Nerdismos, fandosidades, y otras migueiladas: Impostores del chichinabo (2 de 2)

(Viene de aquí)

Y ahora, muchachada, quiero compartir con vosotros un chiste interno que mis colegas y yo venimos haciendo desde el primer año de residencia, e introduciros el concepto de Migueilada.

Málaga, Octubre de 2002.

los_siete_magnificos

Trece años ya que conozco a estos mangurrianes, me cago en la puta…

Vivo días emocionantes, soy universitario recién estrenado. No sé cuantas veces os he contado la misma cansina historia, pero lo que es el desmadre de una residencia de estudiantes, donde conozco gente nueva, algunos aún mis mejores amigos, y entre los otros, un director de cine.

Imaginaos, tenemos algunos aún 17 años, ¡y descubrimos que convivíamos con un director de cine! Nos sacaba cuatro o cinco años (era todo un adulto para nosotros), y una de las primeras noches nos contó sus aventuras, tan emocionantes, que al acabar le habríamos chupado la polla si nos lo hubiera pedido. Como no le había llegado su ordenador, no nos podía enseñar ninguno de sus cortometrajes, así que lo dejaríamos para más adelante.

No obstante, con los días nos empezamos a oler la chamusquina. El muchacho fue revelando ser un personaje: infantil, caprichoso, pomposo y creído, de vestimenta extravagante, dudoso léxico (sus ‘asín que’ y sus ‘deque’ me mataban) e inexistente cultura (cinematográfica o de cualquier otro tipo).

¿Por qué le acabamos llamando Miguei? Lo de ‘-guei’ (gay, claro) era porque se depilaba las cejas y era inquietantemente clavado a un cantante llamado Cristian (hasta que apareció el rubio de O-Zone…), y nosotros eramos unos abyectos hijosdeputa… Y lo otro, un juego de palabras con su nombre… ¡porque se llamaba José! (claro que no se llamaba así, pero mientras no ponga como tal su nombre, si es que llegase a leer esto, no me puede denunciar ¡Ahh!)

¿Y por qué ‘Migueilada’? Efectivamente, a las pocas semanas nos convocó para enseñarnos su cacareado cortometraje. Aquella mierda no había por donde cogerla.

A falta del cortometraje original, os pongo este maravilloso videoclip que os traerá tiernos recuerdos: así acabáis con las tripas igual de revueltas que yo. Y si, el tal Miguei era jodidamente clavado al rubio…

Su cortometraje era un rollo onírico, con alucinaciones, un protagonista que se perseguía a si mismo corriendo mediante una pobre edición en Premiere, y una niña/monstruo con tentáculos lisérgicos, todo esto rodado en las calles del centro de Málaga y en un pub de un colega suyo, y efectos digitales de los del Mistery Science Theater 3000. En fin, una cosa risible, sin pies ni cabeza, pero sobre todo pretenciosa. El chaval iba en serio, pretendía dar la sensación de que estaba diciendo algo. Caca, cacaaaaa pestosa. Fue la gota que colmó el vaso (ya venía haciendo unas cuantas jugadas de antes) que hizo que al susodicho director pasamos a hacerle el vacío (de esas cosas que haces con 17 años), y entre dientes pasó a ser conocido como Miguey. Por los siglos de los siglos.

Y aunque a él le olvidamos (ni idea de qué habrá sido del chaval), cada vez que vemos la obra con fuegos artificiales de un cantamañanas, un encantador de serpientes, un vendedor de humo, y en general, cualquier mierda pretenciosa, decimos estar ante una migueilada. Amén.

(…)

Y de esto, ¿qué hemos sacado?

Amigos, que el mundo está lleno de migueis y de migueiladas.

Están por doquier. Estos ni miran la Wikipedia. Estos sencillamente hacen, tiran para adelante, ven algo con lo que flipan (normalmente algo de moda en ese momento), y lo entiendan o no, creen que ellos también lo pueden hacer. No solo copiar, no no, creen que lo pueden mejorar. Y lo creen honestamente, de corazón.

(…)

Pero esto tiene una segunda lectura.

Entre los amigos (esos mismos que mencionaba al principio), también tenemos un running joke interno referente a esto, que he de contar. Dado nuestro gusto por el cine, llevamos años coqueteando, vagamente, con la idea de hacer un cortometraje (obviamente tendría que ser comedia/acción, por la cosa de ser los géneros más indulgentes y que más familiares nos resultan). Llevamos diciéndolo desde hace más de diez años, ¿Habéis visto algún corto nuestro? Pues nosotros tampoco. Entre una mezcla de evidente pereza, y cierto sentido autocrítico, y de respeto al personal y al arte, aquí estamos. Nos lamentamos de que nunca hacemos nada al respecto, mientras criticamos a Miguei, que se ‘hincha’ de hacer cortos (dije antes que no sé que fue de él, pero alguna cosa más suya vimos años más tarde). Son cacufa todos ellos, auténticos cortos mierder, pero los hace. Hace lo que le gusta. Una cámara, un ordenador, y voluntad. Nosotros también tenemos los dos primeros.

Y aquí estamos. Haced vuestra lectura.

Marvel Cinematic Universe
Fandosidades, simbologías, y otras migueiladas: Nolan, Kubrick y Scott (1 de 2)

2 comentarios en “Nerdismos, fandosidades, y otras migueiladas: Impostores del chichinabo (2 de 2)

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