Nota: como podéis sospechar, este artículo se me ha ido de las manos. Empezó con la idea del mismo título, que se convirtieron en unos cuantos párrafos en el núcleo de un artículo que no sabía como comenzar. Así, abandonado durante meses, hasta que encontré el vídeo que estáis inmediatamente por ver. Al final he estructurado el tocho convenientemente para que cada parte se pueda (más o menos) leer sin necesidad de las otras. En fin, os invito a acompañarme en otro de mis ladrillos, que cuando empiezo a escribir muchas veces no sé donde van a terminar :)
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Inspirador. Esa es la principal palabra que me viene al ver esta poesía en forma de vídeo que os señalo. De una belleza plástica abrumadora, desborda armonía y paz, con sus oníricas al tiempo que tangibles imágenes… una de las más esplendidas obras audiovisuales que he visto. Un verdadero homenaje a la arquitectura y a la fotografía por parte de Alex Roman, el seudónimo tras el cual se esconde un muchacho alicantino que responde al nombre de Jorge Seva y que ha dedicado un año a completar este proyecto.
Pero una palabra que no cesa de venirme a la cabeza es esa: es inspirador. Por supuesto eso merece una explicación, pero no adelantemos acontecimientos. De hecho, vamos a hacer una cosa: os dejo el vídeo, lo veis —a ser posible en HD— y lo disfrutáis con la mente relajada. Y luego os lanzo una pregunta, que inmediatamente tendrá su respuesta.
Bueno, después de que hayáis disfrutado de esta maravilla, os lanzo la pregunta: en el vídeo hay elementos generados por ordenador, mientras que otros son reales: ¿cuanto creéis que hay de cada uno?
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Bien, supongo que no tardareis en concluir que, por ejemplo, la nube dentro del edificio o las gigantescas esferas de agua, ambos hacia el minuto 10, son digitales, e igualmente habréis deducido que el humano que se ve es una imagen real (puedo adelantar que es el propio Alex). Como de todos modos entiendo que la pregunta ya os habrá puesto la mosca detrás de la oreja, no demoró más la respuesta. Que valga como tal cualquiera de estos vídeos.
Ahí queda eso. Todo es CGI. Solo el propio Alex, las aves, y algunos elementos secundarios como los cielos son elementos reales. No me extenderé en una retórica sobre el esplendor técnico del que hace gala este obra (y os lo aseguro, me extendería gustoso: hay mucho donde hacerlo), pues cosas más espectaculares ya las hemos visto el cine. Y precisamente, si hablamos de cine, la creación fotorrealista de objetos inanimados —como la arquitectura— está hace lustros más que superada, asi que, visto así, no resulta tan espectacular. Todavía tendría que señalar como un gran logro lo extraordinariamente lograda que está la vegetación, la cual es casi imposible llegar a sospechar que también es una creación digital. Pero creo que cualquier magnífica alabanza queda empequeñecida ante un solo dato: todo ha sido realizado por una sola persona, y además con su propio ordenador personal. Nada de un equipo multidisciplinar de personas. Nada de granjas de renderizado ni miles de vatios de energía eléctrica. Es un solo ordenador personal, una máquina con un común aunque robusto procesador Intel Core i7: un equipo que no llega a mil euros. Pero sobre todo, el talento creativo, la capacidad técnica, la pasión y autodisciplina de un solo individuo que cree en su idea y la lleva adelante. Y eso es sin duda lo que más me fascina…
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Que conste que con esto no pretendo ni de lejos despreciar el trabajo que supone trabajar en grupo o liderar uno, ni alabar hasta el cansinismo las virtudes de trabajar en solitario. Liderar un equipo para llegar a un objetivo establecido me parece un trabajo también colosal: ¡en términos de quebrantos y dolores de cabeza no tiene punto de comparación! No he llegado al mercado laboral pero por lo visto en mi vida universitaria me voy a quedar sin conocer lo que es una buena experiencia de verdadero trabajo en grupo. Y no me refiero a esos teatros en los que cada uno hace una parte, y llegado el día de la presentación, al final milagrosamente encaja todo. No, no me refiero a ese paripé: me refiero a un tarea seria que requiera de verdaderos talentos multidisciplinares, donde la tarea de cada uno retroalimente la de los demás, donde sea necesario de todos un compromiso y un nivel intelectual equiparables. Eso aún no lo conozco —aunque supongo que algún día contaré algo—. Entiendo perfectamente la necesidad del trabajo en grupo, pues la más poderosa razón se reduce a una simple cuestión matemática: el simple reparto del volumen de trabajo y la existencia de una fecha limite imposible de cumplir sin la suficiente mano de obra. Y eso está ahí, me resulta imposible negarlo, y de la misma forma digo que no conozco la verdadera satisfacción de un verdadero trabajo en grupo (y os lo aseguro, deseo conocerla).
Pero la verdadera necesidad del trabajo en grupo no considero que sea esa, sino que es la multidisciplina. O la falta de ella, según se mire. Sencillamente, es muy difícil que una sola persona reúna todos los conocimientos y talentos necesarios para llevar a cabo cierto trabajo. Dejando aparte las características asperezas personales de cada cual, todos cojeamos de algún pie, y para cualquier problema tendemos siempre a enfocar la solución desde nuestra especialidad y con sus limitaciones, aunque tal vez la solución óptima pase por otra disciplina. Y esto que hablo es tanto aplicable para el campo de las ciencias e ingenierías como al de las artes. En ingeniería y ciencia es que no hay otra: son volúmenes de trabajo realmente grandes, pero sobre todo, si el producto final es deficiente puede que la salud en incluso la vida de las personas que lo usen esté en juego, asi que no es algo con lo que se juega. Punto.
Pero el campo de las artes, es otro cantar. Es muy difícil que un solo individuo sea al mismo tiempo buen escritor, dibujante, compositor, fotógrafo, diseñador, actor… o como poco, que no destaque sobremanera en una de ellas tanto por arriba como por abajo.
Hablando en plata, hay muy pocos guapos que sean listos / pocos listos que sean guapos. Pero es que no se trata de ningún tópico maligno y prejuicioso: sencillamente hay poca gente de una y otra cosa (queda así dicho para que me entendáis, ya sabemos que esas ideas pueden ser muy relativas). Y la intersección de ambos grupos es más reducida aún: es una mera cuestión matemática.
Enlaces:
- CG Society
- Xataka Foto
- Entrevistas a Alex Roman (1) y (2)
- The Third & The Seventh
Artículo al completo:
- The Third & The Seventh
- El Cómic
- Machinima
- ¿Y yo, qué quiero?
claramente inspirado en Gattaca, bueno, hasta la musica es de gattaca, es un poco el rollo ese de ciudad futurista, impoluta, que combina arquitectura y naturaleza, grandes espacios abiertos y de luz… esta bastante guay.
Si, es cierto, hasta la música es de Gattaca, ni había asociado, será porque la versión que tengo más vista no tiene esa música. Con lo que no estoy tan de acuerdo es con lo de ‘impoluto’, es decir, las texturas tienen su roña y sus imperfecciones, que es otro lugar donde se nota el verdadero trabajo que hay detras…
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Me ha encantado, ni de lejos hubiera imaginado que estaba casi todo realizado por ordenador, impresionante.