Autumn Break; o como pegarte un pasón de viaje que no olvidarás nunca (Parte 1)

Ea, ha llegado el momento de contar el viaje que me pegué hace ya más de un mes. Comento brevemente: hace seis semanas yo y otras doce personas nos pegamos un viaje de 10 días por Oslo, Berlín y Londres. Un pasón, eh, y creo que merece que hable un poco de ello. De hablar de como me está yendo de Erasmus, decir que de puta madre, pero lo digo ahora, no me apetece forzar la digestión de algo mientras aún lo estoy viviendo, así que creo que no haré una retrospectiva posiblemente hasta el mismo día que vuelva a España de forma definitiva.

Ahora he acabado una horrible semana de apenas dormir en la que he entregado 3 proyectos, y aunque aun tengo el ‘gordo’ del semestre dentro de dos semanas, no me voy a privar de volver un momentito por aquí y dedicar a esto un poco de tiempo, ¿no?

Del viaje: ¿Que contar? ¿Por donde empezar? Empiezo comentando que hice aproximadamente 2.000 fotografías (y me he contenido por falta de memoria) de las que se salvan 200, una vez ensamblados panoramas y demás movidas y despues de echar un rato en Photoshop (entre otras cosas por eso he demorado dedicarle una entrada a este viaje, que digo viaje, ¡tour!: quería ilustrarlo en condiciones). Esas solo las mías: entre las de todos suman 10 gigas, si, 10 gigas de fotos, con algún video, pero en su mayoría fotos (que lo piensas y dices, vale, pero ¡¡10-Gigas-de-fotos!!).

Y lo voy a estructurar en tres* entradas que ni van en orden cronológico, ea (*al final han sido seis entradas…). Hice anotaciones, y entre eso y las fotos está todo bien documentado, así que empiezo con un resumen. Y me vais a disculpar si uso de vez en cuando alguna palabra en inglés, si vierais el cacao que tengo a estas alturas en mi cabeza entre los dos idiomas, con cosas como que te sabes la palabra en ingles y no la recuerdas en español, y no solo al revés…

Prefacious*.

*(primera en la frente.Y pa colmo ni existe en inglés)

Empezando el Viaje

Foto para empezar el viaje, en la misma estación de tren de Horsens.
Fila superior, empezando por la izquierda: Dani, Alberto, Cristina, Izaskun, Anna, Estefanía y Jose Luis.
Fila inferior, Agu, Edu, yo mismo y Jose Ramón. En Londres se nos unirían Rocio y Noel.

El viaje, como tal, empieza a ser planeado apenas a las 3 semanas de estar en Dinamarca, y unas seis antes del propio viaje. A mediados de Octubre era el llamado ‘Autumn Break’, una semanita entera de vacaciones by the face, 10 días de fiestaca, rascarte los cojones o viajar (o las tres cosas). Espontaneamente se empezaron a plantearse muchos viajes distintos, todos en grupos de 10 – 20 personas, así que o bien te lo montabas tu, o bien sencillamente te acoplabas al que más atractivo te parecía (lease también ‘más afinidad sentias por el grupo de personas que iba’). Tened en cuenta que estamos más de 100 españoles, entre unos 700 erasmus, por lo que no faltaban alternativas.
Por ejemplo, otro que ha pegado fuerte es el de, llamemoslo así, Capitales del Este (tres cualesquiera de las siguientes solian componer algun viaje: Varsovia, Cracovia, Budapest, Viena, Praga, Berlín, Bratislava…). Una idea tremendamente apetecible, accesible, y también hay que decirlo, barata. Se podría argumentar que mi (nuestra) elección era un tanto rutinaria: a Berlin y a Londres “hay que ir” alguna vez en la vida,  pero a las antes mencionadas probablemente solo tenga ocasión de ir mientras esté aquí en Dinamarca. Pero oye, eso tiene facil réplica, y se llama Spring Break. ¡Y punto en boca! :D

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Mr. Nobody

Esta noche unos colegas y yo hemos empezado a ver “Mr. Nobody”. Cuando creíamos que le quedarían 10 minutos para acabar, ha llegado más gente, y al pausarla hemos comprobado con sopor que la película aún iba por la mitad. Pero dado que a pesar de todo nos estaba gustando, hemos decidido pararla, irnos mañana a Oslo, luego a Berlin, y luego a Londres, y recuperarla a la vuelta en el mismo punto en que la hemos dejado. Y no me ha parecido mal plan.
Así que dentro de 10 días os cuento como acaba :D

