Cómo preparar tu mochila de ‘peregrino’ (Camino de Santiago 2016) (parte 1 de 3)

Agosto de 2016, y como marca la hoja de ruta, he completado la ‘tercera’ etapa del Camino de Santiago con mi padre, como los dos últimos veranos.

Camino de Santiago 2016 - León > Sarria

Para poner al día a los nuevos, empezamos en 2014 en Saint Jean Pied de Port (cruzando los Pirineos) hasta el mismo límite de La Rioja y Castilla-León. Allí lo retomamos el año pasado y lo completamos hasta León, donde igualmente lo hemos retomado este, para acabar en Sarría, apenas a 110 Km de Santiago. La intención es llegar a Santiago el verano que viene, (y seguir hasta Finisterra y Muxia), y si es posible también con mi hermana acompañándonos. Nuestras razones para hacer esta locura, personales e intransferibles aunque totalmente abiertas, son sin duda compartir esta experiencia como padre e hijo (aunque para mi padre sea la tercera vez), conocer -muy buena- gente, y todo hay que decirlo, emplear de una forma sana y muy barata las breves vacaciones de las que disponemos (las razones espirituales se las dejamos a otros ;))

Mi padre y yo al subir al ‘Pico del Perdón’ (con Pamplona al fondo) en 2014

Ya lo dije hace dos años: es una experiencia que os marcará, que disfrutareis, que os hará crecer, y que llevareis con vosotros el resto de vuestras vidas.

Así que, por no repetirme demasiado en la narración etapa por etapa, quiero centrarlo en compartir mi experiencia sobre como preparar mi mochila (que no llega a 8 kg) la cual a su vez viene sobre todo de la de mi padre, autentico sherpa y guía en este Camino, el cual merece totalmente su parte de autoría en esta entrada, y cuya marca en cuanto peso (6 kg) me muestro incapaz de batir.

Camino de Santiago 2016 - León > Sarria

Esta es toda la mochila que ha llevado mi padre, la suya no llegaba a 6 kg. Incluye unos pantalones largos, un juego de sábanas de algodón, y hasta una botella de aceite de oliva de medio litro con la que cargó todo el viaje. Insisto, 6 kg.

Solo hay una norma básica: hemos de llevar el mínimo peso posible.

Diversos manuales suelen marcar como límite no más de 10 kg y nunca más del 10% del peso corporal. Cualquier cosa que supere esto es una insensatez. Pensad que vamos a llevar nuestro propio peso durante unos 25 km todos los días: 25.000 pasos, 25.000 impactos sobre nuestras articulaciones inferiores, durante 6 horas, cada día. Esto no es una competición, ni a quien lleva más peso ni a quién hace más kilómetros, pues la idea es siempre disfrutar.

Y es que, amigas, amigos, no he parado de verlo: personitas que no llegan a 50kg cargando con mochilas que pesan fácilmente 20kg, ampollas más grandes que el pie que las contiene, rodillas y tobillos hechos polvo, y tendinitis hasta en el cielo de la boca. Así no, muchachos, así no.

No dejaré de comentar que hay servicios de taxi y paquetería que te llevan el equipaje grueso de albergue a albergue, con lo que solo tienes que cargar contigo el agua y las viandas que necesites en esa etapa. No entraré a juzgarlo (de hecho, los que hacemos el Camino Francés también hacemos algo de trampa, pues la idea del peregrinaje es que además de partir desde tu misma casa, también debes volver), pero si hay algo realmente insensato es llevar exceso de todo: caer en el porsiacasismo, el creíque y penséque, la excesiva precavidez y en resumen, la incapacidad de liberarse de lo superfluo y quedarse con lo esencial.

IMG_2169 - Azul

Y es que si llevas muchas cosas en la mochila, seguramente también las llevas en la cabeza, y personalmente creo que en un viaje como este, la idea es liberarse, vivir con lo básico, ligero de equipaje. Liberarte, literal y metafóricamente, de todo el peso que no es esencial. Es un ejercicio muy sano y también otra de las buenas y saludables razones para hacer este Camino. Te lo digo de verdad: si tu mochila pesa más de 15 kilos, tienes unas cuantas preguntas que hacerte.

