Nota: este artículo va de política, y viene calentito. Avisados quedais.
Hay cosas que realmente no requieren de grandes reflexiones ni discusiones. Cosas de las que un niño, medianamente espabilado, se da cuenta, y es curioso que luego, aun con la experiencia, la edad y el darse cuenta de lo fractalmente complejo que es el mundo, dichas impresiones, en su esencia, siguen siendo los mismas. Como por ejemplo, las relaciones entre países.
Hay un momento en el colegio en el que un niño empieza a entender las relaciones entre los grupetes: empezando por el cabecilla o líder de la cuadrilla, en todos los grupos tenemos a un segundo, al listo, el burro, el tonto, el gracioso, el pardillo del que todos se ríen… así como también hay al menos un bloque, en estructura, idéntico al tuyo pero que de alguna forma es ‘el enemigo’. Y también, muy probablemente, un grupo de parias, que no saben muy bien que hacen juntos, pero ahí están. Como individuos, a solas, somos razonables, pero en grupo nos convertimos en burros. Pues bien, seguro que, o espero que, compartis/compartáis conmigo esta impresión que tengo desde bien pequeño, y que no ha cambiado ni un ápice: Las relaciones diplomáticas entre países parecen casi lo mismo que un juego entre niños. Como si las mentes de tan dignos mandatarios no alcanzasen a más. O tal vez son los medios los que insisten en vendernos esa idea, pero parece que así es. Una idea sencilla, sin mucha más retórica. Creo que ni hace falta que nombre países, pero incluso acabada la guerra fría se sigue viendo esa dinámica de bloques, de declaraciones, de pronunciamientos, golpes en el pecho, amenazas, etc. Ningún individuo o persona desea una guerra, por ejemplo, pero cuando se hace es porque ‘se está obligado’ a hacerla. Es irónico, pues los paises al fin y al cabo son personas, pero parece que se trata de un ente superior… y eso que el mundo es como nosotros lo hacemos, en fin…
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Esa era una idea más o menos independiente que quería compartir desde hace tiempo (y nunca he sabido como calzar, ahora quiero vuestra opinión y saber si tenéis o siempre habéis tenido la misma impresión), pero hablar de paises me sirve para enlazar la siguiente anécdota, que si viene más al caso.
En Estados Unidos suelen hacer uso de una frase, ‘solo Nixon podía ir a China’, cuando se quieren referir a que ciertas medidas solo las puede hacer, sin levantar oposición ni revuelo, cierta persona, partido o grupo. La frase procede de cuando el presidente Richard Nixon, reconocidísmo anticomunista, inició un acercamiento diplomático a la China comunista, la de Mao, que entonces no estaba reconocida a nivel internacional. De hecho, la que se reconocía como legítima era la de la isla de Taiwan, aunque si queréis saber más de esto os leeis la Wikipedia (es lo de toda aquella historia de Forrest Gump con el ping pong). El caso es que reconocer diplomaticamente a la gigantesca y rojísima China continental era algo que había que hacer, pero si lo hubiera hecho un presidente demócrata, no solo la derecha republicana, sino probablemente la inmensa mayoría de la opinión pública, se hubiera abalanzado sobre él. Pero como lo hizo Nixon, chitón y punto en boca, todo el mundo callado y aquí no ha pasado nada.
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A lo que voy.
Es entendible que al PSOE se le haya echado del gobierno. Zapatero hizo una cosa que no tiene perdón, a mi entender, y es la negación de la realidad, que presidió la primera mitad de su segundo mandato. Por eso, a mi entender, es por lo quemerecía no seguir en el poder. Aquella fase en la que se negaba a llamar crisis a la crisis fue realmente ominosa, y negar la realidad, dentro del juego democrático y del estado de derecho, creo que es lo peor que puede hacer un gobierno. Una negación que hasta yo, que entonces no tenía ni idea de economía (ahora no es que tenga mucha, pero a la fuerza, de algo me he ido enterando), ya veía venir antes de que se celebraran las elecciones de 2008. Ya entonces me olía mal, ya entonces el plan que tenían los socialistas me parecía consistir en ‘tuneamos un poco los números para salvar la papeleta ahora, y dentro de cuatro años nos presentamos como los rescatadores de la crisis que ya sabemos que viene, y que para entonces se habrá acabado‘. Que si yo me daba cuenta, hasta un niño se debería de dar cuenta… (No olvidéis que la crisis ya venía resonando en EE.UU. desde verano de 2007, aunque aquí no llegó el tsunami hasta el año siguiente, seis meses después de las elecciones). Es entonces cuando no di mi voto a Zapatero, y es cuando creo que debería de haberse producido un cambio en el poder. Pero claro, ZP no lo había hecho del todo mal, los números estaban a su favor, y sobre todo, la derecha estaba enfurecidísima (¿alguna vez no lo está?) y ultramontana: como para votarles, con el miedo que daban…
Negar la realidad servía para cabrear a la derecha, pero el golpe de timón, como tomó la senda de los recortes, inevitable, sirvió para perder a la izquierda. Al voto de izquierda. Ese votante que vota, o no vota, o vota a otro partido, que vacila, que tiene dudas, que cambia de parecer de una vez para otra. No como el voto de derechas, que vota siempre, y siempre vota: al PP. Como Dios manda. Sin vacilar. Porque este es un país de mayoría de izquierdas, y cuando hay participación en las urnas, gana la izquierda, y cuando hay abstención, gana la derecha. Y que no me lo invento, eh, a los datos me remito. Recordad que en estas elecciones el PP solo ha ganado 500.000 votos, mientras que ha sido el PSOE el que perdió 5 millones.