L’Aubergue Espagnole

Literalmente. Literalmente. Literalmente…Una_casa_de_locos-334511386-large
L’aubergue espagnole (literalmente, un albergue español) es una expresión francesa para definir un lugar caótico, abarrotado de gente.
Ese nombre usó Cédric Klapisch en 2002 para su película, en la que narra como un estudiante frances se viene a Barcelona a pasar unos meses de intercambio bajo el programa Erasmus. El chaval acaba compartiendo piso de la zona antigua donde convivirá con un italiano, un alemán, una inglesa, una belga, un danés y una española. Un puto caos.
Si nos ponemos serios con la película, supongo que los críticos la calificarían como una nadería, superficial, tópica, que juega en la escuálida liga europea equivalente a la de las comedias de adolescentes de preuniversitarios americanos. Solo se realimenta de los tópicos de cada país (los alemanes muy ordenados, los italianos muy desordenados, los españoles muy orgullosos…) sin investigar mucho las profundidades de cada personaje, unos estúpidos gorrones, aspirantes a trasnochados bohemios de última categoría, chupando ese dinero de la Unión Europea que tan bien podría aprovecharse en otros sitios. Una comedia ligera y de consumo rápido que sin embargo fue un tremendo éxito en Francia y que ha alcanzado la categoría de pequeña película de culto. ¿Qué tiene entonces?

Pues sencillamente reflejar a la perfección una situación que quien la haya vivido la reconocerá instantaneamente. ¿Yo la he vivido? No, copón, estoy recién empezando a vivirla. Pero, a ver, bien se puede decir que es en una Erasmus donde se cristaliza la actitud que cada uno ha tenido a lo largo de su etapa de estudios, donde se destapa el verdadero ser de cada uno, sin padres ni muchos viejos conocidos a la vista. Yo en mis dos primeros años de carrera viví en una residencia de estudiantes en Málaga, donde conocí a algunos de los mejores amigos que se puede tener y que sigo teniendo (y ni siquiera soy el único de ese ya antiguo círculo que se ha venido a Dinamarca). El caso es que cuando vi hace unos años la película, mucho antes de saber que yo me iría también a estudiar fuera, reconocí a la perfección todos los patrones de comportamiento. Una mini-erasmus fue aquella vez en Málaga: estudiantes de toda Andalucía menos de la propia ciudad, horas muertas en la sala de televisión, jugando a las cartas, o a la Play, al Colin McRae 2, al Mafia, al Need for Speed Underground o al GTA 3… eso cuando no estábamos de botellón, o hirviendo espaguetis al microondas o comiendo sandwich de atún, o simplemente haciendo el pollas,  y siempre estrujando al máximo el ingenio para buscar cualquier forma de no estudiar, (y a pesar de todo aprobando, las marías, si, pero aprobando, tomando una nefasta confianza, ingenuos de la debacle que después llegaría). Pero la ecuación es muy sencilla, es la frase que más vengo escuchando desde hace muchos años, y aquí por supuesto no iba a ser menos: Dios los cría y ellos se juntan.

¿Quién ha dicho que los estudiantes seamos gente inteligente, responsable, admirable? ¿Quién ha dicho que Hannibal Lecter seguramente no suspira por nuestros hígados?¿Quien ha dicho que las becas Erasmus no están haciendo mucho más por construir Europa que cualquier otra política? Eso la película lo clava prácticamente como ninguna otra, eso es lo que tiene.

(…)

¿Qué como estoy? Pues nada, muy bien, un viaje muy largo pero sin incidentes. Dejé mi casa el sábado por la tarde, fuí en tren a hacer noche en Málaga, el avión salía muy temprano el domingo, y de nuevo desde Copenhague otro tren hasta Horsens, donde finalmente vivo; no llegué a mi residencia hasta el domingo por la noche; es decir, por fasciculos, el viaje fueron 10 horas. Si alguien me pregunta por Copenhague: muy bonita la estación de tren, si ;).

Aunque he visto un poco de Horsens, todavía no me he paseado tranquilo a verla, pero tampoco tiene pinta de tener mucho por visitar: una sencilla y pequeña ciudad donde la vida en las calles acaba a las 5 (aunque hoy y mañana hay una feria medieval, lo más gordo que pasa aquí en todo el año al parecer). Ya me he asentado; aunque no he desecho del todo las maletas si he empezado a decorar mi cuarto, y también me he gastado un buen pastón en las mierdecillas que necesitaba el piso/cuarto (que compartimos entre tres, dentro a su vez de la residencia): cortinas para la ducha, cubos para basura, etc.

