Olor a Disco

No voy a decir el aburrimiento (porque, no voy a negarlo, en mi condición erasmusera eso se hace un poco dificil), pero ciertas experiencias el pasado jueves en Aarhus hicieron catalizar y cristalizar una idea que ya venía de antes…

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En fin.

Por cierto, llevo unas días/semanas jodidamente enganchado a CuantoCabrón. Me pregunto como se sentirán ahora los informáticos y resto de geeks (hasta ahora tengo la sensación de que ese tipo de humor en 4chan, reddit y demás es idiosincrático suyo) ahora que este tesoro se está poniendo de moda –que no deja de ser irónico, porque un meme de estos por definición es la cosa que más pronto se pasa de moda de la vida, por lo rápido que se queman uno a uno. Entre esta página, VayaGif, VistoenFacebook, CuantaRazón y resto de webs pierdetiempo robasueño chupasangre, estoy realmente perdido. Eso cuando no estoy de proyecto, claro… ;)

(…)

**Bonus Track** Sigue leyendo

La parsimonia

Esta es tan solo una anécdota sobre el Autumn Break que no he sabido donde meter. Fue que una de las veces, perdí a los míos en el metro de Londres. Y ellos se asustaron más que yo.

Os cuento: a lo largo de todo el viaje he tomado la fama de ir siempre el último. Eso siempre ha sido así, claro, y ya lo sé yo, igual que lo sabe mi familia, mis amigos de Málaga… y que ahora lo saben ellos: que soy un tranquilo del carajo. Pero nunca (y son ellos los que me lo han dicho) he hecho esperar a nadie (al menos este viaje, eh, no os echéis al cuello tan pronto xD).

La Parsimonia

Que me gusta esta foto, ea, es la tercera vez que la uso

Por un lado, es verdad, me gusta ir a mi ritmo, y por otro, el tema echar fotos siempre retrasa. Además, no me gusta ir a la cabeza del pelotón, y para terminar, el coche escoba, de por si, tiene una función, y la mía era la de esperar y recoger a los otros rezagados. Si me veían, sabían que nadie iba detrás mía, y la gente se queda tranquila. A pesar de todo, rara vez los perdía de vista, y de vez en cuando y siempre que hacía falta (esto obviamente no lo veían, así que tendréis que creerme cuando os lo digo) echaba un sprint para alcanzarles. A pesar de como tenía los pies al final del viaje, pero lo echaba. Aunque pocas veces hacía falta ese sprint, claro: a estas alturas, sé aprovechar un paso de cebra para alcanzarles, o que se han equivocado de camino y dan la vuelta, o que se paran a mirar algo… Yo a lo mio no le llamo tranquilidad, sino eficiencia energética Pero no estamos aquí para hablar de eso. Aquella vez del metro no funcionó.

Aquella vez ni siquiera iba rezagado, aunque, es cierto, yo iba el último del pelotón. Aquella vez íbamos todos juntos en una piña, aquella vez. Y aquella vez, el metro estaba lleno. Entraron todos, todos menos yo. Y efectivamente, me quedé solo (o ellos, depende de como se mire… :P)
Y cuando vieron que me quedaba fuera, ¡entonces se pusieron histéricos! –¡Que Rufo se queda fuera! ¡Que Rufo se queda fuera! (o eso me apetece imaginar xDD, reconozco que hay un poco de fantasía en la reconstrucción). Pero yo solo hice un calmado gesto con las manos que entendieron a la perfección: ‘Bajaos en la próxima’.

(…)

Lo más gracioso de todo, es que en mi cabeza, 30 segundos antes, venía andando y pensando:

‘Si alguno se perdiera en el metro, habría que desarrollar algún ‘protocolo’… como por ejemplo hacer que los adelantados se bajasen en la próxima parada’…

Quién me diría que medio minuto más tarde tendría que ponerlo en práctica: ni me había dado tiempo de comentarlo con nadie.

