Máster de Profesorado en Granada, os pongo al día

Iba queriendo hablar de esto. Acabo de soltar un par de entregas gordas y ahora me veo con el tiempo de poneros un poco al día. Llevo dos meses viviendo en Granada, con todo el ajetreo que quiero tener, lo que viene a ser decir lo mismo que que estoy muy agustico. Comparto un piso bonico y muy barato con gente mu apañá, echo mis horas de trabajo, voy con muchas ganas a clase, mis gastos son moderados, y al mismo tiempo tengo una vida social bastante interesante, especialmente si la comparamos con la que tenía cuando mi anterior trabajo, viviendo en mi pueblo. El caso es que Granada, hasta el momento, está siendo todo lo que esperaba de ella, que dicho sea de paso, era bastante.

Mirador de San Nicolas

El mirador de San Nicolas, irónicamente visto desde la Alhambra. Si, todo eso es gente.

Ya dije que es una ciudad a la que tengo mucho cariño, que además de ser bonita de cojones y tener mucha menos mala follá de la que se dice, la llevo conociendo años a través de experiencias vamos a decir, curiosas (se puede decir que la empecé a conocer a base de botellones, y de hecho mis primeros recuerdos de ella empiezan por un ‘anda, en esta plaza es donde aquella vez…’ xD). Ciertamente no hay momento para el aburrimiento, y teniendo en cuenta la cantidad de gente que ya conocía de antes que vive o es de aquí, solo me faltaba finalmente venirme. Y aquí estoy.

Pero quiero enfocarme en lo que está siendo la experiencia de formarme como docente en el Máster de Profesor de Secundaria que estoy cursando, el mismo del que nuestro profesor de sociología (Pablo Galindo Calvo) dijo el primer día que no sabía “qué tipo de reflexiones esperar de un grupo de Ingenieros” y que acabó en su despedida diciendo que era “uno de los grupos más interesantes que ha tenido nunca” (y que no dudará en cogerse el año que viene de nuevo a alumnos de la rama técnica).

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Así se ve ahora Sierra Nevada, con el campanario de San Miguel Bajo y parte de la Alhambra delante, desde el mismo centro de Granada (concretamente desde la Caleta)

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La Nueva Verdad Revelada: Patatas Fritas al Microondas. Leed y salvad vuestra alma.

*Del Creador de “La Comparativa Definitiva: Patatas Fritas”

Hoy, nochebuena, me siento generoso. Hamijos, estoy viviendo una revolución personal, y quiero compartirla con vosotros. Siento que he descubierto algo que el mundo merece saber, algo que tal vez puede salvar la humanidad. Este es tal vez el post más grande que escribo desde… no sé, ¡desde Interstellar!, y esta es una revelación que debe ser conocida. Os presento la auténtica verdad. Os presento…

Las patatas fritas (*) al microondas.

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Crujientes, sabrosas, “ligeras”, y con su buena hamburguesaca con vegetales (que no vegetariana) de acompañamiento :D

*Disclaimer: más que fritas, asumo que sería más correcto decir deshidratadas, pero el sabor es, por lo demás, idéntico.

De adicto a adicto os lo digo. Como podréis imaginar, aquella ¿promesa? que hice hace dos años de abandonar las patatas fritas de bolsa no la cumplí ni de coña. Sigo una dieta variada, no fumo y hago con regularidad ejercicio, pero sigo tan enganchado a ellas como siempre. Las patatas fritas que no me las quite nadie. Sistemáticamente en mi despensa hay muchas bolsas, a menudo varias abiertas, y garantizo que jamás se ponen rancias: las acabo antes de que pase ningún desastre. Garantía. Una bomba de calorías esperando formar un buen atasco en alguna arteria vital. ¿Soluciones?

