(viene de aquí)
Nota: Aquí ando, tres meses más tarde y todavía contando como fue aquel viaje. Quise narrar aquel Autumn como una ‘muestra’ de como me estaba yendo este año, pero supongo que es un poco gilipollas querer llamarlo ‘muestra’, porque se mire por donde se mire, hacer un tour de este calibre, visitando dos de las más importantes ciudades europeas en apenas 10 días, no tiene nada de normal. Y luego, es que han pasado tantas cosas desde entonces, no solo tiempo puro y duro sino cosas… que ya se diluye un poco la emoción de contar aquella aventura. Y para rematarlo, es que me he vuelto a pegar otro viaje: hace una semana volví de pegarme un Interrail de 10 días por Praga, Budapest y Cracovia. Tranquilos, que no os voy a dar otra vez la vara con ese viaje, si acaso haré un resumen de un solo tomo y las correspondientes fotillos ilustrativas. Pero empecé esta serie, que se acabará montando en seis fascículos, y estoy obligado a acabarla. Dejé este mismo episodio y el siguiente ya escritos antes de irme de Interrail, y no los subí solo porque aún no tenía listas las fotos (si, tres meses más tarde aún me quedan fotos por photoshopear). Soy el primero en reconocer que publico ya estos últimos episodios con cierta apatía, pero bueno, como además sé que hay personas a las que les va a gustar leer esto, pues aquí van estos penúltimos capítulos, y me pongo ya a escribir la última de Berlin que ya toca ;)
Martes, 19 de Octubre de 2010
Empiezo con una anécdota menor que me ocurrió creo que en aquel vuelo, despegando de Berlín con dirección Londres (es que tomamos cinco aviones en diez días, como para acordarme de cual fue…). Igual que hay gente que le acojonan los aviones, yo los disfruto de lo lindo. Si es que puedo, porque a) formo parte de la población propensa a sufrir de latasardinismo en fase avanzada, y b) lo mismo tengo un sueño exagerado y me estoy durmiendo* incluso antes de despegar; que fue el caso. Pues bien, estaba en ese duermevela cuando estas a punto de conciliar el sueño, ese momento en el que estas pensando en tus movidas del día y de repente esa asociación de ideas deja de tener sentido: ese instante en que estas ya en brazos de Morfeo. En ese justo instante el avión encaró la pista y empezó a acelerar, y bueno, ¿habéis visto Inception, como ‘afecta’ la gravedad a los sueños? Y lo mejor ¿recordáis el lisérgico viaje interestelar de «Odisea en el espacio»? Luces, visión de túnel… vi de todo en ese sueño que duró unos segundos, condicionado por agentes externos… una experiencia, si :D
*truco: a pesar de Ryanair y su latasardinismo, hay trucos para no sufrirlo: si te pillas los asientos de las salidas de emergencia, o tienes la suerte de trincar tres asientos para ti solo. Con Ryanair te puedes cambiar de asiento, y muchas veces los aviones están lejos de ir llenos…
Bueno, pues eso, nos plantamos en el aeropuerto de Stansted, que viene a caer exactamente en a tomar por culo de Londres. Nada más llegar, ves el autobús que llevará a la ciudad y dices ‘¡coño, volante a la derecha!’ (juro que se me había olvidado), y escuchas el genuino acento ‘cockney’ del conductor y por fin dices ‘Si, estoy en Inglaterra’. No es ese aséptico, ecléctico, caótico acento del inglés internacional que uno acostumbra a oír como Erasmus, es un ingles genuino, y desde luego más difícil de entender… Una vez más, el viaje en autobús es pa dormirla (llega un punto a lo largo de los días en el que sencillamente duermes a cada ratillo que puedes), pero hora y media en llegar, tardamos fácil. Lo curioso es que (de vez en cuando abría los ojos), en carretera abierta, atravesando campo, estuvimos 20 min, y en zona urbana ya el resto de viaje…
Y bueno, llegamos a la residencia. No he hablado de la de Berlín porque por la forma de la que estoy estructurando los episodios eso corresponde a la última parte, pero decir que aquella estaba guapísima, mientras que esta de Londres… vaya asco. El albergue en si no estaba mal (aparte de ser un maldito laberinto), pero decir ‘olor a pies’ basta y sobra para definirlo. Para colmo, ni se podían abrir las ventanas en los dormitorios. No me voy a poner sibarita, joer, ibamos en plan mochila y es lo que te esperas, pero venimos del de de Berlín, y claro, daba bajonazo. A uno no le queda más remedio que pensar ¿de verdad estos ingleses se duchan? Y bueno, niños haciendo jaleo, cocina masificada… en fin, era lo que había. Nos costó creo que igual que la de Berlín (unos 15€ por noche), asi que lo comido por lo servido :). Russell Square Hostel se llama el sitio, por si alguien quiere saber donde NO pasar la noche.
Echamos lo que nos quedaba de tarde de aquel primer día en ir a echar un vistazo a Soho, que se quedó en nada, por que no veáis la que estaba cayendo (aunque aparte de aquel día, nos hizo muy buen tiempo el resto del viaje), paseamos brevemente por Chinatown, dedicamos otro rato a deambular por el Covent Garden (aunque yo eché más rato en la Apple Store jugueteando con los cacharros), nos acercamos a Picadilly Circus donde nos hicimos ya una primera ración de fotos, y aprovechamos para quitarnos ya de en medio el tramite de comprar souvenirs. Más tarde, después de descansar un poco en la residencia, nos acercamos a Candem Town a tomar unas cervezas, pero aquello de noche no tiene nada que ver con lo que luego pudimos ver el jueves por la mañana.
Miércoles 20 de Octubre.
