Fandosidades, simbologías, y otras migueiladas: Nolan, Kubrick y Scott (1 de 2)

Hace unas semanas, hablando con un buen amigo, tuvimos una charla (bueno, habló básicamente él) sobre la simbología existente en Interstellar.

INTERSTELLAR

Alguien está a punto de traer a alguien de de entre los muertos…

Me comentó bastantes similitudes que a él le parecían evidentes,  con infinidad de referencias bíblicas, hindúes, budistas, y especialmente, a la Divina Comedia de Dante*; referencias que a mi, en su mayoría, me pasan completamente por encima de la cabeza. Ya os pudisteis dar cuenta que no hice ninguna referencia a eso (ni siquiera a la más explícita, el hecho de que las misiones Lázaro se llamen así), bien, porque como ya digo, las ignoro, o bien porque las veo tan evidentes que no me quería detener en ellas. O que, como toda referencia bíblica (especialmente bíblica, por lo fáciles que me parecen), me aburren. No lo sé. Lo que si sé, es que el discurso de mi amigo me pareció todo lo contrario a aburrido, nada rebuscado, y tal vez le decepcioné al no ofrecerle réplica, y en vez de eso, asentí como un tonto a todo lo que me dijo.

*De hecho, ha hecho un blog cuya primera entrada la ha dedicado a hablar de esto, de lo cual me alegro mucho :)

El caso, es que por supuesto que tengo fe en la cultura de mi amigo, y no dudo que si esas referencias él ve tan claras, estarán ahí. No se trata de poner en duda la propia capacidad de analizar de mi compañero, sino la capacidad de los hermanos Nolan de llenar su obra de todas esas referencias: además de mi colega, ellos gozan también de mi crédito. Y como tengo precedentes de casos en las que algunas películas me gustaban mucho antes de que las comprendiese plenamente (sin ir más lejos, era sensible al magnetismo y poder visual de Kubrick y su “2001: Odisea en el Espacio”, años antes de que alguien me explicara qué coño hacía el monolito con los simios), en lo que a mi amigo e Interstellar se refiere, aceptamos barco.

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(…)

Dicho esto, y bien sabido que la historia del arte está llena de referencias y metarreferencias puestas de forma consciente (o inconsciente*) por parte del autor, y sin entrar en el cenagal de intentar distinguir lo que es influencia, de referencia, de homenaje, y todos estos del descarado plagio (por no caer en el agujero negro de intentar averiguar que es la ‘originalidad’, aunque ya intenté hablar una vez de eso), también debemos insistir,

  • Primero, en que aquello de ‘dejar la interpretación abierta al público‘ es un comodín que jamás, ningún autor en la historia, ha usado </ironia off>;
  • Y segundo, que muchas interpretaciones que se hacen, aun siendo plausibles, son a menudo no solo descartadas por el autor, sino a menudo incluso negadas de forma rotunda por este.

*Un ejemplo de referencia inconsciente en la que puede caer un autor puede ser cualquiera que se haga al número 12. Se repite consistentemente a lo largo de la historia de las religiones, probablemente a consecuencia de que la Luna completa 12 ciclos al año, pero es además un número con una batería de propiedades interesantes, y que aparece a menudo en numerosas construcciones geométricas y matemáticas. Un autor siempre puede decir que usó el número 12 en cierta ocasión porque sencillamente es un número “bonito” o “útil”, más que como una referencia a los apóstoles o a los ‘Jyotirlinga’ (cosa que acabo de mirar en la wikipedia, obviously); algo que en cualquier caso, también nos obliga a preguntarnos por qué nuestros antepasados escogieron ese número en primer lugar.

 

El casoPrometheus

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¿A quién hay que matar para que salga una película que sea un plano de dos horacas de una nave espacial reentrando en la atmósfera? Si me pagais lo mismo hasta la hago yo.

 

En su día fui a verla al cine, y bueno, como siempre he sido una puta que me he vendido muy barato cada vez que me ponen planos de naves en el espacio, dije que pagar por la entrada había merecido la pena. Sobre ese punto concreto sigo estando de acuerdo (ea, qué queréis que le haga), pero donde me corrijo es en la suavidad con la que por lo demás, traté a la película: hoy por hoy, es la decepción más grande que jamás me he llevado en una sala de cine.

Su guión me parece tan vil y perversamente malo que para mi hasta estropea la experiencia de las obras previas de los principales implicados en esa desfachatez (R. Scott y D. Lindelof), a saber, precisamente aquella de la que es Prometheus precuela, Alien; y Lost, serie a la que, por sus personajes, quise mucho, incluyendo su final. Pero el guión de Prometheus tiene tal cantidad de agujeros, y de tal calibre, que se me hace difícil, muy difícil, cogerla por alguna parte (lastima por el excelente diseño de producción). Si la peli fuese más sencilla (a sencillez, Alien no la gana nadie) estaría bien, pero Lindelof se llena la boca de palabras y conceptos que le vienen tan grandes, que el batacazo es descomunal.