Bueno, experimentando he ido llegando a alguna solución interesante. Desde hace unos años, en mi casa se vienen haciendo almendras tostadas al microondas. Mi hermana, que es muy de estas cosas. Crudas, las almendras peladas se embadurnan en una mezcla de agua, harina y sal, y se dejan literalmente tostar al microondas en un plato (previamente untado de aceite) hasta que adquieren ese color dorado. Perfectas como snack, o para machacarlas y usarlas como aliño en la cocina. La curiosidad me ha llevado a probar algunas combinaciones, y con las ideas del ruso friki, y por el cientifiquísimo método de prueba-error (ya se decenas de formas de como NO hacer lo que os voy a explicar), me dispongo a presentaros la receta que cambiará your lives forever. Ahí va, sin más dilación.

 

  1. Se pela una patata mediana, y se corta en rodajas finas.
    Una rebanadora, o incluso el mismo pelapatatas, pueden aseguraros un grosor fijo y os hará trabajar más rápido. No cabrá más de una patata por plato; si queréis más, tendréis que hacer otra vuelta.
  2. En un plato grande se coloca una hoja de papel vegetal.
    No es estrictamente necesario (más tarde añadiremos más) pero restregar unas gotas de aceite sobre el papel no es mala idea. E intentar prescindir del papel vegetal, confiando en que embadurnar el plato de aceite será suficiente para que todo se despegue luego de forma fácil, NO es buena idea.
  3. Añadir a las patatas cortadas una cucharada de aceite (no es necesario más) y sal al gusto. Como alternativas/añadidos, pimienta, tomillo, limón, curry… son bienvenidos, de nuevo a vuestro gusto. Remover la mezcla y las patatas con las manos buscando una distribución uniforme de los componentes.
  4. Disponer las rodajas en el plato con papel vegetal, aprovechando bien el espacio disponible. No temáis que se toquen, es más, os invito a que lo hagan, pues habrá una divertida y conveniente sorpresa.
  5. 8-9 minutos al microondas a máxima potencia (800 Watios en mi caso)
  6. Et voila!!
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A falta de buena compañía, que mejor que una buena película para cenar…

 

Las patatas habrán adquirido un maravilloso color marrón dorado, estarán crujientes, y lo más fascinante, se despegarán con una facilidad pasmosa del papel, que por cierto, podréis volver a aprovechar perfectamente. Si las patatas se tocaban entre si y no dejasteis huecos, saldrán como una unidad, no solo ahorrándoos trabajo sino siendo potencialmente un bello objeto decorativo para vuestros platos!!

2014-11-26 14.07.11

Un buen sombrero decorativo y crujiente de patata. Apuntad, gourmets.

 

Con lo que tenemos unas patatas crujientes, gruesas, doradas, realmente deliciosas, y lo más importante de todo: ¡hechas por vosotros, lo que por definición las hace mucho mejores que cualquier bolsa negra que se ponga por medio!

Además, habéis ahorrado energía (9 min. de microondas supone una eficiencia mucho mayor que vuestra cocina, ya sea eléctrica o de gas), habéis gastado menos aceite (menos de una cucharada por patata), e insisto, es un producto al que no se le han añadido productos que desconozcáis, ni conservantes, ni aditivos que os puedan incomodar.

(…)

Pero lo mejor, tal vez, es precisamente lo laborioso que es hacerlas. Es sin duda más barato, pero también lleva más trabajo. A los 9-10 minutos que tarda una sola patata en deshidratarse, sumad pelarlas, cortarlas, y mezclarlas con el aceite y la sal (con el pringue asociado). Es mucho más fácil coger un puñado de una bolsa, que liar esta movida, por supuesto, igual que es mucho más fácil coger un cigarrillo del paquete que liarlo tu mismo.

Así es: las patatas “fritas” al microondas son a las patatas de bolsa como el tabaco de liar lo es a los cigarillos. Es mejor porque es más barato, pero sobre todo, porque consumes menos. Es producto de tu propio trabajo, lo que te hace apreciarlo y saborearlo más, y también saciarte antes, pero principalmente, consumes menos por el sencillo hecho del tiempo que lleva prepararlo.

La solución, por supuesto, sería abandonar las patatas fritas o el tabaco (ya lo he dicho sobre lo segundo, yo no fumo), pero ya que va a ser que no, personalmente recibo esta opción con los brazos más que abiertos.

