Si sangra, podemos matarlo. Depredador (1987) (1 de 2)


Sabéis que dije en cierto momento dije que aún me quedaba por hacer un repaso, al menos, del cine (mi cine) de la década de los ochenta. Ya lo hice con los dosmiles, pero cuando ataqué los noventa me salieron nada menos que cuatro post con hasta cuarenta películas (y eso que la intención inicial era dejarlo en diez). Todas muy queridas, muchas de las cuales hubieran merecido un post individual. Y dado que creo que aquella formula de empaquetar mis impresiones sobre ellas en post tan largos no funcionó muy bien, no se me ocurre ninguna excusa para no empezar este repaso de los ochenta post a post, peli por peli, y en el orden que me dé la gana. Aprovechando por lo tanto que en las últimas semanas han echado en la tele la saga completa (es decir, las dos) de Depredador, ¿por qué no dedicarle un post a la primera, la auténtica y verdadera?

Abrochaos los cinturones

Sobre Depredador (John McTiernan, 1987) paso de insistir en la obviedad de que es una de las obras cumbre del cine de acción de todos los tiempos (que siempre habrá quien piense que es un género menor), y digo que sencillamente forma parte de esa ‘culturilla general’ y fundacional con la que todo veinteañero tardío/treintaañero ha crecido: del mismo modo que recordamos los atracones de Goku, la marciana mutante de tres tetas, o de ‘Sloth quiere a Gordi’, todos recordamos, por ejemplo, el momento el que Bill Duke quiebra una maquinilla desechable presionandola contra su rostro.

Para que ostias echarse espuma ni usar una fusion pro glide: a pelo, ni pollas…

Personalmente, y al contrario que con Alien (película con la que, por razones obvias, a menudo se la compara), jamas he considerado esta como una película de terror, aunque pretendidamente lo es (tal vez porque Schwarzenegger y su batallón nos parecen en principio dignos adversarios, a la altura de su cazador). Obviando por el momento su componente de ciencia-ficción, lo que por el contrario no puedo negar es que siempre he tenido a ‘Depredador’ como el arquetipo de película de acción y aventura pura y dura, en su estado (literalmente) más salvaje. 

Probablemente esta se encuentra entre las escenas más fácilmente recordables de la historia del cine

Y cuando digo siempre, quiero decir que soy incapaz de recordar la primera vez que la vi, algo que no me suele pasar con ninguna otra película. Sencillamente, es como siempre hubiera estado ahí. Al igual que E.T, hubo una época a principios de los noventa en la que al menos una vez cada año, fijo, la echaban en la tele (lo que por supuesto ayudó que esta se asentase en nuestra memoria colectiva). Y supongo que la primera vez que la vi, muy de niño, me encantó, me atrapó, de esa forma de la que atrapan las cosas sencillamente bien hechas. Sigue leyendo

The Avengers, o el final de las películas de superheroes.

Que no, que con el titular para nada pretendo dar a entender que es una patata de película, sino todo lo contrario: esta obra que se ha demorado durante 50 años es un peliculón, es una conquista y triunfo del entretenimiento en su estado más puro; es, por qué no decirlo, tal vez la obra definitiva sobre superheroes.

Por eso, con el titular pretendo más bien lanzar, de manera retórica, esta pregunta: ¿y después de esto, qué?

Y es que esa era la pregunta que nos hacíamos al entrar en la sala: ¿cabría la posibilidad de que después de esta película, cualquier otra de superheroes nos supiera a poco? ¿Qué ‘malo’ aparecerá en Iron Man 3 sin que nos echemos una risilla por dentro? ¿Que harán los que aún no habían visto Capitán America ni Thor? ¿Cabe alguna posibilidad de que la nueva de Spiderman no sea otra patata (que por cierto, por el trailer es a lo que ciertamente me huele)? ¿Despues de 12 años del tole tole con los superheroes (considero que todo empezó con X-Men), lo mismo ya está bien, no?

E inmediatamente viene a la mente The Dark Knight Rises, pero es aquí donde hay que dejar las cosas claras: The Avengers y Batman juegan en ligas distintas. De hecho, el listón para The Dark Knight Rises no es otra que su predecesora, The Dark Knight (nada dificil declararla como la mejor película de superheroes de la historia), mientras que listón para esta ‘maravilla’ de la Marvel no es otra que la primera de Ironman, que tampoco cuesta declararla, o al menos hasta el momento, la segunda mejor de la historia -ambas distancia de cualquier otra anterior-.