Ese es el golpe de timón que había que dar, que era inevitable, desgraciadamente impuesto desde fuera por gobiernos no elegidos por nosotros y por unos nada democráticos mercados. Que en eso ni me quiero meter. El caso es que bien que Zapatero no es Cayo Lara, ni el PSOE es IU (ojo, que ellos de estar en el poder se hubieran visto en las mismas), pero yo al menos si entendí en ese momento que si Zapatero lo hacía, que si era él el que lo hacía, era porque de verdad hacía falta, porque no quedaba otra. El se resistiría, lo haría contra sus principios y minimizando daños. Ese era Nixon visitando China.
Pues parece que el votante de izquierdas no lo entendió. Ni el de derechas, por cierto. El de izquierdas montó el 15M, que fue muy bonito (aunque me pilló en Dinamarca), y teníamos y seguimos teniendo poderosísimas razones, pero se instaló la cantinela de que ‘son todos iguales’ y que ‘no hay alternativa’. Lo que en la práctica se tradujo en abstención, que es lo mismo que el PP arrasando. Ahí estamos, ¡ese votante de izquierdas responsable y adelantandose a los resultados! A lo que ‘no hay alternativa’, respondo con una pregunta: ¿es que no hay un partido a la izquierda del PSOE?¿Es que no hay más partidos?
¿Y a la otra cuestión, la de que ‘son todos iguales’?
A eso, creo que tres meses han sido más que suficientes para ver que no son iguales. Pero es que creo que hasta el votante de derechas se ha dado cuenta. Creo que es el momento de darse cuenta que aunque Zapatero lo hizo mal, al principio, cuando dio el bandazo, el camino de los recortes ponderados, tomó el camino inevitable, doloroso, pero correcto. Zapatero lo estaba haciendo ‘bien’. Con todas las comillas que queráis, pero era el camino de la recuperación. Lento, pero seguro, por ahí acabábamos saliendo. O si no bien, mejor que antes, pero sobre todo, mejor que la ‘alternativa’ que sufrimos ahora. Tomando el camino largo, el de la lenta recuperación. Si al principio la derecha tenía argumentos, cuando Zapatero dió el bandazo se los quitó.
Pero la derecha jamás puede estar contenta.
Y ahora que han llegado, una derecha implacable, apremiante, ineludible, pero ya, sin argumentos (los recortes que ellos hubieran aplicado ya los había hecho el otro antes) llegan con el mantra, cual burro con anteojeras, del deficit, el deficit y el deficit. Aplicando recortes y más recortes. Pero no unos recortes contenidos o unos recortes impuestos desde fuera. Ni siquiera unos recortes de emergencia a los que se imponga un limite y se garantice que se vayan a revertir cuando la situación se enderece. Rajoy no tiene que esperar a que Merkozy le diga nada: ya lo hace él.
Unos recortes deseados, hechos casi con gusto.
Unos recortes que llevan persiguiendo treinta años y para los que ahora han encontrado la excusa perfecta. Unos recortes no dolorosos ya, sino sangrientos. Tanto que vemos ahora más cerca Grecia de lo que la veíamos con Zapatero. Pero sobre todo, unos recortes de cara a la galeria, que se vea que ellos están haciendo algo. Haciendo recortes donde ya no se puede recortar. Donde ya se ha superado el punto óptimo. Donde el ciclo de decrecimiento se retroalimenta. Con tanto apremio, con tanta prisa que el ansia les puede. Como si fuera esta una crisis de la que se puede salir con prisas.
No entiendo de modelos económicos, pero, humildemente, soy incapaz de imaginar en que modelo de previsión tanto recorte puede ser bueno, productivo y positivo. Que hasta en economía casera se sabe que ir de pobre sale caro. Son recortes que están ya siendo contraproducentes, se está viendo, y creo que de ello se da cuenta hasta un niño.