En fin, acabo este post con una frase que he escuchado a vegeratarianos y veganos más de una vez: “menos mal que las patatas fritas no están hechas de carne”…

Patatas fritas, gracias por existir :D

 

Selecciones, actualizado

Una pequeña tarea de mantenimiento del blog que tenía pendiente desde hace tiempo, ha sido resuelta: he actualizado la página del blog ‘Selecciones’. Lo irónico es que cuando digo ‘desde hace un tiempo’, resulta ser más de la mitad de la vida de este blog (que inicié en 2005, y a lo que habría que sumar unas cuantas cosas más que había escrito antes), pues dicha selección la hice en 2009, y estaba desde entonces sin actualizar.

Atardecer despues de la gran 'Granadizada'

Como vengo teniendo la costumbre, la foto no viene a cuento de nada. Es por ilustrar, es mía, y es por lucirla ;P Hecha desde el Carril de la Lona, en Granada, minutos después de una funesta granizada este verano que inundó media provincia.

Bien sabéis que he publicado bastantes menos cosas en estos últimos años, y en general esas entradas han sido más densas. “Esto de los blogs ya no es lo que era”, madremíacomopasaeltiempo, y pollas en vinagre: podemos estar pataleando, lloriqueando y mirando fotos viejas un rato, aunque no se me escapa que unas cuantas entradas que me curré pasaron desapercibidas, y otras cuantas, entre las más exitosas de este blog (portadazas en Menéame y Microsiervos incluidas) merecen su justa clasificación en una suerte de placa conmemorativa, mapa del blog, o introducción para noveles: como queráis llamarlo. Tampoco se me escapa que supuestas series de entradas, por distintas razones, han quedado sin completar; que me sirva también de recordatorio y leve escarmiento público.

Nunca se me escapa, ni pretendo escapar, a la noción de que este es un blog personal, egoblogokaka como tanto le gusta llamar a estas cosas a Eulez; un lugar donde no hago más que representarme a mi mismo, y por razones que han sido numerosas veces discutidas: un ego algo hinchado, unido al mero placer de escribir por escribir.

Pero aunque no siento que deje de gustarme escribir, si siento que esto, honesta y sencillamente, me importa cada vez menos. Sigo teniendo tantas ideas como siempre, pero irónicamente, cada vez más borradores, y menos entradas publicadas. Claro que pasan cosas en mi vida, con total seguridad más interesantes que las que me pasaban con 21 años, pero imagino que cada vez prefiero más vivir, así, en general, que andar pendiente de entradas, comentarios, y visitas, que si realmente me importasen (aunque algo me importan), ya hubieran hecho que abandonase el blog hace tiempo. Pero bueno, dejaré alguna de estas divagaciones para el décimo aniversario (si, décimo…) de este blog, para lo que faltan pocos meses.

Atardecer despues de la gran 'Granadizada'

Mismo lugar que la anterior fotografía, apenas minutos más tarde.

A lo que voy: creo que la razón fundamental por la que tengo este blog, es la de documentar mis propios pensamientos, y que sirvan a modo de fotografía de ellos, y de el momento en que fueron escritos. Por supuesto, muchos de ellos me parecen ahora ridículos y ni de coña los escribiría por mucho que cambiara el estilo. Pero no reniego de ellos, oh-bruce-lee, ellos forman parte del camino que llevan a aquel que soy ahora. Y por esa misma razón, aunque parezca contradictorio, tiene su sentido resaltar estos post recientes (bueno, ejem, de los últimos cinco años…) y separarlos de los anteriores, siendo estos más cercanos a la persona que soy ahora, más representativos de ella, y darles, daros a vosotros, y a mi mismo, la oportunidad de que los leáis, en vez de que queden sumergidos en la linea de tiempo. Por ello, ahí los lanzo.

: : Selecciones Ración Individual de Personalidad: 2009 – 2014 : :

Preveo soltar un par de post más aún este 2014, pero los tiros irán por otro lado, así que aprovecho para desearos un buen 2015, donde espero que todo vaya igual de bien si es que no mejor. Saludos.

¡Curso de choque en Historia del Mundo!