*(Curioso que Ironman y The Dark Knight sean del mismo año -2008- y sus sucesoras se reencuentren en este 2012)

Y es que, mientras que la de Batman es una saga oscura, densa, y me siento tentado a decir lo de ‘muy shakesperiana’ (lo cual sería muy apropiado habidas cuentas de que no he leido a Shakespeare), el estilo cinematográfico de la Marvel es el del entretenimiento por el entretenimiento. Sin complejos. Mucho y muy buen entretenimiento, sin pretensiones más allá que la de pasar un buen rato. O muchos, si las películas se prestan a revisionados. ¿Podíamos esperar mucho de esta película? ¿Podría colapsar bajo su propio peso? Las expectativas/promesas eran altas, pero he de decir que saber que Josh Wedon estaba detras me tranquilizaba bastante. Por lo tanto, ¿ha decepcionado? la respuesta es un rotundo: no, para nada.

Josh Wedon

Es aquí cuando cabe hablar de este hombre. Que conste que solo conozco una de sus obras. No recuerdo haber visto ni un solo episodio de Buffy Cazavampiros, ni de Angel, ni de Doll House. De este hombre solo conozco (y muy bien) Firefly/Serenity, y me es suficiente. Suficiente para saber que cualquier cosa que pase por sus manos es oro puro. Suficiente para saber que si los productores de Los Vengadores habian puesto bajo su responsabilidad semejante proyecto, es porque tenían las ideas muy claras, porque no se querían andar con experimentos, porque querían ir a lo seguro: una frikada en manos de un soberano y magnifico friki, con un talento innato no solo para crear diálogos extraordinariamente agudos, sino para mimar y equilibrar el justo peso de cada personaje (justo lo que pide, y consigue, la película de la que hablamos), alguien que tiene un prodigioso sentido del ritmo, que es un buen creador de momentos cómicos, y desde luego, que es un competente director de acción. Y todo eso, ya demostrado habiendo dirigido solo una película. En definitiva, un gran escritor y director del cual es una pena que no se prodigue más, y que parece nacido para esta película de la misma manera que parece que el terreno ya antes preparado por la Marvel era solo para esperar la llegada de este hombre.

¿Más? Pues decir que en The Avengers se consigue esa cosa tan rara: que funcione tan bien, tan suave, tan bien engrasada, que te hace creer que es facil hacer una película así, que consigue que te extrañe y que te preguntes por qué no se hace películas así más a menudo. Sencillamente, es uno de esos casos en los que se alinean los planetas. Y sin extraviarse en absolutamente ningun momento de su condición de entretenimiento puro y duro, además de tener a Josh Wedhon, tenemos a unos personajes tremendamente carismaticos, y lo que es aún mejor, bien interpretados y aun mejor perfilados. Si, ya sabemos que Robert Downey Jr. es un crack, como lo es Tony Stark, pero es que no hace para nada sombra al Capitan América, ni a Thor, ni mucho menos a Hulk (que creo que es el verdadero protagonista de la película). Tan bien escritos, que incluso la Viuda Negra (Scarlett. ¿Algo más?) y Hawkeye, ambos sin ningun superpoder, encuentran de forma natural su propio espacio, sin hacerte sentir que no encajan con el resto de bestias pardas. Todos y cada uno de ellos tiene su justo espacio, su carga dramática, su cantidad necesaria de diálogos y legendarios ‘oneliners’, y todo se encuentra trenzado, desarrollado y engranado de una manera soberbia.

Y si al coctel añadimos unos cuantos chistes y gags que arrancan genuinas carcajadas, y que para nada desentonan ni infantilizan el tono de la película, tenemos este clásico, instantaneo, del honesto y puro entretenimiento, este prometido y correctamente entregado ‘pepino’ que puede sentarse sin complejos al lado de leyendas como En Busca del Arca Perdida o La Jungla de Cristal. No la dejeis pasar en la gran pantalla.

(…)

Pd.: También vimos luego, en plan sesión continua, Ira de Titanes. Que quereis que os diga, más que lo de siempre: que no engaña, y que a mi me encantan los efectos especiales, pero evidentemente no la puedo defender con la misma vehemencia de la de arriba ;)

Pd. 2: Nos han colado el Trailer de Prometheus, y como ya decidí hace tiempo ir a verla, y he estado intentando mantenerme al margen de cualquier tipo de información, ver este trailer (supongo que el que apareció hace un mes o así) me ha jodido la vida, dejandome con esa sensación ‘he visto más de lo que quería’. ¿Nivel de flipe? Tan grande como el choque de este con mi escepticismo. Por que ya sabeis, parafraseando a Antonio Gasset, nunca se sabe si una película de Ridley Scott la ha dirigido él o su hermano gemelo malvado…

Y Pd. 3 (actualización): Quedaos hasta el final-final de los créditos. En una vuelta de tuerca al chiste, aún hay otra escena despues de la escena que ya nos regalan apenas un minuto empezados los créditos.

