Hechos los comentarios preliminares, vamos al meollo, y que mejor que empezar comentando los zapatos y la mochila
Los zapatos
Junto a la mochila, el calzado es tal vez la elección más importante que debes tomar y pensar con antelación de todo el viaje. Como regla general, que tus zapatos sean de buena construcción, que se adapten bien a tu pie, y que lo agarren pero sin asfixiarlo. Todo lo que quede suelto y roce, como ya hemos comentado, es origen de ampollas. Huye también de botas altas que agarren el tobillo, no quieres eso.
Pero sobre todo, sobre todo, no estrenes calzado en el viaje.
Yo mismo he quebrantado esa norma, que ya conocía, este año, y ha estado a punto de ser mi perdición. El calzado debe de estar andado, que tu pie y tu zapato se adapten y conozcan mutuamente, y si no te queda otra que comprarlo justo antes, haz con él el equivalente a un par de etapas o tres, ándalo al menos 50 km, y de paso entrenas un poco, porque lanzarse a hacer el Camino sin algo de preparación no es de valientes, sino de inconscientes.
La mochila en si
Hablamos de la típica mochila de senderismo, de estructura reforzada y con apoyo lumbar. Que tenga muchos compartimentos y bolsillos distintos es buena idea, así tendrás acceso rápido a la mayoría de las cosas. También sería interesante si se mantuviese en pie al dejarla en el suelo. Pero ninguna de ellas es clave, sino que agarre bien, que nada baile ni quede suelto, robándote energía en cada paso. En cualquier tienda de deporte te pueden aconsejar mejor que yo, pero piensa que el peso no debe reposar en los hombros, sino en las caderas.
Ropa
3 mudas (y la tercera ya es solo porsiaca).
Esto es, 3 pares de calcetines, 3 de calzoncillos y 3 camisetas.
Como preferencias personales, que los calzoncillos sean tipo boxer (me explico por si no se me entiende: que os recojan bien los huevos, y no vayan ahí tañiendo al aire libre porque es ingrediente perfecto para las rozaduras), y los calcetines, gruesos y de invierno. Ya he hablado del tema ampollas (insisto, este año han estado a punto de derrotarme), y una de las técnicas que se citan para prevenirlas es vestir dos pares, así que tenedlo en cuenta al hacer vuestra provisión.
Finalmente, mejor si las camisetas son de colores vistosos, esta es una norma universal de cualquier senderista (pues por regla general querrás ser fácilmente encontrable, no vaya a haber problemas), y en cualquier caso, que no sean oscuras, pues os harán pasar más calor cuando el sol pegue.
La tercera muda estrictamente sobra, si laváis la ropa todos los días. Pero bueno, como no es raro que haya algún imprevisto, echadla, anda, no pasa nada. Pero con 4 mudas ya me estáis vacilando.
Pantalones largos.
Es uno de lo elementos básicos del caminante, tal vez el más vital después de la mísma mochila y el calzado. Entiendo, igual que comentaré ahora con la ropa de manga larga, que existan peregrinos que quieran bañarse y beber todo el sol posible (especialmente los guiris). No obstante, aviso que por la mañana suele refrescar, siempre hay insectos y arbustos con ganas de joder, y la protección ante el sol sigue siendo importante. Todo ello me conduce a recomendar de forma casi imperativa vestir mientras caminamos unos pantalones largos. Cómodos, si, pero largos.
Ah, y que tengan buenos y numerosos bolsillos: te resultarán bastante útiles.
Gorro
Primordial. El sol pega, y pega fuerte. Siempre lo puedes empapar en una fuente y que refresque aún más. Y también protege del frío, ojo. Los de pescador son los que más me gustan: los puedes llevar en un bolsillo, así vete olvidando de ese sombrero de paja que no vas a saber dónde meter.
Camiseta, sueter o polo de mangas largas (y cuello alto)
De nuevo, el propósito de esto es protegernos de las bajas temperaturas al amanecer, así como de las quemaduras. Eso último es más opcional (siempre está la opción, obligatoria si se va en manga corta, de usar loción solar). Personalmente me gusta la idea del cuello alto, pues además de protegerme el cuello de quemaduras, también me permite llevar la reflex siempre al cuello sin sufrir por el rozamiento de la correa (ya iremos a los rozamientos, ya…). Alguno pensará que para llevar una camisa de manga larga sería mejor algún tipo de abrigo o chubasquero, con lo que me remito al siguiente punto, y también al primordial: ¡salvar peso!
Poncho
Dicho lo anterior, evidentemente hay que tener en cuenta la más que probable presencia de lluvia, con lo que un poncho cumplirá la función en tal caso. Se pliega bien, cabe en un saquito y pesa poco. Problema solventado.
Toallas
Una de mano hará las veces: ya ni pido que de la vuelta a la cintura, pero si al menos que te alcance a taparte ambas partes pudentas al mismo tiempo aunque la tengas que agarrar con una mano. Y otra pequeñita, venga si, porsiaca.
Saco de dormir, finito
No sé ni como lo conseguí (creo que en una tiendecita en Pamplona), me hice con un saco de dormir no más grande que dos puños, y que no llega a los 150g de peso. Es de una tela bastante fina, pero al menos concede ese mínimo de abrigo que puede ser necesario. Os recuerdo que la inmensa mayoría de albergues disponen de juegos de sábanas desechables de algodón-celulosa para mantener una higiénica y mínima separación con el colchón que tantas personas usan.
Pantalones cortos.
Si, pero para estar ‘por casa’, echar las tardes tranquilamente cuando vayas a almorzar, visitar el pueblo o ciudad de turno, echar unas cañas… Piensa que además alguna vez tendrás que echar tus pantalones del camino a lavar, por lo que necesitarás otros ¿no? Los cortos son para la tarde, hace calor, claro, y además tampoco es plan de echar otro par de pantalones largos, recordad que intentamos salvar peso y volumen.
Chanclas
De nuevo, para después de la ducha y toda la tarde, tu pie necesitará sentirse liberado, te lo aseguro. Que no sean rígidas, es decir, que puedan aplastarse fácilmente para meterlas en la mochila.
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Otra manga larga
Pensé que no la necesitaría (y así fue durante los 6 primeros días) pero eventualmente, conforme entrábamos en el Bierzo y en Galicia, empezó a refrescar por las noches, demorando también el secado de la ropa. Como mi polo de manga larga estaba aún tendido, acabé echándole mano a una camisa de cuadros que solo eché porsiaca. También sirve para ir poco más arreglaillo, si tercia, aunque la pongo de lo último en la lista, pues es algo que tiene un pie en la zona gris.
¿Bañador?
De nuevo, si tenéis uno pequeño y ligero… de vez en cuando hay albergues con piscina, y siempre es un gusto pegarse un chapuzón. Con todo, he acabado por no usarlo este año, con lo que lo dejo como opción.