En la universidad esta semana solo hemos tenido presentaciones, un examen de inglés, y eso si, bastante papeleo y caos; las clases no empiezan hasta el lunes. Ya me he agenciado una bicicleta (aquí, bici a saco), y previsiblemente iremos en breve al Ikea de Aarhus a agenciarnos más cosillas.

¿Y la gente? Pues, atiende: en mi carrera la mitad somos españoles. Un cachondeo. Suena muy fea la palabra ‘demasiados’ pero creo que se puede decir sin que nadie se moleste: somos demasiados españoles. Hasta creo que el resto (rumanos, lituanos y franceses, segun he sondeado hasta el momento, conforman la mayoría de la otra parte) se sienten intimidados ante tal invasión ibérica. Tan solo el primer día de presentaciones me acerqué a un corro donde conocía ya a un par y al presentarnos empiezo a preguntar de donde eran: -Málaga. -Málaga. -Málaga. -Badajoz. -Málaga. -Madrid. -Málaga. -Málaga. -Barcelona. -Valencia. -Málaga. ¿Esto que pollas es? El caso es que en una de las fiestas (¿hace falta decir que llevo cinco noches aquí y en las cinco ha habido fiesta?) me vi hablando con un grupo de 5 españoles y un francés, hablando en ingles, para darnos cuenta que nos acercabamos al frances para autoobligarnos entre todos a practicar ingles… Esto es el verdadero albergue español…

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Todos españoles en esta foto (siendo los que estamos, ni de lejos
estamos todos los que semos), camino de un botellón en la universidad.

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Insisto, botellon EN la universidad.
Haciendo la conga en la misma cantina donde comemos todos los días…

De hecho, nada más llegar la primera noche, me metí en un cuarto con otras veintipico personas justo a ver L’Aubergue Espagnole. Y hombre, yo porque ya la he visto 3 o 4 veces, pero la gracia está creo mucho más en verla cuando nos conozcamos y llevemos unos meses – copón, no voy a decir que me sienta mayor, pero también hay aquí mucho pipiolo, mucha gente que ni siquiera ha salido nunca de su casa, jajaja, para ellos esto si que debe ser una experiencia, y ver el primer día la película, lo mismo es pisar un poco el chiste, por aquello de crear expectativas. Pero vaya, nada difícil de arreglar :D

Nada gente, nos iremos leyendo.

Y ahora ¿qué?

Ya he recibido el último papel que necesitaba, la carta de admisión, ara ya si, salvo catástrofe, me voy de Erasmus. Ayer hice no el último examen de mi carrera, pero casi. Me quedan tres dos asignaturas y me han comentado la posibilidad de hacer los examenes que me queden desde allí, coordinando la hora, recibiendo el examen por fax/email y con un profesor vigilandome, una interesantísima alternativa y alivio para el bolsillo, ahorrandome el ir-venir, volver a matricularme… etc. Si hubiera llegado a esa situación, hubiera sido mi décimo año de carrera. Undécimo contando el año estudiando matriculado en Informática de Gestión. Toda la gente de mi edad que conozco de antes de irme a estudiar, acabaron el más tardío hace años sus estudios. Pero lo más escandaloso, es que incluso los que han estudiado conmigo empiezan a acabar, nuestra esperanza de vida media estudiando (sobre 7-8 años) se está viendo cumplida (hasta cinco amigos han presentado su proyecto/acabado este año).

Cumplo en ya 27 años. No tengo ninguna experiencia laboral. España está en crisis, eso dicen, y dado que para conseguir el título en Dinamarca me piden hacer 5 meses de prácticas, no descarto para nada no solo hacerlas allí sino quedarme allí indefinitely si la cosa no me desagrada. Así está el tema.

¿Donde está la incognita? Nada, tampoco hay muchas. Seguir estudiando, seguir pa’lante, lo que surga, sin planes muy claros. Nunca ha habido planes claros, la verdad. La carrera ya está casi acabada, lo que ya es muuucho decir (con la de años sin ver luz al final del tunel…). Y ni siquiera es todavía el momento de ese ‘y ahora ¿qué?‘ que te debes preguntar cuando acabes de estudiar, si es que no te lo has preguntado antes, un camino que has tomado sin plantearte tampoco muy profundamente por qué. “Porque lo hace todo el mundo”. “Porque sin carrera no vas a ningun lado”. Venga, vale. Oye, voy a echarme otra copa, a ver si veo otra cara que no sea la tuya.

