De cómo me convertí en ateo practicante. Parte 6 y fin: El Sentido de la Vida

(Viene de aquí)

A lo largo de esta serie, ya habéis visto que he insistido mucho en lo de viaje personal. Escribo esto, como de costumbre, por el gusto de escribirlo, no con voluntad de pontificar. Y no con voluntad de pontificar, porque:

a) creo que es inútil (la gente suele creer cualquier cosa que corrobore lo que ya creen), y

b) la «fe» entiendo que es necesaria, según para qué personas.

Y es que si existiera el poder de demostrar, haciendo chascar los dedos, de hacer ver a la gente que Dios no existe, que su religión es una mentira, habría que pensar seriamente en las consecuencias, en el terremoto moral, en el tejido que en gran medida construye nuestra sociedad. La imagen en mi mente es la de un holocausto caníbal en la que la gente arrambla con escaparates y hay asesinatos y violaciones masivas, y tal, puesto que ‘Dios no existe’. Queráis verlo o no, soy consciente de que la religión, Dios y la promesa de un Más Allá en la que nos reencontramos con nuestros seres queridos es lo único que hace a mucha gente seguir adelante con su vida.

Untitled

Esto, lo sé, es tal vez lo más oscuro de todo lo que he escrito: asumo que no cualquiera está capacitado para prescindir de Dios basándose en la comprensión y la evidencia de las observaciones. Yo, que me considero persona de ciencia, curiosa, a la que le gusta leer, a mi mismo me costó, qué cojones, me costó unos cuantos meses, años, de recalibraciones, de replanteamiento de códigos, de quebraderos de cabeza, solo para darme cuenta que realmente nada cambiaba, y lo mejor de todo, para liberarme para siempre de cualquier otro dolor de cabeza al respecto:

«A quién le importa de dónde vengamos. Concentrémonos en a dónde vamos y en construir un futuro más ético y mejor»

 

Y es que, una vez que ya no tengo que pensar en si Dios existe o no, ¡y la de tiempo libre que tengo ahora para pensar en otras cosas!*

*(¡Trabajo!¡Familia!¡Pareja!¡Hijos!¡Dinero!¡Amigos!¡Gasolina!¡No Dormir!¡Carrera!¡Trabajo!¡Trabajo!¡Trabajo!… ¬¬)

 

El Sentido de la Maravilla

Pero en fin, no todo es oscuridad, no todo es ausencia, no todo es nihilismo existencial, ni pollas. Somos, ni más ni menos, que la herramienta que tiene el Universo para comprenderse a sí mismo.

Y esa me parece una razón bastante buena para existir.

Y es que, hasta donde sabemos (somos la única especie inteligente conocida, ¿no?) somos literalmente el cerebro del Universo, debemos sentirnos orgullosos de ser parte de un muchas veces aburrido y vacío, tantas otras violento e intenso Cosmos. Somos una combinación absolutamente alucinante de átomos, que forman largas cadenas codificadas y autorreplicables de ADN, que da lugar a…

Kviarjökull

No, el ADN no da lugar al arco iris, da lugar a la vida tal como la conocemos. Pero la foto me parecía buena para hablar del ‘sentido de la maravilla’. No deja de ser esa vida la que existe para sentir la maravilla de esos colores, de lo contrario no habría nadie para apreciarlos.

¿Es esto un milagro? Bueno, la vida anda cerquita de violar el segundo principio de la termodinámica, solo que no, se queda en casi. Sin duda alguna ese tipo de orden que es la vida es un milagro por su improbabilidad, no por su imposibilidad. Es una historia de materia frente a a energía, la vida frente a la muerte, la inteligencia frente al instinto, la convivencia constructiva frente a la guerra y a la destrucción. La vida, la maravilla de la vida, es el verdadero milagro. Y tenemos la fortuna de conocerla y estudiarla, y el mundo que la rodea porque así lo hemos decidido, porque queremos.

 

La ciencia, que a muchos parece tan inabarcable o tan fría, realmente me parece una forma cojonuda y apasionante de ver el mundo, llena de color, de luz, de sobrecogimiento, de ese sentido de la maravilla del que hablo.

Hrútárjökull

Ay, cómo no quisisteis hacer mucho caso a aquella primera entrada del viaje a Islandia que hice ya casi dos años (al que pertenecen la mitad de estas fotos), quién sabe cuándo me entrarán ganas de publicar las que quedan…

Creo que es importante el sentido de la maravilla. La capacidad de emocionarse y de sentirse sobrecogido con una imagen, con un sonido, con un olor. Con la ciencia, con el arte, con un beso. Con descubrir algo nuevo, o redescubriendo algo conocido. Creo que la curiosidad, aunque sea tan solo la curiosidad, puede y debe de ser suficiente razón para no rendirse, para seguir adelante. Si no nos queda otra razón, esa por si sola es un buen Sentido de la Vida.

(…)

Antes decía que no somos individuos trascendentes ni relevantes a la escala del Universo, pero eso no significa que no lo seamos a escala local. Somos relevantes, trascendentes, importantes incluso, definitivamente lo somos, para aquellos otros seres ‘insignificantes a escala cósmica’ con los que convivimos. Aquellos iguales a nosotros, aquellos que nos rodean, algunos que tanto nos quieren y que tanto queremos, o que tanto echamos de menos. Tienen y tenemos el poder de dejar una huella en nosotros, en ellos, tienen el poder de habernos creado igual que tenemos y usaremos nosotros. Tenemos el poder y la responsabilidad de hacer(nos) el bien, y que tiene su efecto no solo en el presente, en el lugar y momento, sino que nos sobrevive, es  la herencia, el legado, un buen mundo por el que seguir luchando para no perder lo conseguido, y mejorando y construyendo sobre lo ya construido.

¿El Sentido de la Vida?

Qué coño: al final de lo que se trata es de intentar ser feliz, y de ser libre en la búsqueda de esa felicidad.

Si eres más feliz con la idea de un Dios y un más allá, ole tu polla. Como decisión íntima, libre y personal, me parece cojonudo. Pero de eso se trata: de ser libre, de ser tolerante, de vivir y dejar vivir, de no imponer a otros.

Expande tu mente, leyendo, viajando, compartiendo, estudiando la naturaleza, conociendo personas en tu camino. Colabora. Ayuda. Pon de tu parte. Construye. Devuelve tanto como se te da, y un poco más. Da sin esperar a cambio. Ama.

Pero qué cojones, los Monty Python lo dijeron mejor que yo. Buenas noches.

Serie completa

  1. Religiones
  2. El Gran Diseño
  3. Principio Antrópico
  4. La Solución Trivial
  5. Nihilismo Existencial
  6. El Sentido de la Vida
"Synecdoche, New York" (Charlie Kaufman, 2008)
De cómo me convertí en ateo practicante. Parte 5: Nihilismo Existencial

8 comentarios en “De cómo me convertí en ateo practicante. Parte 6 y fin: El Sentido de la Vida

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