Fin de semana Star Wars completo

Aunque no lo más importante, empiezo por el final: ayer fui al cine a ver Star Wars Episodio I: La Amenaza Fantasma en 3D. Y bien, ¿qué decir?

Sobre el 3D, es la primera película ‘hinchada’ (no grabada originalmente en 3d) que veo, y claro, le voy buscando fallitos. Porque conozco, o me puedo imaginar, el proceso que siguen para esta conversión, y no os podríais creer hasta que punto es complicado, y por supuesto, caro. Pero en fin, no me voy a poner técnico, solo decir que el proceso, teniendo en cuenta sus limitaciones, no me ha decepcionado, aunque tampoco es para tirar cohetes.

Y hablando ya de la película, hacía tiempo que no me sentaba a verla entera, y claro, se resiente. Sigue siendo, con diferencia, la que más cariño le tengo de la nueva saga, por aquello de verla más de niño y tras una larga espera, pero te das cuenta con nueva perspectiva hasta que punto se hacen pesados los largos diálogos, y por supuesto, lo insoportable que es Jar Jar. Aunque también hay escenas, como en la que Anakin se despide de su madre, que me conmueven de una forma inédita. Con todo, los platos fuertes, que es lo que te realmente esperas, no decepcionan para nada, ni en 3D ni en 2D: la carrera de vainas y la lucha final de espadas de luz (que creo que estaremos de acuerdo, es la mejor lucha de toda la saga, ¡Darth Maul era la caña!). Siguen siendo totalmente espectaculares, si es que no más gracias al 3D, e independientemente de ello sigo sosteniendo que esas escenas valen por si solas el precio de la entrada. Hasta me hubiera gustado ver la película solo en 2D, por el puro placer de revivirla en una sala de cine. Y aunque ya es cosa de los cines Yelmo Vialia Málaga, he echado de menos más potencia en el sonido, pues aun sonando más que bien, a veces le ha faltado es punto extra de empuje en ciertos momentos clave, como en la esperada carrera de vainas.

Un espectáculo que he disfrutado mucho, más por el hecho de disfrutarla en el cine y por los recuerdos que me trae, que por el 3D, y el punto agridulce de corroborar con el paso del tiempo, lo ciertamente pesada, por momentos, que puede llegar a hacerse (dado que además, hablamos de la versión extendida, que añade unos cuantos minutos).

(…)

Pero no ha sido este el verdadero evento ‘Star Wars’ del fin de semana. El verdadero pepino ha sido el concierto dedicado a John Williams realizado este sábado por la Orquesta Filarmónica de Málaga, junto al Coro Ópera de Málaga -en el Teatro Cervantes, y dirigidos respectivamente por Arturo Díez Boscovich y Francisco Heredia-. Recordemos que Williams es, entre otras, autor de las bandas sonoras de Tiburón, Indiana Jones, Superman, E.T., Parque Jurásico, La Lista de Schindler, y por supuesto, Star Wars. Y es totalmente cierto, cuando digo que no tengo palabras para describir lo apoteósico y soberbio que ha sido este concierto (y eso que me gusta escribir ;P).

Concierto Star Wars Málaga

Viene al caso recordar que ya estuve en Madrid hace casi dos años, tachando en aquella ocasión una cosa, de las más fáciles, de la lista de cosas que quiero hacer en mi vida. Se trataba de ver un concierto de Star Wars en directo. Bien, como decía, Sigue leyendo

El ‘Valle Inquietante’ en el cine de los 80: ¡Muñecos de goma!

¡Entrada Friki al canto! ¿A qué viene esto? Me recuerdan via Twitter que se acaba de estrenar la nueva peli de Tintin, pues al parecer sigue sin convencer a mucha gente el tema de los actores digitales. Ya sabéis de qué hablamos: el Valle Inquietante.