Pero en fin, salió bien, entre otras cosas porque aquella vez sabía donde íbamos (íbamos a Notting Hill: otras veces nos hemos puesto a andar sin, al menos yo, tener ni puta idea de adonde nos dirigíamos), y porque no había posibilidad de confusión posible, pues a aquella parada solo correspondía a una línea de metro. Y me monté en el siguiente coche, y ni me tuve que bajar: allí estaban ellos esperandome, incluso mi puerta se paró frente a ellos, ni hizo falta que bajase…

No hubo muchos incidentes más: Noel por ejemplo se quedo encerrado en el tren, a ultimísima hora, justo cuando volvimos a Horsens, pero es que aquella vez fuimos todos unos pamplinas que no empezamos a coger las maletas hasta que se paró el tren. Obviamente el maquinista no esperó a que bajasemos, y Noel tuvo que ir hasta la siguiente parada y volver. Digamos que ese fue el incidente más negativo del viaje (otro fue que una de las veces Jose Luis tuvo que pagar 32€ de más por colarse de peso en el avión, pero que uno de nosotros pagase, en un vuelo de cinco, cuando casi todos rebasábamos el límite, lo llamaría muy buena suerte), pero visto globalmente, nos salió todo de puta madre. Y en el Interrail, lo mismo: nada grave que lamentar, ni siquiera anecdótico. A estas cosas habría que llamarlas anti-Murphy. De prepararlo todo al milímetro, fijo que algo sale mal…, pero hay veces que mientras menos preparas las cosas, más suerte parece que tienes, pues claramente dependes de ella: la estas tentando…

Julio Aparicio, cogido de nuevo por un toro. “Lo que es escocer, ha escocío”

Ayer tuvo lugar de nuevo una escalofriante escena en la Maestranza. A fuego se encuentra grabada en nuestras retinas la imagen de Julio Aparicio siendo corneado en la mandibula la pasada feria de San Isidro. Aunque poca gente de la misma plaza recuerda esa imagen, que a pesar de ser oportunamente cazada por las cámaras, fue un instante tan fugaz que pocos testigos oculares tienen un recuerdo claro, más allá del que luego las televisiones y periodicos se encargaron oportuna y agradecidamente de apostillar.

No fue igual la escena de ayer, cuando de nuevo Aparicio, enfrentandose a Lostzilla,  un morlaco de 545 kg, fue enganchado por este y lo mantuvo pillado y agitándolo en el aire durante un par de minutos. Su cuadrilla no pudo hacer nada, aunque por suerte no hay que lamentar males mayores y el diestro pudo acabar la faena y salir por su propio pié de la plaza, solo después de conseguir tres orejas y un rabo.

Miembros del equipo de Aparicio se mostraban prudentes en sus declaraciones “En estos casos poco se puede hacer. Solo puedes esperar a que el toro se canse o se aburra, de nada sirve tontear con él o intentar despistarlo, porque todo lo que haces es quedar como un gilipollas, y más todavía si el toro le suelta solo para cogerte a tí”. Sin embargo los testimonios que se podían recoger entre el publico no dan crédito a lo que vieron. “Lo estaba meneando igual que un muñeco de trapo. Es igual que cuando una vaquilla pillaba a un viejete en Impacto TV, que lo veías primero andando a su velocidad ‘modo viejo’, y de repente, aunque no por voluntad suya, se convertía en Tony Hawk. Es increible pensar que un cuerpo humano se pueda menear tan rápido”, comentaba un aficionado anónimo al acabar la tarde.

Más tarde, según se esclarecían los hechos, la enfermería compartía en un comunicado a la prensa un análisis de la cogida. Se ve que el cuerno entró por el ojo, siguió por la pituitaria y solo tras atravesar el tímpano encontró su salida por la traquea. El mismo enfermero comentaba que “algo le ha tenido que doler”.

