Ayer por la tarde me crucé con mi primo. Suele andar o bien cerca de su nave industrial, o bien en las obras de su nueva casa, y paso por delante en estos paseos veraniegos que me pego cada tarde para ir a la piscina.
Es la primera vez que lo veo desde que volví del viaje, así que me pregunta, ‘¿Qué tal?’
Y le respondo: ‘Psche… bueno, no sé… espectacular’. Él se echa a reir y dice: ‘Vaya, que ni bien ni mal: Espectacular’.
Esta tonta anécdota me sirve para introducir y resumir dos puntos clave. Y es que ese ‘psche, no sé’ que le dije a mi primo no era tanto una duda sin resolver que yo tuviera, sino más bien un ‘a ver por donde empiezo’. Y el ‘espectacular’ que salió a continuación por mi boca no era para contrarrestar las vacías palabras que acababa de soltar, sino la única, auténtica y certera verdad del viaje: Islandia ES espectacular.
*Antes de seguir más me vale claro dejar de que va todo esto, para los despistados: he estado cinco días en Islandia. Si, a tomar por culo. Prosigamos, ya entraré en detalles.
(…)
Lo mismo decís ‘Uy que fuerte empieza… Espectacular dice… no habrá sido para tanto‘.
A ver. Puede pasar una cosa. Que sencillamente no te guste ese rollo. Hay gente que es más de visitar monumentos y ciudades, o aquello de conocer culturas y gentes. O que le vaya más el rollo del sol y playa. Muy bien, oye. Pero, y sin que necesariamente entre en conflicto con lo anterior, si te gusta la vastedad, los grandes paisajes, las vistas espectaculares, y la pureza de la naturaleza cruda, Islandia es el lugar. Es única. Es imposible que decepcione. Y lo digo con propiedad, porque esto también es cierto, nos ha puesto a prueba.
(…)
Todo esto era la introducción a la introducción que en si supone esta entrada (porque como vais oliendo, a este viaje le dedicaré capítulos…). Así que voy ahora al menos a enumerar los aspectos generales de este viaje y en qué peculiares circunstancias se han producido.
El caso es que mi hermana está trabajando allí. A alguien de la familia le tocaba el marronazo de hacerle la visita, y por circunstancias, al final me ha acabado tocando la papeleta. Aunque el sacrificio al menos no he hecho solo: mi (nuestra) prima Inma nos ha acompañado encantada.
Con la estancia pagada (dormíamos en casa de mi hermana), hemos destinado nuestros recursos a pegarnos buenas horas de carretera. Aunque ha sido una semana fuera de casa, en Islandia (solo) hemos pasado cuatro días, de los cuales tres los hemos dedicado a recorrer unos 1300 km en coche.
Y quiero decirlo, no ha salido especialmente caro. Teniendo casa en la que dormir, y compartiendo el coche entre cinco personas (yo, mi prima, mi hermana, y dos amigas suyas), no nos hemos dejado ni 250€, y eso incluye una noche fuera (en una cabaña rústica), alquiler del coche, gasolina, desplazamientos en autobuses y taxis (incluyendo los de España), y gastos varios de comida y demás. Hay que recordar que la crisis devaluó mucho la corona islandesa, y ahora los precios son casi los españoles. Y he visto ofertas de vuelos, ida y vuelta, ahora que es temporada alta, que salen desde Alicante, Madrid o Barcelona por menos de 500€ 400€, y en temporada baja por menos de 100€ (Islandia nevada también es espectacular, con el plus de que vereis con seguridad las auroras boreales). Como veis, por muy lejana que pueda parecer, Islandia no es necesariamente un destino exótico.
Aunque tambien he hablar de los peros. El precio del que hablo, claro, ha sido por que hemos ido en plan pobres, y con ciertas prisas. 1300 km en tres días son muuuchos kilómetros, especialmente cuando solo dos conducimos. Hay muchas fotos de por medio (2500 he hecho. Si: 2500, unos 14 GB), y también, tiempo para respirar, aunque esto ha sido sacrificando alguna de las paradas previstas.
