(…)

Sábado, 16 de Octubre de 2010.

5:00 AM, nos hallamos en el segundo día del Autumn Break. De hecho todavía estamos en Oslo. Nos hemos pateado la ciudad, hemos hecho botellón en un Burguer King, hemos estado en un lugar bastante asqueroso, hemos sufrido el ataque de un personaje de la mitología noruega, todo ello bien detallado aquí, y ahora ya estamos, bastante bastante cansados, camino del aeropuerto de Rygge, a 60 km de Oslo. El avión partía a Berlín a eso de las 12 de la mañana, asi que habíamos pasado de reservar hostal (aunque la idea si era tenerlo para el sábado siguiente, que volveríamos a estar en Oslo, y que al final, no), y directamente fuimos a dormir al aeropuerto.

Nada más llegar, tuvimos un dilema: ¿pasar en ese mismo momento el control de seguridad, para no tener que preocuparnos más adelante, o dormir fuera? Elegimos dormir pasado el control, para evitar males mayores. Nos fuimos a la zona más apartada posible (justo en el parque infantil, donde el suelo de goma nos servía de alguna forma de colchón), y despues de acomodarnos, disponernos y asearnos (yo el último: a mi ritmo), tocaba cerrar los ojos.

El resto llevaba ya tal vez 20 min sobando cuando yo me dispuse a coger mi sitio. Todavía tardé un rato en coger la postura, encontrar la manera de que no me diera la luz en los ojos… después de un largo proceso, parece que al fin estaba dispuesto a dormir. Eran ya las 6 de la mañana.

(…)

Tal vez fueron segundos. Tal vez fueron segundos, los que pasaron entre que cerré los ojos, encarrilado ya en la autopista directa al sueño, y que un agente de seguridad Sigue leyendo

La parsimonia

Esta es tan solo una anécdota sobre el Autumn Break que no he sabido donde meter. Fue que una de las veces, perdí a los míos en el metro de Londres. Y ellos se asustaron más que yo.

Os cuento: a lo largo de todo el viaje he tomado la fama de ir siempre el último. Eso siempre ha sido así, claro, y ya lo sé yo, igual que lo sabe mi familia, mis amigos de Málaga… y que ahora lo saben ellos: que soy un tranquilo del carajo. Pero nunca (y son ellos los que me lo han dicho) he hecho esperar a nadie (al menos este viaje, eh, no os echéis al cuello tan pronto xD).

La Parsimonia

Que me gusta esta foto, ea, es la tercera vez que la uso

Por un lado, es verdad, me gusta ir a mi ritmo, y por otro, el tema echar fotos siempre retrasa. Además, no me gusta ir a la cabeza del pelotón, y para terminar, el coche escoba, de por si, tiene una función, y la mía era la de esperar y recoger a los otros rezagados. Si me veían, sabían que nadie iba detrás mía, y la gente se queda tranquila. A pesar de todo, rara vez los perdía de vista, y de vez en cuando y siempre que hacía falta (esto obviamente no lo veían, así que tendréis que creerme cuando os lo digo) echaba un sprint para alcanzarles. A pesar de como tenía los pies al final del viaje, pero lo echaba. Aunque pocas veces hacía falta ese sprint, claro: a estas alturas, sé aprovechar un paso de cebra para alcanzarles, o que se han equivocado de camino y dan la vuelta, o que se paran a mirar algo… Yo a lo mio no le llamo tranquilidad, sino eficiencia energética Pero no estamos aquí para hablar de eso. Aquella vez del metro no funcionó.

Aquella vez ni siquiera iba rezagado, aunque, es cierto, yo iba el último del pelotón. Aquella vez íbamos todos juntos en una piña, aquella vez. Y aquella vez, el metro estaba lleno. Entraron todos, todos menos yo. Y efectivamente, me quedé solo (o ellos, depende de como se mire… :P)
Y cuando vieron que me quedaba fuera, ¡entonces se pusieron histéricos! –¡Que Rufo se queda fuera! ¡Que Rufo se queda fuera! (o eso me apetece imaginar xDD, reconozco que hay un poco de fantasía en la reconstrucción). Pero yo solo hice un calmado gesto con las manos que entendieron a la perfección: ‘Bajaos en la próxima’.

(…)

Lo más gracioso de todo, es que en mi cabeza, 30 segundos antes, venía andando y pensando:

‘Si alguno se perdiera en el metro, habría que desarrollar algún ‘protocolo’… como por ejemplo hacer que los adelantados se bajasen en la próxima parada’…

Quién me diría que medio minuto más tarde tendría que ponerlo en práctica: ni me había dado tiempo de comentarlo con nadie.

Pero en fin, salió bien, entre otras cosas porque aquella vez sabía donde íbamos (íbamos a Notting Hill: otras veces nos hemos puesto a andar sin, al menos yo, tener ni puta idea de adonde nos dirigíamos), y porque no había posibilidad de confusión posible, pues a aquella parada solo correspondía a una línea de metro. Y me monté en el siguiente coche, y ni me tuve que bajar: allí estaban ellos esperandome, incluso mi puerta se paró frente a ellos, ni hizo falta que bajase…

No hubo muchos incidentes más: Noel por ejemplo se quedo encerrado en el tren, a ultimísima hora, justo cuando volvimos a Horsens, pero es que aquella vez fuimos todos unos pamplinas que no empezamos a coger las maletas hasta que se paró el tren. Obviamente el maquinista no esperó a que bajasemos, y Noel tuvo que ir hasta la siguiente parada y volver. Digamos que ese fue el incidente más negativo del viaje (otro fue que una de las veces Jose Luis tuvo que pagar 32€ de más por colarse de peso en el avión, pero que uno de nosotros pagase, en un vuelo de cinco, cuando casi todos rebasábamos el límite, lo llamaría muy buena suerte), pero visto globalmente, nos salió todo de puta madre. Y en el Interrail, lo mismo: nada grave que lamentar, ni siquiera anecdótico. A estas cosas habría que llamarlas anti-Murphy. De prepararlo todo al milímetro, fijo que algo sale mal…, pero hay veces que mientras menos preparas las cosas, más suerte parece que tienes, pues claramente dependes de ella: la estas tentando…

