(Nota: sé el tono con el que escribo este post, pero lo último que pretendo es pontificar. Estoy aquí para que en lo que esté equivocado, me corrijais. Hago la primera parte un poco más didáctica y en la segunda ya me meto en el asunto. Como siempre, sed bienvenidos)
La energía lo es todo.
No me refiero a a aquello de «la materia es energía» (que también es verdad), sino a que para los humanos -no solo para el ecosistema-, la energía lo es todo. Es el motor de todo, y cuando no hay energía, todo se para. En cualquier articulo que trate sobre la crisis económica, sobre el desarrollo sostenible, sobre el cambio climático, sobre la superpoblación, esa idea debería estar siempre presente. Dependemos de la energía, es la que mueve el sistema, la que en gran medida nos da el sol, es que mueve el agua, el viento, la que alimenta los pastos que alimenta a la ganadería que nos alimenta a nosotros, es esa que hace millones de años creó lo que ahora son nuestros combustibles fósiles, la que mueve nuestros coches, nuestros ordenadores, nuestra economía. Riqueza es energía. Los países económicamente más ricos no solo son los que más dinero mueven sino los que más energía mueven (o ‘gastan’*).
Y ahí estamos: cuando hablamos de crisis económica (tal vez la de ahora no es un buen ejemplo ya que está visto que es principalmente financiera e inmobiliaria), todo suele pasar por altos precios de la energía, como pasó el año pasado con el petroleo, ese que usamos para desplazarnos y para tantas cosas. Cuando hablamos de cambio climático, hablamos de la polución que generamos al crear esa energía eléctrica (de nuevo, a partir de combustibles fósiles), y también hablamos de las sequías e inundaciones que se nos vienen encima. Cuando hablamos de superpoblación, hablamos de los excesos de los EEUU y las Europas, en materias primas y alimentación, de las cuales deviene una elevada necesidad de energía; hablaremos de las demandas de nivel de vida que dentro de poco exigirán China y la India (si es que no lo hacen ya) y de las que tal vez a largo pedirán Sudamérica y África, si es que les dejamos algo, si es que no nos lo hemos cargado todo antes (tocar madera). Hablamos de las carísimas desaladoras para compensar los dolores provocados por las sequías, de los embalses para aprovechar lo que traigan lo que de otro modo serían descontroladas (y desaprovechadas) inundaciones, de los automóviles que habrá que seguir moviendo como siempre…
¿Como lo hacemos? Los más cínicos, dicen que adelante con el petroleo y los fósiles, que antes de que se acaben, ‘el propio sistema’ encontrará de forma natural una solución sin necesidad de apretar las tuercas (puesto que ‘el sistema’ funciona a la perfección, ¡no hay más que verlo!). Entre lineas, se lee: Que Sea Lo Que Dios Quiera, a.k.a. Sálvese Quien Pueda.
En el otro polo estarían los agonías que dicen que el sistema no ha funcionado nunca -todo ha sido una mera ilusión-, que tarde o temprano nos va a reventar todo en la cara -muchos piensan que es justo lo que está ocurriendo ahora-, y que no hay forma de sostener lo que siempre ha sido insostenible. Daos cuenta que al final coinciden con lo que dicen los primeros. Todos muy hermanos y mucho buen rollo, pero ninguno suele hablar de como alimentar 6.000 millones de bocas.
Y por supuesto, los puntos intermedios, desde los que dicen que lo que haya que hacer no se puede hacer a la desesperada, hasta los que dicen que llevamos un retraso de décadas, y que ya lo único que podemos hacer es paliarlo, ya que el desastre es de una forma o de otra, inevitable. Y se podría seguir matizando hasta el infinito, como cosa fractal que es hasta la individualidad.
(…)
Una de las últimas ha sido el reabrir el debate de las fuentes de energía. Renovables si, renovables no. Fósiles si, fósiles no. Nucleares no, ¿nucleares… no, gracias?. Y ahí esta el tema ¿como que nuclear no? Para colmo, y al parecer esto solo pasa en España, la cosa está politizada que te cagas: si eres de izquierdas, no quieres nuclear (tanto monta) y si la quieres es que eres de derechas. Ea.