La mañana del siguiente día la aprovechamos en marcar el primer gran objetivo del viaje: una visita guiada, como ya avancé en la entrada sobre Berlín, con la empresa Sandemans que hace el famoso Free Tour. Tuvimos de nuevo algunos problemas ya que excedíamos el número a partir del cual se nos consideraba grupo (aquí en Londres se nos acoplaron Noel y Rocio, con lo que eramos ya trece personas), y después de discutir un rato con el coordinador (que en cierto momento poco menos que nos mandó a la mierda diciéndonos que no podíamos hacer ningún tour), lo solucionamos yéndonos unos cuantos a hacer el tour en inglés, cosa que a estas alturas debería suponer menos que un problema.
Luego nos contaron los otros que la guía española era una sosa del carajo, pero el nuestro se portó, un tipo con las pintas de Kurt Cobain y las maneras del Jack Sparrow… La ruta empezó detrás del los jardines del Buckingham Palace y acabó frente a la Abadía de Westminster, al lado del Parlamento y del Big Ben, donde el guía cerró la ruta recordándonos la historia de Guy Fawkes y el motín de la pólvora, después de contarnos anécdotas como la de Michael Fagan, un borracho que se coló en el dormitorio de la reina y estuvo 20 minutos hablando con ella… (y luego decía yo de la vigilancia en palacios reales…) Este tour es cortito, sabe a poco, dos horas frente a las cuatro del de Berlín, aunque también es verdad que la empresa tiene más variedad de tours, esos ya de prepago, como por ejemplo por el verdadero casco antiguo (London City) que supongo ayudan a ofrecer una visión suficientemente completa de la ciudad.
Nos pusimos entonces a comer enfrente del Big Ben (a base de sandwiches del Tesco, que es lo que hicimos los cuatro días allí en Londres), donde bien que nos hinchamos de fotos, y al llegar al London Eye nos dividimos. Bien que dicen que es una de las puntos obligados de la ciudad, pero joder, 18 € el pase… pues otro día cuando sea rico, oiga. Aquí es un buen momento para recordar que Londres es una ciudad cara de cojones. Mucho más que Berlín, desde luego. El metro, ni sacándote el bono te sale a cuenta. Hasta los supermercados, que ya digo que comimos a base de supermercado y sandwiches todas las veces, son caros. Pero bastante más que Dinamarca, eh (que ya es cara de por sí), y desde luego mucho más que España.
Pero a cambio tiene una cosa fantástica: los principales museos son gratis.
Y ahí hice poker. Galería Nacional, Museo Británico, el de Historia Natural y el de la Ciencia. Menuda Maravilla. Pero no adelantemos acontecimientos, una vez más.
Como ya he dicho, nos dividimos, y a mi en la Galería Nacional me iba a tocar fliparlo; y no iba a ser la única vez en Londres. Allí no dejaban hacer fotos, así que cogí una libretita que llevaba, para apuntar lo que iba viendo. Estuvimos como una hora y media (y siguiendo la tónica del viaje, nada más entrar al museo ya perdí a los mios) y calculo que vi un tercio de la galería. Y desde el principio los ojos como platos. Atented, desde Van Gogh a Velazquez pasando por Turner, Rubens y Jan Van Eyck, era un cuadro detrás de otro y diciéndome a mi mismo ‘no me puedo creer que lo tenga enfrente mía’, además de lo inesperado de encontrarmelos ahí. Me impresionaron muchos, pero hay uno que particularmente me puso la piel de gallina: «Experimento con un pájaro en una bomba de aire», de J. W. Derby. Conozco desde niño este cuadro por un libro de mis padres que lo analiza con especial detalle, y como digo, tenerlo allí delante mía era una verdadera experiencia; a riesgo de parecer algo cursi, diré que fue un momento mágico. Me sobrecoge el realismo y la naturalidad de las expresiones de los personajes, la iluminación, además de su tremendo detalle. No acerté, sin embargo, a ver «El Matrimonio Arnolfini», por ejemplo. Son las cosas que tiene no haber preparado el viaje, te sorprendes por encontrarte algunas cosas, y te pierdes otras por los pelos.
Una vez reunidos todos en Trafalgar Square, nuestro último destino del día iba a ser el Puente de la Torre (o Puente de Londres, para entendernos, aunque sea erroneo). Nos equivocamos al coger el autobús, pero tampoco es que nos importase mucho, pudimos ver otra parte del Tamesis, entre otros el edificio central del MI5, (el que sale en las últimas de James Bond). Corregido el patinazo, nos bajamos un poquito lejos todavía del puente, para dar un paseo junto al Tamesis, y contemplar la arquitectura que rodea al río: espectaculares edificios de oficinas, muy Norman Foster todos ellos, entre los cuales, por ejemplo, está el nuevo ayuntamiento, conocido por lo visto como ‘El huevo de cristal’, siendo huevo la traducción suave… Atravesamos el puente, nos hicimos nuestras fotitos nocturas (donde ya murió mi batería), echamos un vistazo desde el exterior a la Torre De Londres (lo que se podía ver), y ahí acabó nuestro día.
Pues nada, en unos días cuelgo la otra parte sobre Londres, y ahora el puñado de fotos que al final es lo que mola ;)
Muerta de envidia (y no sé si de la sana).
Insisto, hay vuelos baratos…
El problema no son los vuelos. El problema es que ya sin viajar es difícil llegar a fin de mes. :)
:S
Haces bien en escribir este post, porque los proyectos hay que terminarlos, jejejeje. Me alegra ver que te lo pasaste tan bien. Aún no he estado en Londres, me muero de ganas por ver varios de esos museos que comentas. Y las fotos, geniales, como siempre.
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