Bueno, a lo que vamos. Como al final la entrada me ha salido un pelín larga, hago sumario de lo ha contenido mi equipaje, y a continuación lo voy desgranando.

Indumentaria

  • Calzado, la elección más importante de todas, y que no debe estrenarse, sino que ha de estar andado
  • Mochila de senderista, peso totalmente cargada: alrededor de 7 kg
  • Calcetines de invierno, algunos días dos pares
  • Calzoncillos: tipo ‘boxer’, que recoja bien la huevedad y que esta no vaya rozando…
  • Pantalones largos
  • Camisa de manga corta de color vistoso
  • Camisa de manga larga, que por la mañana refresca
  • Sombrero o gorro
  • Bastones
  • Y alguna botella de agua, de un tamaño cómodo, en alguno de los bolsillos del pantalón (o en su defecto en un lugar fácilmente accesible)
  • Y un menda, que empezó pesando 97 kg y ha vuelto pesando 4 menos.

Hablemos ahora del contenido de la mochila en si

Ropa (además de la vestida mientras caminamos)

  • 2 mudas (2 calcetines, 2 calzoncillos, y 2 camisetas).
  • Toalla mediana (de mano) + Toalla pequeña
  • Chanclas
  • Poncho para la lluvia
  • Saco fino de dormir
  • Pantalones cortos
  • Una camisa de cuadros
  • Sabanas desechables de algodón-celulosa (en realidad las adquieres en los albergues, y les puedes dar unos cuantos usos más)

Higiene
Lo digo desde ya: todo en botes pequeños de viaje y de plástico.

  • Gel, Champú, Desodorante
  • Cepillo de viaje, pasta de dientes
  • Detergente a mano líquido para la ropa
  • Tapones para los oídos (importante, hamigo, importante…)
  • MEDIO rollo de papel de cocina
  • Protector solar
  • Tijeras pequeñas + cortauñas + pinzas de depilar + navaja pequeña
  • Desinfectante + gasas + esparadrapo
  • Vaselina o aceite de rosa mosqueta
  • Unas pocas pastillas de ibuprofeno
  • Añado que a todo esto deberías añadir cualquier medicamente que necesites habitualmente

Agregados

  • Móvil
  • Cargador + cable USB + ladrón + batería extra
  • Lapiz + cuaderno
  • Bolsas herméticas tipo ziplock
  • Cámara de fotos
  • Auriculares
  • y por supuesto, la Credencial del Caminante, que irás sellando en cada albergue

Comida para el camino

  • Agua, ¡por supuesto!
  • Zumo o piezas de fruta
  • Frutos secos (personalmente amo las nueces y las almendras)
  • Chocolate, galletas y/o barritas energéticas
  • ¿Bocadillos? NO, y luego cuento por qué

Bien, esto es a resumidas cuentas. Antes de desgranarlo, permitidme daros unos breves consejos extra.

 

Madrugar

Es obvio decir ‘madruga’ (aunque en la mayoría de albergues no te permiten salir antes de las 6, tampoco te permiten quedarte más allá de las 8), pero es importante que aproveches las primeras horas de luz. De hecho, en las ciudades grandes, como Burgos, León… incluso tiene sentido salir aún bien de noche, aprovechando la iluminación de las calles…

 

…Pero sobre todo huye de las horas centrales del día. Para las 12.00 o 13:00 deberías de estar en tu albergue de final de etapa (que a esas horas se empieza a quedar sin plazas, no es mala idea llamar antes y reservar si es posible), para tomar entonces tu merecida ducha, almuerzo, y descanso. Tendrás entonces la tarde para visitar el pueblo, socializar, leer, organizar tus cosas… las horas de sol duro son para pasarlas echando una siesta, no para seguir andando: la estepa y el sol castellanos son duros, duros de cojones.