Y también un votante de derechas (¡no he buscado la comparación!). El mismo que se quejaba de los recortes de Zapatero, por estar haciéndolos. El mismo que, ya no sé cuanto en broma ni cuanto en serio, decía la eufórica noche del 20N ‘mirad los correos, que mañana empiezan a llegar las ofertas de trabajo’. El mismo que, aun siendo funcionario, ahora se tiene que comer los recortes a su sueldo, cuando Zapatero aún no se lo había tocado. El mismo que ahora está calladito, calladito. Como dice Javier Marías, como viendo nevar tras la ventana.
Tres meses creo que ya son suficientes para que, gente de izquierdas se den cuenta de que no, ‘no son iguales’. Y gente de derechas, para que, ¡oh vaya!, que con un gobierno algo menos de derechas tampoco se estaba tan mal. Pues agarraos, porque quedan otros tres años con estos, y están en mayoría absoluta. Y en nuestro voto y nuestro no voto, les hemos elegido. Lo mismo hasta nos los merecemos.
(…)
En fin, son muchas ideas revueltas que he querido condensar en un post (para una vez que hablo de política), pero espero que genere algo de (buen) debate aquí.
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Las relaciones entre países son un juego de desconfianzas más o menos encubiertas en el que se trata de que la “tribu vecina” no sea más poderosa que la tuya. Vencer al rival (usando la fuerza si es necesario) es algo que tenemos en los genes desde hace tropecientos millones de años; no por nada, sencillamente es algo que nos ha ayudado a sobrevivir. Nuestro cerebro se ha formado capa a capa alrededor de algunos primeros instintos (cazar para alimentarse, proteger a las crias, desconfiar de casi todo…) que también son absolutamente necesarios y que aun hoy usamos frecuentemente. ¿Entonces, podemos pretender que la solidaridad (una recién llegada en términos evolutivos) haga frente a nuestro cerebro reptiliano? Creo que no, o al menos aun no; quizás dentro de unos cuantos millones de años.
En cuanto al panorama económico, decir, desde mi agnosticismo político, que ni Zapatero pudo, ni Rajoy podrá. Y aquí me voy a poner un poco serio. Soy pesimista, muy pesimista. En mi entorno cercano hay una acería, un astillero, y una factoría de bienes de equipo, importantes, emblemáticas diría yo, y las tres están en situación crítica, si no agonizante. El problema no es Zapatero ni Rajoy, dejémonos ya de maniqueísmos políticos, de pensar que mis ideas son las buenas y las del otro las malas (¿No es eso también un atavismo, un reflejo de nuestro cerebro reptiliano?); el problema es que fuera de aquí se hacen los barcos, el acero, o los transformadores eléctricos, más baratos y/o mejor. Hemos logrado un estado de bienestar muy aceptable, pero nos hemos dormido, hemos pensado que una vez alcanzado cierto status ese ya era un derecho que nos correspondía porque somos estupendos, pero no, hay 5.000 millones de personas que han aprendido la lección del capitalismo y ahora quieren su parte del pastel compitiendo con nosotros, y lo van a hacer, van a competir, están compitiendo (¡y de qué manera!), y vender nuestros productos va a ser cada día más difícil. ¿Soluciones? Pululan por el ambiente muchas y “maravillosas” soluciones: Inventar tecnología como los alemanes, trabajar barato como los …, multiplicar por diez los aranceles aduaneros, no pagar la deuda, salirnos del euro, y así docenas de genialidades; pero sea cual sea la elegida, no será sencilla y además tendrá, sin duda, fortísimos efectos secundarios. En fin, que no somos del todo conscientes del síndrome al que se enfrenta este país, y perdemos el tiempo echando las culpas unos a la derecha, otros a la izquierda. Lo dicho, aun somos un poco reptiles.
Pd: por desdramatizar. El Crysis me gustó, pero para mi, el cumbre es el Half Life 2. Después de aquello, ninguno ha estado a su altura en cuanto a inmersión. Quizás me estoy haciendo mayor…
Pd2: Y perdón por el rollo.
