Contexto: Es el 2 de Julio de 2024. Nos hemos demorado Elena y yo un pelín con la mudanza para dejar el piso, aunque el curso acabó el viernes -incluyendo comida de despedidas-, Elena me pidió el finde para acabar una tarea gorda suya de su máster (yo también me tomé esos dos días de rascada de huevos, incluyendo pillarme por Wallapop el Xiami 14 Ultra), y la mudanza/limpieza no la empezamos hasta el lunes, pisando la mañana del martes también. Es ya la noche del martes cuando dormimos en Granada, compartiendo también su piso con su hermana Marina, que tuvo el defensa de opos esa mañana, y su muy ladradora y desagradable perra, Nadima. Es por eso que tenemos que dormir en el cuarto de Elena, cama pequeña, almohada mala, pegados, pasando calor y con tortícolis. En general, una noche desagradable, y aún queriendo creerse que el curso ha acabado (es la primera noche que ‘descansamos’ y de hecho hasta la tarde siguiente no haríamos nuestra ‘cosa’ pendiente, espectacular por cierto).
Sueño: Estoy en clase. Es una clase amplia, impersonal, como las generadas por IA. Me recuerda a una tipo taller, con mesas desperdigadas, amplias, y las paredes muy decoradas y llenas. El caso es que hay una serie de alumnos… no son los míos de este año en el IES Portada Alta, sino que en este punto el sueño es conciso y coherente, expresa una idea muy concreta aunque yo no acierto a ponerle nombre durante el sueño (sólo me doy cuenta más tarde). Reconozco al iraní (Maniad), al italiano alto y rubio (Fabio), al Mohammed que tiró la silla… y tantos otros ya sin cara… Y también saludo a Mara cuando aparece, ¡ah, cuanto tiempo Mara! ¡Me alegro de verte!, con esa forma con mi mejor voluntad de que suene sincera (va en mi interés que se sientan bienvenidos, así que en ese sentido va con sinceridad)…
No doy con el nombre en el sueño, pero son ni más ni menos que mi ‘querido’ 1º de ESO E, el que tuve el año anterior (2022/23) en mi segundo año en Estepona, el mismo que tenía que ‘coger aire’ cada día que tenía clase con ellos, que por supuesto sabía perfectamente que era los lunes y los viernes…
Pero nada me cuadra, es el último día, ¿Qué hacen todos estos aquí? Para colmo, Mario, el ‘adlátere’ del inspector, está allí, se asoma. Yo no tengo nada preparado para ese día, ¿qué mierda hacen aquí todos estos? Me vienen esas mismas sensaciones cuando no me había preparado la clase, sabía que se venía un día de los difíciles, de que a la mínima que tuviera que improvisar algo, que buscar algo, que https://naturheilpraxis-hauri.ch/ iniciar sesión o buscar algo… se me iba a desmadrar la clase, iba a ‘subir el suflé’, a prenderse fuego, a volar sillas… Solo que hoy es peor, a estos hace tiempo que no les veo, ¿a qué vienen? Pero sobre todo, porque no tengo nada, NADA preparado, iba a ser el último día y lo normal es que vinieran tres o cuatro y y que además estuviéramos en el patio de pindongueo… Pero no, me toca estar con ellos, en clase, como en una olla a presión, y efectivamente la presión empieza a subir, noto la ‘temperatura’ ¿Cómo aguanto yo aquí una hora? Menudo ‘ratito’ me espera…
Y entonces viene Mario y hace la pregunta, me viene a decir que ‘cómo evalúo’, que si las SIAP y los criterios de evaluación, la escaleta, que ‘a ver los papeles’ de lo que tengo para hoy, y mientras la clase que se me prende fuego…
No doy más de mi, solo acierto a pedir disculpas, mirarle y negar con la cabeza, y decir un ‘lo siento’ que apenas me sale de los pulmones. Vamos, que me planta aquí al inspector, lo veo venir, que me abren expediente y me quitan la plaza…
Y mientras la clase que se me prende fuego…
Pero bueno, como todo, pasa. Esa hora pasa. Me despierto y casi lo olvido. Solo a media tarde, cuando ya me he despedido de Elena y estoy en Canena ya de noche, recuerdo el sueño. Sé que es de los que tengo que apuntar. No tuve esa sensación de despertar y ese alivio de ‘menos mal que es un sueño!’. Pero tiene guasa, tiene gracia, que no he soñado con la carrera, no he soñado con las opos (y está por ver si no sueño con el verano pasado por lo de mi padre), y voy, y sueño con las prácticas, la plaza, y los puñeteros alumnos que casi me trauman… En fin, vamos a reírnos (por no llorar)