Sin embargo, Aparicio no compartía la opinión del enfermero, que insistía en que aquel “haría mejor callándose y dedicándose a lo suyo” porque “hablaba sin saber”“A ver, lo que es escocer, ha escocío. Lo que pasa es que cuando ya te ha pasado una vez, la siguiente ya no es pa tanto”, compartía con los presentes. Sin embargo se ha mostrado huidizo cuando los reporteros insistían en sonsacarle más declaraciones.

Cabe reseñar, como dato anecdótico, que el segundo cuerno también encontró algo de carne: tras entrar por la axila encontró el orificio de salida por la uretra, aunque por suerte no hay que lamentar daños en el páncreas. “Reconozco que hubo un momento, cuando hubo hueso contra hueso, que sí que me dio un poquillo de dentera”, se le llegó a oír decir al torero. “Sobre todo cuando lo que es el cuerno cogió el canalillo de la medula espinal, porque ahí estuvo el toro haciendo un rato yiyi-yiyi, hasta que me soltó”, continuó.

Sin embargo, apenas unos minutos más tarde de la cogida, su médico, en unas duras declaraciones, comentó tras revisar las radiografías que “si llega a pellizcar el apéndice, otro gallo hubiera cantado. Probablemente esta noche no estaría inaugurando su nuevo restaurante”, para continuar observando que “Julio es un fanfarrón, dice que tampoco le ha dolido tanto, pero cuando le tenga que poner agua oxigenada se va a enterar”. Al recordarle estas declaraciones de su galeno, Aparicio se limitó a sentenciar “Son gajes del oficio, uno tiene que estar hecho a estas cosas” mientras una pícara sonrisa se dibujaba en la cara del maestro al tiempo que firmaba autógrafos a la salida de la plaza.

(…)

*Bueno, esto es obviamente un texto humorístico, con la que espero que nadie se ofenda, al tiempo que homenaje a El Mundo Today, El Garrofer, y sobre todo a José Mota. Y todo es debido a un sueño bastante gráfico que he tenido esta noche. Seguro que me disculpáis la tontería (o tonturón, como se dice en mi pueblo, que para algo se llama así esta categoría del blog). Son las cosas que tiene no poder parar de crear

Esperando respuestas a comentarios

Hace unos meses saqué un libro de la biblioteca, un libro editado por la UMA sobre programación en GRAFCET, una especie de lenguaje gráfico de programación desarrollado en el año 4 antes de Cristo. El caso, luego también me lo ha dicho más gente, es que ese libro es especialmente famoso por la cantidad de errores que tiene. Algunos saltan a la vista, pero otras, como libro técnico que es, te pueden provocar buenos dolores de cabeza mientras lo estudias y resuelves luego los problemas planteados, hasta que tú solo debes llegar a la conclusión de que la incongruencia se trata de una errata más del libro y como tal, mandarla a la mierda desestimarla.

El caso es que el libro estaba plagado de comentarios de otros al borde de las paginas, de gente que exactamente igual que yo se había rayado, cabreado, le habían entrado ganas de despedazar el libro tras acordarse de la familia del autor. Ojala hubiera escaneado algo, pero es que algunos comentarios eran para partirse el ojete, uno comentaba ‘vaya mierda ¡no me entero de ná!’, y otro le respondía ‘pos no haberte cogido la asignatura’, un tercero ‘vaya tres gilipollas estamos hechos’, y un cuarto ‘suma al autor’ y el plan solía ser ese, lo típico.

Pues bien, a una de esas yo añadí un comentario más, ni recuerdo cual. Lo mejor viene ahora: a la mañana siguiente, al levantarme, lo primero que hice fue mirar el libro, a ver si habían respondido a mi comentario.

(…)

En fin.

A veces me pregunto por qué confundo algunas celebridades…

Y ando yo por la vida creyendo que Curro Jimenez es al mismo tiempo El Estudiante, que el amigo gay de Lady Di era también el líder de los Beatles, que 007 tiene carrera como cantante melódico, que el protagonista de Gladiator y Rescate en Nueva York también ha hecho una película llamada Death Proof of Life
¿Por qué será? Sigue leyendo