No hombre, nada de disculpas por el rollo porque entiendo a la perfección tu comentario. Si me lo permites, me imaginaba que alguien me podría saltar por donde tu has saltado, en el buen sentido, me lo esperaba: es cierto que en este post he caido, y he de decir que en parte deliberadamente (entre otras cosas porque se me hacía demasiado largo el post) en caer en el partidismo y presuponer que un partido u otro va a tener la solución. No. Por eso dejo caer que ‘nos los merecemos’, de alguna manera quiero decir que la culpa de todo, la tenemos nosotros, como sociedad, como conjunto, y ni uno ni otro tiene la receta mágica. Por lo demás, insisto, totalmente de acuerdo con lo que comentas, nos hemos dormido, nos hemos acostumbrado a vivir de las rentas (literalmente, entre otras cosas, del turismo), y descuidado cosas como abdicar en la industria, entregándolo todo a China (esta noche mismo han comentado unas cuantas cosas interesantes sobre ello en la tele), y desde luego, haber ignorado sistemáticamente el sector tecnológico y de la innovación. Yo mismo voy a buscar irme fuera el año que viene, fíjate lo que te digo…
Y si, el Half Life es la obra cumbre, el puto Padrino de la historia de los videojuegos. De hecho te estoy adelantando una frase del siguiente post que tengo cociéndose desde hace tiempo ;)
Para que haya ricos, tiene que haber pobres. Y parece que va siendo hora de que nos toque a nosotros; es el momento de los países asiáticos y árabes, que ya se han tirado el capitalismo bestial (aunque anclados en sociedades más rancias). Así que poco podemos hacer aquí con cambios de gobierno (ya se ha visto por ejemplo que en Grecia no ha servido de nada). Estamos endeudados hasta las cejas y vamos a acabar durmiendo debajo de un puente.
Quizás lo has leído ya, pero este artículo me resultó interesante: http://scientia1.wordpress.com/2012/04/06/recortes-en-ciencia-deudas-del-futbol-verguenza-nacional/
Saludos!
Si, lo de que si que para que haya ricos tenga que haber pobres es una pregunta que ya lancé aquí mismo hace tiempo, con respuestas un tanto dispares.
(http://www.raciondepersonalidad.es/2008/03/26/%c2%bfes-necesario-que-haya-pobres-para-que-haya-ricos-en-el-mundo/) Como ya te digo, de eso hace tiempo y entonces no tenía ni idea (pero ni idea) de economía, y ahora, aunque poca, algunas ideas tengo algo más formadas al respecto. A ver, tengo claro que no todo el mundo puede ser rico, pero por definición de la palabra, es una cuestión semántica pues si todo el mundo es rico, nadie es rico. Pero el caso es que vivimos mucho mejor y con muchas más facilidades que un rico de hace cien años o un rey de hace quinientos.
Con lo de que es necesario que haya pobres para que haya ricos, cuidado, ya no estoy tan de acuerdo. Con el sistema productivo actual, cierto, es imposible, entre otras muchas cosas porque con la tecnología actual los recursos son limitados como para que la Tierra aguante a 7mil millones de personas al nivel de un americano medio. Pero con una gestión adecuada de los recursos, energías renovables, en resumen, con un sistema económico realmente sostenible (y para ello creo que aún no existe la tecnología), si es posible. Si es posible, no se si esa cifra de humanos, tal vez tengamos que ser menos, pero creo que si es posible (y digo posible, no probable) que TODOS pudiéramos vivir bien. Porque también creo que cuando todos vivamos bien, cuando haya al menos comida y agua para todos – y duele decirlo, pero también una planificación familiar adecuada, y para eso falta también mucho – se acabará la fuente de cualquier conflicto. Resumiendola mucho, esa es mi impresión de como se podrán resolver las cosas.
Y bueno, deduzco que a ti, al igual que a mi, tampoco te gusta mucho el fútbol, así que esa noticia también me parece de traca. No te creas que no pensé algo parecido en su momento.
IMHO, el gran problema de todo esto es que nos han vendido como imprescindible reconocer a China, pero en nuestro caso no era ni imprescindible ni medio imprescindible. Si no se han opuesto es porque se lo ordenan desde Europa. Se lo mandan los elegidos en esas elecciones europeas a las que no hicimos ni caso, esas que son las más importantes e influyentes que hemos votado nunca. Los paises que han reconocido a esta nuestra china, o sea, Irlanda, Grecia, etc, están como están y es a donde vamos. Esta es la eterna discusión de Hayek y Skinner (http://www.youtube.com/watch?v=d0nERTFo-Sk)
Lo malo de Hayek y Skinner es que el segundo lleva años demostrando funcionar muy bien y el primero lleva años demostrando funcionar fatal. Pero es el que beneficia a quien beneficia.
Además, como hemos estado desde Felipe González creciendo practicamente solo por el ladrillo y no se ha hecho caso a las voces de alarma, provenientes normalmente de la izquierda, avisando sobre la burbuja, pues…
De todos modos, el 15M, por lo que sé, al menos en Valladolid, que es donde estuve más o menos metido, pedía que no se votara al PP ni al PSOE, no a los demás partidos.
Anécdota relacionada con lo de las ofertas de trabajo: Existe en Valladolid una fábrica que estuvo cerrada durante toda la primera legislatura de Felipe González para crear paro.
Vaya rollo os he metido.