Lo que tengo claro es que decir «si a la nuclear» no es decir «no a las renovables», aunque probablemente decir «no a la nuclear» es decir «si lo es a los fósiles».
Por supuesto digo un si rotundo a las renovables. Pero también que hay que tomárselo con cautela, que se trata invertir el dinero en investigar, no de forrar España y/o el Sahara con paneles solares. Que no nos podemos entregar ciegamente a sus brazos, al menos todavía. Aunque suponga seguir en parte el manual del perfecto agonías ecológico, algunas cosas son difíciles de ignorar. Como que por ejemplo, aún a día de hoy, un panel fotovoltaico tarda 10 añazos en devolver la energía que se ha gastado solo en su fabricación. O que la energía eólica es azarosa e imprevisible, donde las buenas ráfagas de viento suponen picos en la oferta eléctrica difíciles de aprovechar. O que las cifras de las plantas solares térmicas son tergiversadas: suena de puta madre decir que la nueva planta solar de Sanlucar la Mayor dará energía para 180.000 hogares (Sevilla entera), pero a todo el mundo se le olvida decir que ese es el máximo teórico, el rendimiento pleno de un día hipersoleado de verano a las dos de la tarde. Nadie habla de días nublados, ni del sol de invierno a las 4 de la tarde, ni por supuesto de las noches. En Alemania, hasta hace unos meses el país con mas hectareas cubiertas de paneles solares (que daban 2500 Mw – ahora España es el primero con 3500 Mw), apenas suponian el 0,05% de la energía aportada a la red.
Hay que investigar en paneles más eficientes para la solar; tal vez, mediante un sistema centralizado, en extender la eólica para aprovechar las ráfagas allá donde estén; en impulsar el uso solar para el calentamiento de aguas sanitarias y sistemas de calefacción (que aunque ya se ha implantado la normativa, se ha hecho tarde desaprovechando la expansión inmobiliaria que bien sabemos ya ha acabado); en desarrollar formas de almacenar los picos de energía (tal vez teniendo como medio el hidrógeno, que es muy importante señalar que no se encuentra en yacimientos naturales como el petroleo); así como hábitos para aprovecharla (por ejemplo, usarlos para alimentar las antes mencionadas desaladoras -otra buena forma de ‘exportar’ los picos de energía-, o para poner a cargar coches eléctricos o electrodomésticos por la noche). Que no se diga que no hay ideas.
* Un matiz: cuidado cuando se dice ‘la energía se gasta’. La energía no se gasta, sencillamente se desperdicia al transformarse en otra forma menos útil, principalmente, en calor: por ejemplo, ese calor en los frenos de semáforo en semáforo. Ese es el primer principio de la termodinámica, «la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma». La energía está ‘ahí’, en distintas formas: en el centro del sol y en los átomos (nuclear), en forma de calor en el interior de la Tierra (térmica), en la altura del agua de los pantanos (potencial), en el viento o en nuestro coches en movimiento (cinética), en el petróleo (química), o en una dinamo (en última instancia, eléctrica). Y justo es la energía eléctrica la que más nos interesa a los humanos, la que ‘creamos’ a partir de cualquiera de las otras, y la que tecnológicamente nos resulta más fácil transportar y convertir en cualquiera de las otras en un momento dado, según las necesidades.
(…sigue…)
De momento, vale. Me espero a que salga la siguiente parte en la que, espero, justifiques el uso de las nucleares para iniciar el debate, que es muy interesante y muy serio.
…noto unos ojos clavados sobre mi nuca…
Estaba pensando, Rafa, que se echa de menos a Gianna (Historias de una Friki), ¿recuerdas?
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Sí que se le echa de menos, sí. Antes había más debates de este tipo, por eso me ha encantado que lo saques.