Pues bien, me llamó poderosamente la atención que Prometheus diera carnaza a los frikazos, mentes privilegiadas las suyas (permitidme el sarcasmo) que decidieron hurgar en los significados ocultos (y los evidentes), interpretaciones y demás mierdas y pérdidas de tiempo que pudiera ofrecer la película. Muy Iker Jimenez todo, la verdad, rollo que si de dónde venían los ingenieros, que si cual era su verdadero propósito… todo muy esotérico. Película, cuyo guión, no olvidemos, es obra de un perro llamado Damon Lindelof, que después de aquella apoplejía, es para echarlo a comer aparte*.

*Si, y esto lo dice uno al que Star Trek Into Darkness le encantó. Así estamos de la chola.

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Imagen de un ingeniero, ingeniandoselas para ingeniar muchos ingenios de esos de los suyos.

 

A donde voy, es que ninguna de esas teorías que construye la fandosidad, por muy encomiables que sean, me merecen el más mínimo crédito más allá que como mero entretenimiento, porque se sustentan en la nada de un guión flojo, endeble, mal construido, que no se tiene en pie.

Amigos, aquí de lo que se trata es de la diferencia entre la obra de un verdadero erudito (Borges, o un ejemplo cercano, Tolkien), cuya obra estará empapada de influencias incluso cuando no haya referencias culturales explícitas, y la de un “iluminado” de los que hacen como que entienden leyéndose el primer párrafo de la Wikipedia . Lo digo en serio, de los segundos hay suficientes, como para encima, hacerles el trabajo que ellos tendrían que haber hecho, y buscarles (leamos bien: fabricar) sentidos ocultos e interpretaciones alternativas a su obra, que al perpetrador original estaban muy lejos de habérsele ocurrido, y le vienen luego de puta madre de cara a justificar su obra.

(…)

Cosas así, con la distancia y la edad, claro, te hacen pensar. Lo que voy a decir, ya que hablaba hace un momento de Ridley Scott, se podria extender a Alien y Blade Runner, pero voy a detenerme en un clásico de mi generación. Recuerdo que Matrix, que a muchos quinceañeros y no tan quinceañeros nos flipó, fue tachada por muchos de pretenciosa, artificiosa y tener grandes agujeros argumentales (especialmente, lo de usar humanos como fuente de energía, algo termodinámicamente imposible). Y aunque había muchos niveles a los que leer la película, muchos significados también se los buscamos (leasé: añadimos) los fans, a menudo probablemente sobrepasando lo que los creadores tenían en la cabeza. Al llegar Matrix Reloaded y Revolutions (que a mi, ni fu, ni fa) recuerdo lo cansinos estuvieron durante la promoción con lo de responder, a los críticos que la atacaban, que si les disgustaba era porque en verdad “no la entendían” (pienso que si una película carece de buen guión, buenas interpretaciones, buen ritmo… ninguna ‘revelación cósmica’ la salva). Y más tarde, Cloud Atlas, que aunque me pareció aceptable e bastante emotiva, me olió a ‘uy, estos Wachowski solo saben hacer una película’*, incluyendo la repetición descarada de un punto crítico del argumento de Matrix, y para más inri, disculpándolo con un chiste sobre otro clásico setentero que ya usó ese mismo plot device. Pues si, todo esto te hace reconsiderar si con Matrix a los Wachowski se le alinearon los planetas, les salió así de potra, o sencillamente Matrix lo mismo no es tan buena

*Y agarraos que ya mismo estrenan “Jupiter Rising” y lo mismo me tengo que replantear toda mi adolescencia

 

Pero volvamos a Lindelof y estos impostores del chichinabo, atacarlos en cierta medida es errar el tiro: al menos ellos miran en la Wikipedia, que, con lo que voy a decir, casi hay que darles las gracias. Hay otros. Estan los Migueis, y sus migueiladas. 

Los conocéis, y están por todas partes. Lo explicaré en la segunda parte.

 

True Detective

Toca seguir hablando de Matthew McConaughey, y su buen amigo Woody Harrelson. Señores, True Detective.

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Actorazos.

No se me ocurre mucho que decir, las palabras filosófica y densa se me quedan cortas (a menudo me he visto volviendo a ver el mismo episodio, o la misma escena, varias veces). La trama policíaca está bien, bastante bien de hecho, pero se da el caso de que no es eso lo que la saca de quedarse en solo bien hecha. ‘Hipnótica’ me parece una palabra justa. ¿Guión, diálogos, desarrollo de personajes? Excelentes, sobresalientes ¿Actores? Buffff…

Claro que hay que hablar de McConaughey, que es de coña lo de este tío, incluso te hace volver a mirar toda su carrera con nuevos ojos (aunque de refilón, eh, ¡no es cosa de llorar sangre!). No abandona su fuerte acento ni muchos de sus manerismos, pero lo que hace con ese personaje, Rust Cohle, tan complejo y roto por la vida, es increíble, realmente increíble. Aún tengo que ver su ‘Dallas Buyers Club’, pero con papeles como este y el de Interstellar, no me pilla nada por sorpresa la racha de premios que lleva, y ya lo dejé caer, entra como una centella en mi lista de actores favoritos. Y cuidado también con Harrelson: además de que su papel es un excelente contrapunto al de su compañero, cada vez que frunce el ceño nos descubre que es capaz de jugar en la misma liga que su buen amigo Matthew.