Le quiero dedicar una pequeña entrada a esta serie de videos de Historia del Mundo que acabo de descubrir, y también de terminar.

No sé hasta que punto es digno de celebración o de defenestración el que uno quiera aprender rápido y picadito cosas importantes… tal vez para poder desecharlas rápido (cosa que no ha sido el caso). Cualquier historiador, así como científico, biólogo, astrofísico, médico… (es decir, cualquier profesión/campo del conocimiento importante y con capacidad real de influir en la calidad de vida de las personas y su dosis, de modelar el mundo -cosa que un sexador de pollos, todos mis respetos a los sexadores de pollos, no es) con cualquier sensibilidad por la enseñanza siempre va a esperar y desear que te intereses por su campo, que decidas a leerte un buen libro, que te empapes, que bucees, que aprendas y a ser posible, incluso te dediques a su campo. Al fin y al cabo, es natural pensar que el campo al que nos hemos dedicado es importante, ¡estamos dedicando nuestra vida a él!, y podríamos debatir hasta que punto dicha opinión totalmente subjetiva es válida. En cualquier caso siempre querremos reclamar que ‘no se enseñan suficientes matemáticas/filosofía/lengua/música/pon-aquí-tu-campo en la escuela’, ignorando brevemente el hecho de que no podemos ser expertos en todos los campos, o dicho de otro modo, que cierta especialización es necesaria.

Dicha esta divagación sin mucho sentido (que evidentemente tenía ganas de soltar, porque… si), es aquí donde entra el concepto de educación general básica (si, muchachada, soy un hijo de la EGB), que todo ciudadano debería de poseer, básicamente para ser menos estúpido y ser mejor ciudadano, capaz de tomar decisiones que nos afectan a todos de una forma más informada, consciente, y responsable.

(…)

Y aquí es claramente donde entra la divulgación, compañera de esa educación formal que a todas luces no es suficiente, y de la que no solo niños sino también adultos, están muy necesitados.

Ah, la divulgación… eternamente dividida entre resultar entretenida y accesible, y querer bucear en las profundidades del conocimiento; dividida entre simplificar y hacer fácilmente digeribles los hechos, al tiempo que manteniendo el rigor y la exactitud… ¡Es difícil ser (buen) divulgador!

*(aunque, qué cojones, es difícil ser bueno en cualquier cosa, ¿verdad?)

Como ya digo, todo esto es para celebrar esta serie que he tenido el placer de disfrutar, y condensa 15.000 años de la Historia del Hombre en cuarenta capítulos de doce minutos. La empecé a ver más que nada por rellenar mis lagunas sobre culturas antiguas, algo de lo que siempre he estado muy pez (Mesopotamia… y tal), y porque bueno, uno siempre quiere rellenar agujeros, a pesar de que siempre me ha gustado la historia del mundo

Y es aquí donde entra la realidad: siempre que aprendes algo nuevo y gordo te sirve para darte cuenta que realmente antes no tenías ni puta idea. Y ya digo que me consideraba a mi mismo como alguien con conocimientos de Historia por encima de la media (media que evidentemente es muy baja), y que este es un triste curso introductorio.

Pero como toda buena enseñanza -y eso estos lo hacen muy bien- no todo se trata de introducirte los hechos, sino contextualizarlos en tu realidad, enseñarte la visión amplia, y entender no solo cómo afecta a tu vida, sino de que forma usar esos conocimientos para mejorarla.

Y no menos importante, despertar tu interés y deseo de saber más. Ese sin duda es el gran triunfo de cualquier educación.

El primer episodio os lo dejé arriba, aquí abajo os dejo el segundo, así como el enlace a la serie completa.

(Y hablando de divulgación, a ver que podemos decir del remake de Cosmos que presenta Neil deGrasse Tyson, ayer mismo se emitió el primer capítulo en EE.UU.)