Dorling Kindersley (Londres, Autumn Break V)

(viene de aquí)

Nota: no os asustéis por la longitud, que lo que hay son muchas fotos, y no tanto texto ;)

Aquí teneis el quinto y penúltimo episodio sobre el Autumn Break, que para quien acabe de llegar, es un viaje de diez días que yo y unos amigos nos pegamos en Octubre pasando por Oslo, Berlín y Londres mientras estamos de Erasmus en Dinamarca. Muchas son las razones que han hecho que esté tardando tanto en acabar estos episodios, una de ellas es lo que he tardado en procesar las fotos: anteayer, casi cuatro meses despues del viaje, he acabado al fin de procesar (a.k.a. photoshopear) los más de 350 panoramas y/o HDR que disparé en el viaje, condensados todos estos a partir de unas 1700 fotografías. Las otras 300 (disparé en total unas 2000 fotos) eran imagenes individuales que requerían poco o ningun trabajo.

Dicho esto, me tomo un espacio para hacer un análisis/comentario. De Berlín, desde el principio guardé un día, como ya dije, por la cosa de dejar la historia más divertida para el final (aunque lo mismo ya la estoy inflando demasiado, no es cosa de crear hype: son solo un par de anécdotas, punto). Y es verdad, Berlín, en general, me pareció mucho más interesante y divertida. Ya lo dije, no solo por la historia que tiene sino por su caracter, su ‘movida’. Parece una ciudad bastante más joven, más desenfadada, más abierta. Allí me lo pasé mejor (supongo que también porque no estaba tan cansado), pero es verdad que lo que puedo contar sobre Berlín, es en general más interesante que lo que puedo contar sobre Londres. Londres, que es una ciudad maravillosa, no solo es cara (cara de cojones), sino que impone, tiene una pomposidad y ostentación que no se ven ni de coña en Berlín. Dicho de otra manera: me imagino perfectamente viviendo en Berlín, pero no en Londres. Dicho esto, si de Berlín me flipó la ciudad en si, lo mejor que tiene Londres (que no significa que la ciudad en sí se quede muy atrás), al menos para mi, son sus museos. Fiesta, si, tuvimos en Londres, el último día, luego lo cuento. Pero considerad que esta entrada de lo que va a ir es de museos. Prosigo pues con el relato.

Autumn Break

Jueves, 21 de Octubre de 2010

Despues de haber hecho el día anterior el Free Tour, la mañana del jueves se la dedicamos al Museo Británico, que teníamos a tiro de piedra de nuestra residencia. Como podéis imaginar, es imposible verlo en un día.
7 millones de objetos de todos los continentes, 5 millones de visitantes anuales. Números, números, pasemos a la acción: a la entrada te ponen la Piedra Rosseta. Primera, en toda la frente. La entrada es gratis, así que no nos cuesta ningún trabajo pagar por la audioguía, la recomiendo (que al fin y al cabo es una forma de ‘pagar’ la entrada). Elegimos seguir por el ala egipcia, y tras la Rosseta (con tanta fama, me hace gracia que lo primero que quieres hacer es ver que hay por atras: obviamente nada), te encuentras la estatua de Ramses II, de nosecuantos metros de alto.

British museum

British museum

Y cuando te has acabado el recorrido por la sección egipcia, después de las figuras de bronce, de dejarte los ojos fascinado ante el preciosista detalle de los jeroglíficos labrados en los sarcófagos de granito, y de ver todas las momias que llevo años viendo en los libros de Dorling Kindersley (la de Artemidoro o la del pelirrojo Ginger), me entero que ‘en la sala de al lado’, tienen… wait for itSigue leyendo

‘Mind The Gap’ (Londres, Autumn Break IV)

(viene de aquí)

Nota: Aquí ando, tres meses más tarde y todavía contando como fue aquel viaje. Quise narrar aquel Autumn como una ‘muestra’ de como me estaba yendo este año, pero supongo que es un poco gilipollas querer llamarlo ‘muestra’, porque se mire por donde se mire, hacer un tour de este calibre, visitando dos de las más importantes ciudades europeas en apenas 10 días, no tiene nada de normal. Y luego, es que han pasado tantas cosas desde entonces, no solo tiempo puro y duro sino cosas… que ya se diluye un poco la emoción de contar aquella aventura. Y para rematarlo, es que me he vuelto a pegar otro viaje: hace una semana volví de pegarme un Interrail de 10 días por Praga, Budapest y Cracovia. Tranquilos, que no os voy a dar otra vez la vara con ese viaje, si acaso haré un resumen de un solo tomo y las correspondientes fotillos ilustrativas. Pero empecé esta serie, que se acabará montando en seis fascículos, y estoy obligado a acabarla. Dejé este mismo episodio y el siguiente ya escritos antes de irme de Interrail, y no los subí solo porque aún no tenía listas las fotos (si, tres meses más tarde aún me quedan fotos por photoshopear). Soy el primero en reconocer que publico ya estos últimos episodios con cierta apatía, pero bueno, como además sé que hay personas a las que les va a gustar leer esto, pues aquí van estos penúltimos capítulos, y me pongo ya a escribir la última de Berlin que ya toca ;)

Big BenTower BridgeLondres
Westminster AbbeyLondres
LondresLondresLondres

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