Precisamente al escribir esto vengo de una moraga. Hace unos días discutía sobre lo que hemos de lamentar no tener apenas amigos en nuestra misma carrera, gente a quien pedir apuntes, a quien pedir las prácticas para copiarlas, a quien  preguntar para saber como corrigen los profesores o como suelen hacer los exámenes de otros años… Consecuencia, obviamente, de ir a clase menos de lo esperable/deseable, no hay disculpa por ahí. En la moraga he estado saludando a gente que conozco de vista desde hace años, y nunca había encartado presentarme (los habituales ya sabéis que no soy tampoco el colmo de la sociabilidad), gente a la que saludo y hablo por primera y sobre todo, probablemente por última vez. Chavales amables y con los que bien hubiera compartido repetidas veces una cerveza (curioso que esta noche ha estado plagada de abrazos, exhaltación de la amistad, lo típico), y más dolorosamente, niñas muy guapas (en mi ingeniería hay bastantes tías, dicho sea de paso) en las que incontables veces he detenido la mirada y a las que nunca había osado presentarme. Claro, claro que me suena tu cara, ¿como te ha salido estructuras?¿Ah, que eres de Almería? pues si, he estado allí un puñao de veces, tengo bastantes amigos de allí… No sé, me ha parecido terriblemente irónico, una cruel justicia poética, que me despida de tanta gente a la que conozco de hace tanto tiempo y recién acabo de presentarme…

Y luego los de siempre. A vosotros, ya hablaremos, ya nos veremos, ya vendréis esta tarde a mi piso a ver el España-Alemania (visto se ha!!!), ya me contareis los sanfermines que os vais a pegar (cabrones), ya nos veremos en mitad de verano, ya nos veremos en septiembre cuando venga a coger aquí el avión, ya vendreis a visitarme visitarnos a Denmark (no soy el único del grupo que se va al mismo lugar)…
Ocho años nenes. Ni mejores ni peores. Ocho. Ocho a vuestro lado. Y si, hay cierta frontera que dice que es una etapa y que se ha acabado. ¿Y ahora qué?

Nada gente, estoy nostálgico y también con una rica castaña encima. Que ver como pasa el tiempo es una mierda, y más cuando sientes que no lo acabas de aprovechar, que ves como se te escapa entre los dedos. Han sido ocho años de mucho rascarme el escroto, lo que no es ni muchísimo menos sinónimo de haberlos aprovechado (maldito pepito grillo). Sencillamente me apetecía dejarlo por escrito y compartirlo también con vosotros. Abrazos a todos.

Nota: pasado un tiempo prudencial de 24 horas para publicar esto (efectivamente, lo escribí con una rica castaña encima pero tuve la prudencia de no publicarlo en el momento), lo dicho ha sido publicado sin modificaciones. Lo mejor es que ya hay una buena respuesta a la pregunta primera: ¿y ahora qué? La respuesta está clara: el domingo a Madrid a ver la final todos juntos, los sanfermineros y los que nos hemos quedado aquí abajo y quien se quiera acoplar :D

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SE VA A LIAR PARDA.

Empezando a viajar

Perdonad que no escriba (es decir: que escriba todavía menos de lo normal), pero estoy un poco en una nube. Si, claro, es por lo de Erasmus. El caso es que hace como dos semanas que me dijeron que me voy y hasta ahora no había empezado a mirar de verdad cosas sobre Horsens (no es a Aarhus a donde voy, sino a una Horsens, una ciudad a 30 min en tren de aquella) y la universidad a la que me voy, VIA University College. Y es esa parte del viaje la que empieza ahora. Escribes “Horsens Universidad” en google y a la primera de cambio ya te salen tres blogs de gente que ha echado ya allí su buen año Erasmus y a los que por supuesto he escrito para pedirles consejillo [(1), (2), (3)].
Lo que ya me lleva a una primera pregunta: ¿cuantos correos recibirán ellos de gente como yo? Es que veréis: yo todavía no me he ido ¡y ya he recibido correos de desconocidos preguntandome por Dinamarca! xD

Oye, que me voy a Dinamarca

Pero bueno, el caso es que veo sus fotos, leo sus historias, y es una capa de realidad más que se añadiendo, empapando lentamente mi cerebro. No es ya esa cosa abstracta que existe cuando tiras de google earth y ves los edificios en 3d, o ves las fotos oficiales que el ayuntamiento o la universidad cuelgan en sus webs, hechas por un fotógrafo profesional. Son fotos que estos chavales han hecho, fotos que haríamos cualquiera de nosotros, fotos que cuentan historias, viajes con los colegas, risas, es la siguiente fase de inmersión. Horsens dejó hace muy poco de ser un nombre desconocido para mi, un punto en el mapa de Europa. Y todo sea dicho, hasta que no me he puesto a mirar más, para mi seguía siendo un lugar más, un sitio que, pues vale, está ahí. Como si fuera un colega el que se va, no yo, uno mira un poco por curiosidad los datos, habitantes, poco más. No, no es otro el que se va, soy yo el que se va, voy a vivir todo un año allí, y previsible y deseablemente un año importante para mi.