(Para profanos, ‘el valle inquietante’ es una teoría, de mucha importancia tanto en robótica como en el mundo de los efectos especiales para el cine, que relaciona la empatía que despierta en nosotros una creación artificial, a medida que esta parece más o menos humana. El problema es que a medida que dichas creaciones se parecen más a los humanos, estas pasan inesperadamente a crear una fuerte sensación de rechazo, el mencionado valle, que solo se salva cuando la imitación es perfecta o casi perfecta (más información en el enlace))

Personalmente, lo que he visto en los trailers de Tintin me ha sorprendido para bien, pues era más de lo que me esperaba, que no era mucho. De esto ya he hablado parcialmente aquí (entonces hablé de efectos digitales en general, no de personajes de carne y hueso), concluyendo que, aunque puntualmente ya se haya conseguido, sigue quedando mucho camino por recorrer hasta que nos traguemos, 100% y sin fisuras, un personaje de carne y hueso creado digitalmente.

Pero no he venido a hablar de criaturas digitales. Quiero hablar de criaturas ‘reales’: de las de goma y latex que poblaron la fantasía, la ciencia ficción y el terror de los años 80. Y sobre todo, el mal rollo que daban.

Porque ahora, tal vez ver estos efectos nos arranca una sonrisa. Y no hay a quien le falte condenarlos al ostracismo, no ya por cutres, sino por lo meramente anticuados que se ven. Será la edad, pero durante mucho tiempo yo he sido enfervorizado defensor de los efectos digitales, solo para volver a comprender recientemente el valor y la autenticidad que proporcionan unas buenas marionetas físicas. Porque, tal vez es aventurado decirlo, pero su ‘cutrez’ es una característica no implícitamente negativa, sino una cualidad netamente positiva y que en cierta medida facilitaba provocar las sensaciones que en ese momento uno debería sentir como espectador. No olvidemos que por lo general, esos efectos estaban a la vanguardia y el público los compraba, y solo ahora nos parecen obvios…

(…)

Empezaré, por supuesto, por V (1984). No sé si hay alguien nacido y criado en los 80 que no solo que no conozca esta serie, sino que no conozca esta escena: se nos revela por primera vez la verdadera naturaleza de ‘los visitantes’, en un mítico momento en el que Diana se traga un rata sin pestañear. Aquí va vídeo (con la versión de 2009 de regalo):

Es un plano que no dura más que un par de segundos, y sin embargo nos ha quedado a todos los que lo vimos de niños (y no tan niños), grabado en la retina. Solo al verlo recientemente he comprendido plenamente el por qué: no solo era traumático ver a una ¿persona? tragarse una rata; sino que ni siquiera se trata de una persona. Ay, ¡es un puto muñeco! Y como es evidente, ese muñeco está en el fondo del puñetero valle inquietante. La postura fija de la cabeza, el antinatural movimiento y la posición del brazo, la mirada perdida, la piel de goma… Ni siquiera la iluminación ni el encuadre coinciden. Esas cosas, que nos resultan evidentes ahora, cuando eres niño solo se perciben a nivel inconsciente, de una forma vaga y difusa, que solo se traducían en un par de ideas muy sencillas:

Raro, y Mal rollo. Sigue leyendo

¿Cuánto ocuparía una película a la máxima resolución que tuviera sentido?


Respuesta corta: Unos 1,35 Petabytes

Respuesta larga: os cuento:

Por aquí irían los tiros, pero no adelantemos acontecimientos…

Nota: ¡incluye tabla Excel al final!¡Emoción!¡Emoción!

De vuelta en Málaga, camino de quitarme las últimas asignaturas de la carrera (que se dice pronto), volvemos a coincidir los tres clásicos de toda la vida: Javi Zulo, Iñaki y yo. En una de las aventuras gañaneando camino de la biblioteca general en Teatinos, Iñaki me lanza una pregunta que ni siquiera es capaz de expresar bien, (yo mismo tengo que ayudarle a formularla), que a resumidas cuentas, vendría a ser la del titular: en megabytes, ¿cuanto ocuparía una película, en la máxima super-hiper-ultra-mega-calidad-delahostia que tuviera sentido, de acuerdo a las características y capacidad de percepción del ojo humano?

¿Ein?

Si, suena a entelequia, tipo ¿cuanto pesa una nube?. Pero recordé entonces que en cierto programa de Redes, hablando creo que la cantidad de información que cada día se recogía en el LHC del CERN (nada que ver con La Hora Chanante), se comparaba esta con lo que pesaría un vídeo de la vida entera de una persona, grabado en calidad HD. Ni esta pregunta ni la de Iñaki son de las que uno se enfrenta todos los días, pero me acabó picando a mi también la curiosidad y he acabado haciendo un calculo aproximado.

En el caso del programa de Punset, hablaban de unos centenares de Terabytes, algo que me entretuve en corroborar, obteniendo como resultado que una película de 80 años pesaría unos 1712 Terabytes (TB), en calidad Blu-ray…

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