Nota: Vaya, tenía este post escrito desde febrero al que solo le faltaba pulsar al botón de publicar. Botón pulsado.
«Synecdoche, New York« (2008) es el primer largometraje dirigido por Charlie Kaufman, genial guionista de las absolutamente espléndidas «Como ser John Malkovich«, «Olvidate de mi«, o «El ladron de Orquideas (Adaptation)». Vamos, venero a este tío. Y me pilló a contrapie averiguar este pasado otoño que el colega dirigió una película hace seis años y no tenía ni idea (fue tristemente un fracaso en taquilla); película que varios renombrados críticos de cine no vacilaban como poner en su lista de diez mejores películas de la década, por delante de las otras antes mencionadas del mismo Kaufman. Ni que decir tiene que la conseguí inmediatamente y me puse a verla.
Y entonces, la película.
(…)
Veamos. Ya sabéis, están esas pelis que te pones para no pensar, evadirte, divertirte, y desechar tan pronto como has acabado de verla. No reniego de ese cine, me encanta de hecho: «Battleship», «Mission Impossible 4», «White House Down» son algunas de las que he visto recientemente, y sabiendo lo que voy a ver, cumplen perfectamente su cometido.
Insisto en este punto, para dejar claro que «Synecdoque» NO es de ese tipo de cine. Está en la misma categoría que «2001 Odisea en el Espacio» o «Apocalypse Now». Vaya, es lo más puñetero opuesto al cine de ‘evasión’ que se me ocurre. Es de esas películas que te atrapan, de esas películas en las que te sumerges y no vuelves a salir hasta bastante después de haberlas acabado. Es de esas películas viaje, que trascienden en la memoria, que se convierten en tus favoritas automáticamente, en clásicos instantáneos.
Y no porque sea drama, porque sea dura, o triste o porque sea emocionalmente cargante, que va. Es cierto que la primera escena hace temerlo: los primeros minutos, en una mañana de otoño de un matrimonio con hijos, lo que escuchamos es un demoledor discurso -que se las hace pasar de intrascendente- en una radio-despertador que se escucha de fondo. De esto que piensas ‘joder, ¡como sea así la peli entera!’
Es así, y más.
Pero es que, como no podíamos esperar de otro modo de Charlie Kaufman, ese más se convierte pronto en absoluta ida de pinza, en el mejor de los sentidos. De hecho, a menudo me reía conforme la veía. Pero una risa de absoluta perplejidad ante semejante genialidad y delirio.
Y es que la película va creciendo, literalmente (cuando la veáis entenderéis por qué lo digo). Esta cargadas de referencias y simbolismos que se me escapan, sin duda crecerá conmigo, cada vez que la vuelva a ver.
Sin poder contar mucho, la película es un repaso a la vida de un enfermizo dramaturgo -interpretado por el recientemente fallecido Philip Seymour Hoffman– que quiere hacer La-Obra-de-Teatro-Definitiva, pero al que, siendo amables, la cosa se le va de las manos. Y como suele pasar en el cine de Kaufman, realidad y ficción se confunden, hasta el punto de no saber si el mismo Kaufman no se le está yendo también la cosa de las manos: no me extraña que algunos le tacharan de pretencioso.
Pero que va: Kaufman tiene pulso y seguridad (tal vez sabía que era la única película que le iban a dejar hacer, y que iba a ser un fracaso en taquilla), tiene tan claro lo que quiere decir (brutal el discurso de las escenas finales), que es imposible no estremecerse ante el poder y la sencillez de la idea central de la película: vas a morir.
(…)
Y esa es la idea. Mientras antes acepteis lo transitorio de todo, y me refiero a aceptarlo a un nivel profundo, lo transitorio de la vida, de lo que os rodea, del confort, de la alegría y también del dolor, más en paz y mejor viviréis, con el mundo, y con vosotros mismos. ¿Sencillo, verdad? Arturo Perez-Reverte por supuesto lo explica mejor que yo, entre el minuto 18:50, y el 21:00
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Valga este post también como mi particular homenaje a Philip Seymour Hoffman, pues en esta película tuvo otro de sus grandes papeles. Descanse en paz. Dice Aaron Sorkin «Hoffman no murió de una sobredosis de heroína. Murió a causa de la heroína. Deberíamos dejar de sugerir que si solo se hubiera inyectado la cantidad adecuada todo habría ido bien». Frasaca.
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excelente post =)
yo tambien adoro las peliculas de Kaufman (de hecho Eternal Sunshine of the Spotless Mind es mi pelicula favorita)
me gustaría recomendarte otras joyas que (por asi decirlo, y guardando las distancias) van un poco en la línea del genial Kaufman;
Las Vidas Posibles de Mr. Nobody (Jaco Van Dormael 2009)
It’s Such a Beautiful day (Don Hertzfeldt 2012)
la primera es un Drama de Ciencia Ficcion,
la segunda es una Animacion Experimental bastante surrealista.
Las dos son absolutamente maravillosas y te dan mucho para pensar.
SALUDOS =)
Vaya, gracias por hacer que este post no quede huérfano de comentarios. Apunto las sugerencias, no sabía que Don Hertzfeldt se hubiera pasado a hacer largos.