Disclaimer: avisado me han y dicho aviso se lo traspaso a ustedes: leer este post puede provocar sentimientos de envidia. Si, soy un poco cabrón, pero que queréis que os diga: estoy que me salgo :P
Nenes y nenas, el año que viene me voy a Dinamarca: al final me han concedido una beca Erasmus para estudiar en el VIA University College en Aarhus Horsens. No es Suecia como tenía pensado, no había tantas plazas, no me llegaba la nota, pero Dinamarca me parece un destino tan cojonudo como Suecia, si no más. Pero, ¿es el cuento de la zorra y las uvas? Que va, es una historia más retorcida, una mezcla de partes de montaña rusa, información irresponsablemente sesgada y anuncios hechos con poco tacto, pero con un desenlace más que feliz. El tema es que me había hecho mentalmente a la idea de que no me iba, que no me iban a conceder la beca, que me tendría que buscar la historia de otra manera, tal vez yéndome de prácticas (que no es ni era de coña una idea muy secundaria). Es decir, que me había hecho a lo peor. Pero vayamos por partes.
El caso es que aquel “excelente” examen no resultó ser tan excelente. La nota ni me llegaba a ni a notable y con mi media académica, más baja aún, era todo menos brillante. El caso es que estaba sexto en las las listas. A nosotros, Diseño Industrial, solo se nos oferta como destino en Inglés la universidad de Skövde en Suecia. Un pueblo de 30.000 habitantes sin demasiado encanto, aunque con unas condiciones academicas excelentes: aunque solo se podían sacar creditos de libre (algo que de todos modos me viene genial: son casi los únicos que me quedan), estaba la posibilidad de sacarse el proyecto (algo que, siendo amables, no me atrae mucho sacarme en Málaga), y todavía más interesante, la posibilidad de sacarse el ‘Bachelor of Science in Engineering’, algo así como el cuarto año de carrera, un título europeo y mutuamente convalidable por las universidades de Suecia y Málaga, con lo que acabaría teniendo sus dos titulos al mismo tiempo. Una jugada que de haberme salido hubiera sido maestra.
Como ya comentaba, en 2009 tuve a dos amigos en aquella universidad, y he contado hasta cinco más de mi carrera aquel año. Si este año se seguían concediendo tantas plazas, debería ser suficiente, debería poder irme. Pero un día, hablando con una compañera de clase (ironías del destino, me voy con ella a Dinamarca), suelta en una conversación algo así como
-…vaya mierda, yo hice el examen de ingles pero no me ha salido suficiente nota para irme’
Y yo:
-¿Tú lo hiciste también? ¿Y en que puesto estás?
-La quinta (se escucha un golpe sordo en alguna parte, como de un trueno o una montaña derrumbandose)
-Joder, estoy justo detrás tuyo en la lista, (tragando saliva) ¿y como es que no te vas? (queriendo decir ‘nos vamos’)
-Ah, ¿que no te has enterado? Solo hay cuatro plazas. Y además, conozco a los cuatro que hay delante y ninguno piensa renunciar. JAJAJAJA.
Esas risas suyas me sentaron como una patada en el pecho, un puñetazo en el estómago, un pisotón en los huevos… ¿sigo? Y al volver al piso, me encuentro pensando ‘bueno, me lo tengo merecido’. Por tener un expediente tan asqueroso, por haberme tocado los huevos tantos años, no sería poéticamente justo que mis siniestros planes para dominar el mundo me salieran de una forma tan redonda… Sigue leyendo