Y es que Islandia es un lugar al que ya quería ir, mucho antes de que mi hermana se plantase allí, pero dadas las circunstancias de este viaje, casi me alegro de haberlo hecho así, con estas prisas. Pues para mi este viaje ha sido más bien un entrante, un aperitivo. He visto bastantes, muchas cosas, y no me reservo nada al decir que algunas de ellas realmente espectaculares.
Pero tan interesantes como las que he visto, son las que me he dejado.
Dicho esto, debo dejar temprana constancia de que tengo clarísimo que a Islandia he de volver.
Y es que no olvidemos que Islandia tiene cien mil kilómetros cuadrados, una quinta parte que España, o como Castilla-León y Asturias juntas. Eso evidentemente no se ve en tres días. Pero si tal vez, y razonablemente bien, en diez o quince. Y con dinero, claro, alquilando un 4×4, y pudiendo dormir en lugares distintos, y con excursiones guiadas a ciertos sitios, y jugando con la carta de que haya más días de cielos despejados, etc…
Eso me enlaza con otra gran cuestión que debo tocar: el tiempo. Antes de nada, no os engañeis: Islandia no es especialmente fría. De hecho es sorprendentemente cálida dada su latitud, pues por fortuna se beneficia de la corriente del Golfo, que viene del Caribe, y el termómetro cerca de la costa no baja mucho de cero grados, ni siquiera en invierno. De hecho estos días de agosto las temperaturas eran agradables, en torno a 15ºC (ya veis que en casi todas las fotos aparezco con camisa), y en ciertos momentos el sol pedía que nos quedásemos en manga corta. Por lo tanto el verano islandés no pide nada especial, aparte de la obligatoria prudencia de llevarse algo de abrigo, norma aplicable a cualquier viaje.
Lo que si es absolutamente necesario es un chubasquero, aunque bastaría con uno de esos de plástico. En general esto se aplica a cualquier país al norte de los Pirineos (vamos, que los raros somos nosotros), pero en Islandia el tiempo es particularmente cambiante… siempre que haga sol. Es decir, que el sol se alternará casi necesariamente con lluvia, tal vez por minutos. Pero esta es la crueldad, y así ha sido al menos en nuestro caso, lo contrario no tiene porqué darse. La presencia de lluvia no garantiza sol en los minutos siguientes. Y es que nos hemos tirado un cuarto del viaje con el cielo encapotado, el otro cuarto lloviendo, y el otro, con una niebla de cojones. No hemos tenido mucha suerte, la verdad. Pero bueno, eso ha sido porque hemos estado cuatro días, luego también hay muchas veces buen tiempo, y mi hermana y la gente de allí bien lo atestigua, pero por eso digo lo de hacer un viaje estando más tiempo allí. Eso si, los ratos que nos ha brillado el sol ha merecido completamente la pena, aunque ya hablaré de ello en otras entradas.
Y poco más que contar por ahora, os dejo con algunas de las fotos que me ha dado tiempo a procesar (que nooo hombre, no voy a subir las 2500, ya sabeis, hay muchos panoramas y HDR de los que tanto me gustan, pero la primera criba se queda en unas 200 o 300 fotos), y ya nos iremos viendo en siguientes capítulos ;)
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Tendió un poco, pero con cariño. Joder que envidia y que fotos. Me alego que te lo hayas disfrutado
Jeje, el mismo tipo de envidia que en las fotos que tienes de Santorini, por ejemplo, estamos en paz ;) xD
Ahhh y hay muchísimas fotos que me han recordado muchísimo a Irlanda que pasada
Y de nuevo, Irlanda, otro destino pendiente… si es que los de Juego de Tronos saben de buscar localizaciones, sin duda…
Qué pasada de sitio! Me lo apunto para ir, que además desde aquí saldrá más barato el avión :)
Ya te digo tío, baratísimo!! Alquilas un coche, y te vas pillando cabañas, una distinta para cada noche, y te montas un viaje que lo flipas :D
Me alegro mucho de comprobar no sólo que estás vivito y coleando, sino además disfrutando de viajes espectaculares. Muy buenas fotos, como no podía ser de otra forma, y más en un lugar como Islandia.
Muchas gracias! Ya os iré contando, de viajes y de mi propia vida, cuando sepa más sobre ella!! xD
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