“La ridícula idea de no volver a verte” (Rosa Montero, Editorial Seix Barral, 2013)

Y chavales, me quiero estrenar en esto de la crítica* literaria. Una muy buena amiga me ha regalado muy acertadamente este libro, el último de Rosa Montero: “La ridícula idea de no volver a verte”

*Bueno, crítica… es un decir. He aprendido que para ser crítico, en el sentido de saber distingir el grano de la paja, hay que tener, aparte de gusto, algo de camino recorrido, y yo muy lector *de libros* no es que haya sido nunca. Igual que tampoco he visto tantas películas como muchos amigos mucho más cinéfilos que yo. Pero bueno, de lo que se trata es de que acabo de disfrutar algo que me ha gustado, y quiero compartirlo con vosotros.

¿Y de qué va el libro?, ¿dónde lo ponemos?, reconoce la misma Rosa Montero que le preguntan los libreros sobre en qué estantería encajarlo.

Marie Curie, probablemente en su foto más difundida

Marie Curie, probablemente en su foto más difundida

Bueno, va en gran medida sobre Marie Curie. Y no tanto sobre su vida, de la que hay mucho que contar, o sobre sus descubrimientos. Sino sobre la pérdida, la trágica muerte de Pierre Curie bajo un coche de caballos, un día de lluvia. Y también va este libro sobre la perdida de la propia Rosa Montero, de su marido, hace cuatro años por culpa de un cáncer. 

Ahora, no esperéis un drama ni un panzón de llorar, no. Claro que tiene pasajes duros, pero es un libro lleno de luz, que habla sobre la reinvención y la transformación que debemos afrontar los que sobrevivimos; es un libro sobre la vida.

(…)

¿Que abstracto queda todo, no? Si, es que no tiene una estructura clásica este libro. Y es que todo esto viene a raíz del (breve) diario que Marie escribió tras la desaparición de Pierre (que se incluye como apéndice en en el mismo libro). Le ofrecieron a Rosa Montero escribir una introducción a dicho diario… y a la vista está el resultado: el diario acabó siendo el apéndice. Actuó este encargo como catalizador en la mente de Rosa, que se encontraba en el ‘bloqueo del escritor’, y de hecho es lo que más me gusta de él: está escrito a bocajarro. Como volcado directamente de la mente, sin artificios, escrito (parece) en un suspiro, interrumpido a menudo por anécdotas en tiempo real que le ocurren a Rosa Montero mientras redacta, y salpicado por fotos, personales, de Marie, de lo que sea. Y como toda obra absorbente, se me ha hecho corto, la verdad, me ha sabido a poco.

Me ha servido, si, para aprender mucho sobre la persona que era Madame Curie, no tanto sobre su excepcionalidad como científica, sus descubrimientos sobre la radioactividad, y sus dos premios Nobel (de los cuatro únicos jamás concedidos en ciencia a mujeres, siendo un tercero de su hija Iréne), sino su excepcionalidad como mujer, en un momento dificilísimo, y como persona. Para conocer sus intimidades, conocer a la Marie humana, no solo al mito.

En fin, hablaría más sobre este libro, que tiene que ver con cosas que han pasado recientemente en mi vida. Los detalles algunos los conocéis. El resto, al post anterior me remito. Hablo de aceptar la propia mortalidad y de los que nos rodean y más queremos. De ser brutalmente consciente del tiempo, que se escapa, que fluye, que crea y destruye montañas igual que olas. De entender, constantemente un poco mejor, que esto es lo que hay. Que no es poco.

Un libro cojonudo, lo recomiendo.

 

Referencias:
La ‘herida hecha luz’ de Rosa Montero, en Leer no mata
Entrevista con Rosa Montero para Periodista Digital (enlace a Youtube)
Libro de memorias escogido por los lectores de El País en 2013

Nota: Rosa Montero hace uso de un recurso ingenioso y que me ha gustado bastante: en su texto pone, a pelo, #Hashtags, #Al #Más #Puro #Estilo #Twitter (¡no tan a saco claro!, pero era por que quedase clara la idea). No sé, es un recurso que me mola y lo mismo se lo copio en adelante, es un buen y llamativo modo de resaltar palabras y conceptos que se repiten, más allá de negritas, subrayados y cursivas, #OTodosALaVez, que a veces me parecen un poco violentos