Damas y caballeros, me digno a bajar aquí para dejar por escrito y contarles algo que no puedo (ni debo) descargar en toda su extensión a alguien en persona. Seguramente violaría varios puntos de la Carta Universal de Derechos Humanos si en persona cuento todo esto y de una sentada a mis amigos, familia, compañeros de trabajo, alumnos… (lo cual no quita que, a trozos, unos y otros la conozcan). Por cansinez, por respeto y por supuesto por afán documental, he de dejar esto registrado en este humilde y veterano blog; por mucho que dar clase me haya drenado de ganas de escribir, por mucho que lleve encadenados CINCO años de los cuales cuatro he estado estudiando/empantanado de un modo u otro… (o con oposiciones, incluso unas covid-canceladas, o con un máster del que creo que también he hablado) y me haya arrebatado hobbies, ocio y sobre todo separado de estar con los que quiero y me quieren, en tantas ocasiones, prefiero no pensar demasiado en ellas…
Quiero dejar por escrito como es este proceso de atravesar unas oposiciones. Y no he pasado por ellas una ni dos, tres veces ya. Con un ‘triunfo fracasal’ la primera vez en 2018 (saqué una notaza altísima pero me quedé sin plaza por no tener puntos de experiencia); con topetazo brutal al encontrarme en 2021 el inconsolable golpe de un suspenso en toda la cara; y en la tercera….
Mientras escribo esto aún no sé los resultados de la tercera vez. Solo puedo decir que superé la primera fase, hice la segunda hace unos pocos días, y que aún espero las notas de esta.
Pero les cuento, les cuento. Primero, un poco de contexto.
*En las entradas anteriores, os ponía un poco al día de mi vida tras meses sin publicar, y divagaba sobre la -sombría- visión del mundo que venía desarrollando en los últimos meses y me ha tenido alejado de todo esto de escribir. Finalmente hallaba un culpable: Internet y el -mal- uso que le estamos dando: ¿Hasta que punto es cierto?
Internet: ¿Qué has hecho?
Cuando hace tres años Google cerró Google Reader, lancé un aviso por el cual algunos me llamaron (me llamasteis) exagerado. Creía, y sigo creyendo, que la desaparición de aquel agregador de feeds ponía la puntilla de un ecosistema, que no solo era el de los blogs, realizados supuestamente con criterio, rigor y sobre todo independencia, sino de algo que se llegó a conocer como ‘el quinto poder’, que nos liberaría de la tiranía de los medios de masas, comprados y dominados por malvadas corporaciones… todo iba a cambiar, todo iba a ser revolucionario….
Creo realmente que esas redes sociales, aún nuevas y resplandecientes en 2008, ayudaron por ejemplo a que en la Casa Blanca entrara un negro… aún en lo peor de la más jodida crisis económica de los últimos 70 años, se vivía la esperanza, el cambio, se respiraban los aires de un mundo nuevo… Era el principio de todo, y era la hostia.
(…)
Este era Isaac Asimov previendo con gran atino en 1988 la futura existencia de Internet. Sin más introducción, os dejo con su imprescindible y esperanzadora visión.
Asimov, gran visionario, tenía razón. Prevé con inquietante precisión la existencia de lo que ahora es la Wikipedia como fuente (¿o fundación?) total del conocimiento humano; predice a Youtube y sus tutoriales, a Quora y sus respuestas fundamentadas a preguntas sin complejos, o los infinitos cursos online fácilmente disponibles hoy por hoy, todos con su ingente potencial para la educación y la formación de las personas. En eso Asimov acierta, diciendo ‘que cada uno encuentre su vocación’, y demostrando una gran fe y confianza en que la curiosidad y sed de conocimiento del ser humano, a través de Internet, nos sacaría del atolladero. Algo así como una nueva revolución -esto ya lo pongo yo-, un salto cualitativo en la historia de la especie humana, a la altura de la invención de la imprenta de Gutemberg, o de la electricidad.
Y ciertamente, así fue. Fue.
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Hoy por hoy, como agregador sigo usando muy marginalmente Digg, pero el verdadero sustituto para la mayoría (y para mi) ha pasado a ser Facebook, donde las novedades más relevantes nos aparecen revueltas en nuestro muro, en un supuesto orden muy cuestionable y basado en algoritmos de ignoto origen. La prensa tradicional y online periodismo serio están de capa caída. Flickr, ha sido sustituido por Instagram. La reflexión profunda, por la livianidad e inmediatez de Twitter. Y bueno, no me hagáis hablar de followers e muy especialmente influencers (la misma existencia de esa secuencia de sonidos -pronunciando además la ce castiza- me parece un crimen contra la humanidad), porque me entran ganas de rajarme la lengua desde la altura del glande.
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2017. Finalmente, todo el mundo, todo, usa internet. Todos creamos, todos compartimos, opinamos y sobre todo consumimos (y lo hacemos además con todos y muy preocupantes síntomas del TDAH). Se ha universalizado su uso, no solo por la clase culturalmente media-alta; ya no es el internet del msn Messenger, los trabajitos de clase y las cadenas de correo… (aunque bueno, esto último…). Si, nos hemos liberado del poder manipulador de los grandes medios de comunicación. Y como decía Asimov, ahí tenemos la Wikipedia, y para absolutamente todo lo que quieras aprender, hay un tutorial en youtube o una entrada en wikiHow. Todo el mundo que quiera aprender, puede aprender.