Ah, y los guiris no tienen ni puta idea: se empeñan por ejemplo en comer a las 12, sin comprender (muchos españoles tampoco lo saben), que nosotros, al igual que ellos, comemos cuando el sol está en lo más alto: a eso de las 14:00. Son las cosas que tiene estar en el huso horario que no nos corresponde…

 

Sobre las ampollas

Qué puedo decir. Además de que también pueden aparecer por quemaduras (insisto, ¡cuidao con el sol!) aparecen allí donde algo roza repetidamente (lo que mecánicamente se conoce como fuerza de cizalla), lo que desliga la capa externa de la piel de su sustrato, y el hueco se llena de suero para proteger la capa inferior que se está regenerando. Mientras la ampolla está cerrada y es estimulada duele de cojones (pero si la dejas en paz, no :)), así que no la revientes gratuitamente ni -menos aún- quites la piel que la recubre porque mientras esté entera, está a salvo: insisto, son la protección de las capas inferiores. No obstante, si no te queda otra que hacerlo (o acaba reventando sola), busca ayuda de alguien que sepa lo que hace: hay que drenarla, limpiarla cuidadosamente, curarla y protegerla correctamente, pues lo último, ÚLTIMO que queremos es que entre suciedad y se nos infecte.

Yo las he tenido este año, por culpa del calzado nuevo (ya hablaremos del calzado), y por ellas me vi obligado en mi quinto día a coger un taxi para salvar los últimos ocho kilómetros de -duro- descenso desde la famosa Cruz de Hierro hasta el bellísimo pueblo de Molinaseca. Una estuvo a punto de infectarse, lo que me ha obligado a dedicarle un buen rato diario a ir curándola, con antibióticos, vendas, etc… Los famosos ‘compeed ampollas’ deben aplicarse ANTES de que aparezcan estas, y que si se aplican bien (leed las instrucciones) se convierten básicamente en una segunda piel. En cualquier caso, todo esto OS LO QUEREIS AHORRAR.

 

Y si finalmente aparecen, y se extienden y duelen (y dolerán), tampoco os empeñéis en andar más kilómetros: andar mal os hará llevar un paso inadecuado, lo que conduce a tendinitis, problemas de rodilla y tobillos, y quien sabe una mala caída por la falda de agilidad que mantendréis. Aceptad vuestro error, vuestra equivocación y vuestros límites, y concedeos una visita a un hospital o ambulatorio, y tal vez un día de descanso. No os sintáis culpables ni menos que los demás: hacer el Camino es algo duro y valiente, valoradlo como lo que es.

 

¡Las chinches!

Las chinches son un tema, un tema temístico… Las sufrí el año pasado los dos últimos días, y bueno, no sé si las habeis padecido alguna vez, pero efectivamente os pueden arruinar un viaje a nivel psicológico.  Lo primero y más sensato: no dejeis la mochila apoyada en cualquier parte, especialmente en el campo. Intentad dejadla sobre asfalto o superficies limpias, y sobre todo, huid del ganado y de los animales en general. En los albergues son extraordinariamente estrictos con el tema (se prohibe dejar las mochilas encima de la cama) y en general prohibirán la entrada a cualquier peregrino de higiene dudosa. Y si, suena duro y prejuicioso, pero por esta razón, cuidado con mantener mucho contacto con estas personas.

 

Sobre andar rápido, o pausado.

 

Una etapa normal anda entre los 20 y 25 km. Hay quien las hace más cortas, y por supuesto quien las hace más largas (mi récord es 32, el de mi padre, más de 40) Sobre si ir volado sin parar para llegar lo antes posible a destino (o hacer el máximo posible de kilómetros antes de que llueva fuego); o desayunar, y tener un segundo desayuno, y el brunch, e ir viendo tranquilamente los pueblos del camino… tengo mis conflictos, pues mi padre es mas de lo primero (no rápido pero si ritmo constante y sin parar), mientras a mi el cuerpo me pide alguna pausa de vez en cuando, descansar un poco, por no hablar de la de veces que me paro a contemplar, o más aún, a hacer fotos… Esto es totalmente a vuestra elección. Con todo, vuelvo a lo dicho antes: que no os den las 3 de la tarde andando. 

Desgranemos la indumentaria (empezando por los zapatos) y el contenido en si de la mochila, en la siguiente entrada. De momento, os dejo con algunas fotos de este año.

Camino de Santiago 2016 - León > Sarria

Camino de Santiago 2016 - León > Sarria

Camino de Santiago 2016 - León > Sarria

Camino de Santiago 2016 - León > Sarria

Camino de Santiago 2016 - León > Sarria

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Camino de Santiago 2016 - León > Sarria

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