Claro, diciendo esto, quien no me conozca puede parecer ‘ay hijo, que no tienes sangre en las venas!’ xD
Si, es curioso, me sorprendo a mi mismo. Cualquier otro supongo que se hubiera puesto a mirar cosas desde el primerísimo día, se hubiera flipado; y yo hubiera apostado, antes de todo esto, a que también hubiera reaccionado así.

Pero no, me he quedado flotando, cayendo lentamente como una pluma, solo ahora me empiezo a hacer de verdad a la idea. A ver, que la verdad es que todavía me quedan papeleos, por ejemplo, ni tengo la lista de asignaturas convalidables pues todavía espero que el coordinador me la pase para entregar lo que falta. Y yo, que soy muy ‘de esa manera’, muy prudente. Era un poco lo que dejé a medias en el post anterior, que soy muy de hacerme a la idea de que ‘no’, ‘bajad el tono, no nos precipitemos’. Lo que yo llamo ser un pesimista para ser un optimista: hacerse a la idea de lo peor para disfrutar de lo bueno que venga; pero bueno, prometo extenderme sobre este punto en otra ocasión.
Sigo por donde iba, mi actual compañero de piso y uno de mis mejores amigos ya me dijo en su momento, hacia junio de 2006, antes de echar su año en Italia, que ‘ahora que sé que me voy, es cuando lo estoy disfrutando y paladeando’. Pero vaya, es que lo mio… yo que sé!, vendrá de familia o algo, porque mi hermana, medio de coña medio en serio, decía que no solo no respiró cuando supo que de verdad se iba, ¡sino que no respiró hasta que vio que finalmente las asignaturas aprobadas en Alemania le eran reconocidas por la Universidad de aquí! xD
Que yo lo entiendo, pero espero no llegar a ese extremo, espero empezar a disfrutar desde ya mismo. Tal vez porque veo que este año ya casi nos lo hemos zampado (ni me quiero imaginar lo rápido que puede desaparecer el que viene) y inexorablemente esos eventos se acercan.

Hay una película que me encanta y que tal vez más de uno conozca, y de la que con seguridad volveré a hablar en este blog. Me refiero a ‘L’Aubergue Espagnole’. Bueno, va de un chaval que echa su año Erasmus en España, y justo al principio hay una escena, cuando carga con todo su equipaje por las calles de Barcelona buscando el piso que le ha buscado su madre, en la que habla imaginariamente a su yo del futuro, y le pide que recuerde esos instantes en los que se ve abrumado por el nombre de tantas calles, pues aunque pueda parecerle increíble en ese momento, sabe que alguna vez las conocerá como la palma de su mano. El caso es que me encanta ese momento ‘me hablo a mi mismo a través del tiempo’, pues -espero no ser el único- yo a veces también lo hago, escribiéndome por ejemplo polladas en el margen de los apuntes, sabiendo que se me van a olvidar que las escribí y que cuando vuelva a leerlas me reiré/descojonaré de mi mismo y conmigo mismo, cosa que efectivamente pasa. Me encanta esa sensación de saber donde y como estaré exactamente dentro de unos meses, y sobre todo como -creo que- reaccionaré, aunque sin saber donde estaré más adelante. Es así como veo ahora esas fotos de Horsens, empiezan a dejar de ser algo abstracto dentro de la propia abstracción de mi mente, empiezo a decirme ‘eh, yo andaré por esas calles, y no estaré andando solo por unos días, sino que las recorreré durante todo un año’. Es empezar a hacerme a la idea de que es algo a lo que irremediablemente le tomaré cariño -u odiaré, pero no me será indiferente-…
Y bueno, si ahora todos estuvierais al día con Lost, soltaría tranquilamente un buen spoiler, pues se me ocurren ciertos paralelismos con lo que pasa ahora en la serie, pero vamos a dejarlo estar :D

El caso es que solo ahora me empiezo a decir de verdad: ¡Copón, que me voy! :D

Oye, que me voy a Dinamarca

Oye, que me voy a Dinamarca