Y sin embargo, este es el panorama que veo en 2017
Después de Google Reader, efectivamente el rss desapareció, si es que «existía» antes.
Facebook es la trampa de tiempo más horrible jamás inventada.
Y la gente lo usa para compartir videos de gatitos (que son ciertamente adorables…)
¡Viralidad! ¡El nuevo Santo Grial que busca todo influencer*! (*insisto, pronunciando la cé castiza, important)
La Wikipedia, ampliamente citada como al menos tan fiablecomo laEnciclopaedia Britannica, y con numerosos y muy fiables mecanismos de registro y control de ediciones, está burlonamente desprestigiada a los ojos de la mayoría de la gente (incluso, y especialmente, por universitarios) ante la premisa de que ‘cualquiera puede entrar ahí y editarla’. Vamos, que es una puta mierda.
Mi entrada sobre si la Tierra es plana o no, que pasó absolutamente desapercibida en su momento, está constantemente subiendo en visitas (de hecho el siguiente post será el de la segunda parte).
Gracias a internet internec, tengo a un clic la posibilidad de curarme fulminantemente los hongos de los pies, y además sé que tipo de estrella de mar asquerosa tengo que comer para perder 10 kg en tres días.
Por supuesto, comiendo gengibre me volveré inmune al cancer forever.
Y hay un muchacho que me quiere contar inmediatamente como ha ganado 10 millones de dollars en tres noches (y todo mientras se toca el pito muy fuerte)
No entremos a hablar de las páginas de noticias cuando no sensacionalistas, directamente falsas.
Televisión, en general, para que voy a nombrar programas o canales. (No obstante, defiendo que hay buena televisión, ojo)
La nadería y amarillismo general de la prensa: ABC, La Razón, Huffington Post, El País, OKdiario…
Eduardo Inda.
Alvaro Ojeda.
Brexit.
(y redoble de tambores)
Trump.
Veo una población, que liberada al fin del yugo de la manipulación de los medios de masas, independiente y con capacidad de buscar por si misma las mejores fuentes de información para ellos; nadando sin criterio alguno en un mar de ruido y falsas noticias, carentes de guía ni rumbo, atraídos como moscas por luminosos letreros de neón, reafirmados en sus propias creencias pues los algoritmos de selección de noticias que se las presentan están basados en sus elecciones previas, y dispuestos a creer solo en lo que ya creen previamente.
(…)
Pero bueno, seamos positivos, ¿no? No es cosa de dejarse llevar por el tremendismo, puede que me venga un poco abajo solo porque se me recuerda lo poco que hay hecho y de lo mucho que queda por hacer.
Nada, nada de esto es nuevo, de hecho hemos construido y conseguido mucho en este mundo, los números demuestran que hay menos analfabetismo, menos pobreza extrema, menos guerras; esta España no es ni mucho menos la misma que hace 30 o 40 años, y a pesar de los retrocesos de los últimos gobiernos, se ha avanzado en derechos sociales, en igualdad. Es solo que ahora con Internet, los estúpidos se hacen escuchar, y es bueno que hagan ruido, y que no se les ignore, que se les explique, que se les enseñe, que se les plante cara. También nos estamos volviendo más exigentes, menos tolerantes con la corrupción, con las aberraciones de nuestra sociedad, y barbaridades que antes eran silenciadas, ahora salen a la luz; y eso es también definitivamente bueno.
Hasta aquí, de acuerdo. En lo que respecta a Internet, sigo en lo que venía a decir Asimov: se trata de algo revolucionario, y podría pensar que lo que pasa tan solo es que estamos en un periodo de transformación, de búsqueda. Esto de Internet es demasiado nuevo como para asimilarlo en una sola generación.
Y probablemente sea cierto, son demasiados cambios a asimilar demasiado deprisa. Pero pensando eso, implícitamente también estaría aceptando que pronto se acabarán las turbulencias, que cuando todo se tranquilice, acabaremos adaptándonos.
Un momento, ¿cuando todo se tranquilice? ¿Cuando deje de haber cambios?
¿En serio alguien cree que dejará de haber cambios?
Hoy tan solo quiero haceros una breve introducción a lo que nos traemos entre manos en mi empresa.
Os presento el Wimic.
Os contaría extensamente lo que es, pero si veis este vídeo, de una entrevista que nos hicieron la semana pasada, creo que os vais a enterar mejor (y es más ameno)
Ni quiero ni puedo mostrar mucho más, tan solo deciros que es nuestro primer producto interno en Dasware: somos una pequeña startup granadina constituida hace poco más de un año por dos buenos amigos míos, en la que soy diseñador industrial y gráfico (es decir, exactamente lo mio)
Os dejo con dos renders, aunque podéis ver más en nuestra página web: