Señoras y caballeros, ayer volví de mi primer recorrido por una parte del Camino de Santiago. Primer tanteo, que no último.
9 días, 204 kilómetros, hasta 30 km y 1200 metros de desnivel en un solo día, tocando dos países y hasta tres comunidades autónomas distintas, y con una mochila de 6 kg a cuestas. Todos esos, son los números. Lluvia (breve pero intensa), sol (mucho), frío, calor, niebla, viento, sed, bronceado, ampollas (pocas), fistros duodenales (bastantes), dolores musculares, articulares, en los huesos, en el sistema nervioso, en lo más profundo del ser…
¿Por qué iba alguien a querer hacer ni siquiera una parte del Camino de Santiago?
¿Por motivos de fe y/o religiosos? ¿Por meditar, por hallarse a uno mismo? ¿Por explorar tus límites físicos? ¿Por autoimponerse un castigo expiatorio?
Bueno, todas esas son buenas razones para mucha gente. No digo que hacerlo por encontrar a Dios sea una mala razón (ya sabéis que no es la mía); por lo pronto, dejadme tentaros con unas pocas más que creo que también son buenas:
- Es una forma muy barata de pasar tus vacaciones
Dejando de lado el transporte desde tu casa, dado que muchos albergues municipales o de caracter religioso funcionan con la voluntad (aunque precisamente ha sido en estos donde nunca he puesto menos de 10€); dado puedes lavar la ropa a mano, y dado si te organizas con más gente puedes cocinar en común y comer de forma muy digna, es fácil gastar menos de 20€ diarios. También puedes ir del taco, comer y cenar en restaurante todos los días, pagar por usar la lavadora y la secadora (que hay en TODOS los albergues), e ir a albergues privados, reservando previamente, con lujo acorde al precio. O ir de tirado y comer bocata y cenar sopa de sobre todos los días. O un mix de todos ellos. Opciones, no van a faltar, pero el precio definitivamente no es una excusa.
- No hace falta hacerlo entero
Muchos, como yo, tienen una limitación de tiempo esencial: lo que las vacaciones de turno dan de si. Hacer el camino francés, casi 800 km, lleva un mes, y son pocos los que disponen de ese tiempo. Nadie te obliga a hacerlo del tirón, nadie te obliga a hacerlo entero, y nadie te dice cómo hacerlo ni deshacerlo, ni cómo modificarlo a tu antojo. En mi caso, ya seguiré otro año desde donde lo dejé este. O tal vez lo repita desde la frontera francesa, que ha sido lo que más me ha gustado. O tal vez me vaya hasta Astorga o Ponferrada. O tal vez haga el camino del Norte. Tal vez tenga una semana, tal vez dos, o tal vez la próxima vez que tenga un hueco de cuatro días los aprovecharé. Tal vez haga etapas de 10 km en vez de 25. O tal vez las haga de 40. O tal vez, todo…
- Es sano.
Reforzarás tu tronco inferior, y si te basas fuertemente en los bastones, también puedes echar buenos triceps. Además de ganar resistencia física y mental, andando una media de 25 km diarios gastas unas 1500-2000 Kcal, lo que es sin duda una buena forma de perder peso. Eso es casi lo que sueles comer cada día, así que las gallinas que entran por las que salen: no es necesario, ni siquiera recomendable, que te prives de comer bien (yo por lo menos, he comido de puta madre todos los días, y aún así, he perdido cerca de cinco kilos…)
- Ves, cruzas y visitas parajes preciosos.
Oh, ¡ese verdor del norte de Navarra! ¡Esas vides de La Rioja! ¡Esos campos de girasol y trigo de Castilla! ¡¡Ese olor a mierda de vaca de Galicia!! Esa variedad, esas subidas y bajadas, esos bosques impenetrables, esas vistas desde las alturas, o esos horizontes planos y rectas interminables, esos campanarios y molinos de viento que tan cerca parecen y tan lejos están, esas vacas al borde del camino, esos viandantes en la niebla, esos espectaculares amaneceres…
- Ves, cruzas y visitas pueblos preciosos.
Andalucía es y será muy bonita, presumimos de Alhambras, Alcazabas y Mezquitas en las grandes ciudades, pero, casi me duele decirlo, creo que en el norte de España nos dan patadas en lo que respecta a pequeños pueblecitos llenos de rincones con encanto. Me imagino que el hecho de que tanto peregrino deje tanto dinero en cada pequeño pueblo contribuye, y mucho, a que estos estén bien cuidados y presentables, pero tenemos que ponernos aquí mucho las pilas. Basta de anodinas fachadas blancas y rejas en las ventanas, ¡vivan la piedra y los colores!
- Además del turismo cultural, está el gastronómico
He estado en casi todos los paises del norte de Europa, y sin embargo, apenas conozco bien mi propio país. El norte de España es precioso, y como todo caminante bien madrugador, he dispuesto de largas tardes para pasear por ciudades tan bellas como Pamplona, Estella o Logroño. Eso implica también tiempo para degustar todas las delicias que allí se cuecen, y si sois un poco golfos (que lo sois), también los bares. Pero a las 10 en la cama, eh.