True Detective diluye fuertemente la linea que separa cine de televisión. Algunos dicen que sabe a poco, efectivamente: ojalá siguiéramos con ellos (ni Matthew ni Woody repetirán), ojala no hubiera acabado, ojala la nueva temporada esté a la altura (consuela pensar que Nic Pizzolatto, único guionista y creador de la serie, sigue detrás), pero ¡Dios, han sido ocho espléndidas horas con estos personajes! ¡En muchas películas no pasamos ni dos horas con los personajes que amamos! En este caso, ¡buah! ¡Qué ocho horas!

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Ahora hace gracia verlos de esta guisa…

Citaría unas cuantas frases (ya os enlacé arriba esta escena del primer capítulo), pero la idea es que no la habéis visto; por lo que os dejo con los magníficos títulos de crédito, y (si os faltan razones, aquí tenéis más) una muy entusiasmada recomendación por mi parte , con la esperanza de que la descubráis por vosotros mismos.

Nota: tanto me gusta he me he marcado estos dos buenos dibujos. A ver que os parecen.

Interstellar, y 2. Letting it go.

(Esta vez si hay spoilers. Caution advised)

No sé si se notó mucho en el último post, pero Nolan me ha pegado fuerte. Tengo una especie de costumbre de ir a ver al cine varias veces las películas que me gustan (dinero que no me gasto en otras cosas…). Con la última, ya han sido no una, ni dos, ni tres veces las que he visto Interstellar como debe de verse, sino cuatro. Y con orgullo puedo decir, todas ellas en muy buena (y variada) compañía. Juntándome con buenos amigos, trayendo a buenos amigos, repitiendo con buenos amigos. Acepto que esta última vez me hubiera gustado verla en VO y comprender porque tantos no comprenden el acento de McConaughey, pero si diré que como en todas las veces anteriores, Nolan me sigue poniendo los pelos de punta, me hace apretar los asideros del asiento, y por supuesto, me hace el nudo en la garganta, tanto, como la primera vez.

Volviendo a Nolan

Ver Interstellar me ha obligado a repasar la filmografía de Nolan que tenía más alejada. Vi no hace mucho Insomnia (muy correcta en todo), tengo pendiente volver a Memento (película que por muchos años me ha parecido sobrevalorada); las de Batman y El Truco Final las tengo recientes, pero me apetece especialmente detenerme en Origen: es de esas películas que deliberadamente he escogido no ver en varios años (con El Señor de los Anillos estoy haciendo lo mismo) para que cuando llegue el momento de volver a ellas, me vuelvan a impactar con fuerza.
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“Interstellar” (Christopher Nolan, 2014). El Viaje

(No hay spoilers, pero si lo que quieres es saber si merece la pena ir a ver Interstellar al cine, déjate de leer críticas y ve corriendo, YA.)

 

http://www.youtube.com/watch?v=haUS2khSG1c

El primer trailer de Interstellar, sin duda para mi el mejor, y el único que conviene ver.

No recuerdo si alguna vez he vanagloriado aquí lo que vengo a llamar las ‘películas viaje’. Seguro que alguna vez lo he hecho. ‘Avatar’ o la misma ‘Origen’ de Christopher Nolan (y no creais que metería muchas más en esa lista) las llamé en su día ‘películas viaje’, y sin duda fue una gran experiencia vivirlas en la gran pantalla. Podría expresar el concepto de ‘película viaje’ de varías maneras, seguro que es lo que la mayoría de los mortales llamamos ‘peliculón como la copa de un pino’. Sin duda, una ‘película viaje’ siempre lo es, añadiría que normalmente posee una duración superior a las dos horas; y que es una obra absorbente, un tren en el que te montas y no te vuelves a bajar hasta que acaba el trayecto, que consigue que perdones y apagues tu sentido crítico, que te mantiene pegado al asiento, que hipnotiza. Más que un viaje, es una experiencia. Y posiblemente aquí viene lo que me parece más pertinente: a menudo trasciende el medio. Las trajes de ‘película de culto’ o ‘clásico del genero’ entiendo que se le quedan pequeñas. Una película viaje es siempre ‘más’ que una película, ‘más’ que solo una buena película.

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Interstellar, ni os quepa un segundo la duda de que es una de ellas, pues aún va más lejos: probablemente conquista esa definición y se apodera egoistamente de ella. Interstellar es ya, recién estrenada, LA película viaje por excelencia. Sigue leyendo