- La sensación de logro desde el primer momento.
Desde el mismo momento en que decides hacerlo, antes incluso de dar el primer paso, ya has tomado una decisión que marcará tu vida. Ya estás en el aire a punto de caer en la piscina. Y una vez en el camino, con smartphones, tarifas de datos y cobertura casi universales, puedes chequear momento a momento tus avances, y comprobar al final del día cuantos kilómetros llevas recorridos te produce siempre una muy placentera sensación de recompensa.
- ¡Todo el mundo te responde con una sonrisa si saludas!
Uno podría pensar que los locales pueden estar algo hartos de los caminantes, pero dado que somos gente amable, que no causamos destrozos y que dejamos algo de dinero, es normal que nos cuiden y nos reciban bien. De hecho, hasta se te hace raro cuando llegas a una gran ciudad como Logroño o Pamplona y ves que la gente que te cruzas en los pasos de cebra ni te miran a los ojos…
No me digáis que no son buenas razones. Me alegraré mucho si con alguna de ellas os he animado a dar el paso, y de hecho, mi recomendación desde ya, es simple:
HACED EL CAMINO.
HACEDLO, HACEDLO, HACEDLO.
Pero si que os digo, que ninguna de ellas es para mi la razón más importante para hacer el Camino de Santiago. Solo la última de las que he dado la roza de canto. La verdadera razón para hacer el Camino la dejo para el siguiente post. Por lo pronto, ración de fotos porque si (ay, como he echado de menos la reflex…), y abrazos a todos.
De ti depende continuar, ¿lo harás?
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Por curiosidad, ¿qué llevabas en la mochila? 6 kilos me parecen muy poco, pero por otro lado supongo que cada gramo de más que lleves cada día en la espalda se sentirá como un kilo.
Jajaja, agradezco la pregunta, y procedo sin más a detallarte:
2 mudas aparte de la que llevas puesta, esto es tres camisetas de colores brillantes, tres calzoncillos slip, y tres pares de calcetines ligeros. Y hay quien te dirá que ahí sobra una muda…
1 manga larga, que siempre refresca alguna noche y alguna mañana, pero sin pasarse.
1 pantalones cortos, aparte de los largos que siempre los llevarás puestos mientras caminas.
1 par de chanclas.
1 toalla pequeña.
1 saco de dormir de algodon y poliester. Finísimo, casi como una sabana.
1 poncho-chubasquero, también básico y sin florituras.
Arreos de aseo, detergente para la ropa (líquido), y botiquín elemental. Nada de llevar el bote entero de desodorante, de betadine, etc… todo en botes pequeños de viaje, y de plástico, que luego hay golpes y sorpresas.
1 bañador, tuve la suerte de poder usarlo dos veces.
Varias bolsas de plástico, para meter la ropa sucia, y cualquier otro uso.
Bastón, y gorro.
Y luego aparte:
Cargadores y gadgetismos, cubiertos de plástico, chicles, gel de manos desinfectante a mano, un rollo de papel (importante llevar papel, yo en verdad corté uno de cocina por la mitad), 1 libreta pequeña, y un lápiz.
Comida y bebida:
Frutos secos (también importante), especialmente almendras o nueces.
Yo llevé hasta 4 botellas de plastico de 1/3 cada una, conteniendo alternadamente agua, zumo, o cafe instantaneo en leche. Dos de ellas las llevaba atras en los pantalones, a mano. Mi padre defiende que no hace falta más de una, con ella y las fuentes en el camino es bastante.
Una pieza de fruta.
No nos parábamos a almorzar sino que hacíamos las etapas del tirón, pero de pararse, sigo pensando que es mejor idea pedir algo en el bar o comprar algo en cualquier supermercado, que llevar consigo el bocata.
Probablemente quitaría:
La chaqueta reflectante.
Una segunda toalla, aun más pequeña. En verdad no, estuvo bien llevarla.
Sábanas y fundas bajeras de celulosa/poliester, en verdad te las dan o las puedes comprar en cada albergue. Si llevas saco grande ni te hacen falta.
Cosas que no veo por qué llevar y veo a mucha gente cargandolas:
Un par de botas de más. Con las deportivas que vas a destrozar, vas que chutas.
Una esterilla
Un saco para dormir al raso en Siberia.
El Péndulo de Foucault, edición tapa dura. Como que no. En serio.
Cosas que eché en falta.
Oh si, mi Canon 1100D. No con la lente bicharraco tamron 18-270, pero si al menos con su pisapapeles estandar 18-55
Tal vez me llevaría mi netbook mierder ASUS, por la cosa de poder hacer copias de seguridad de las fotos y tener un buen teclado y algo más de conectividad. Pero eso serían 1,5 kg más, claro…
Pero si, junto a llevar buen calzado, preparar una mochila eficientemente es lo vital y primordial. ;)
Saludos!
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